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Trabajo Principio De Responsabilidad


Enviado por   •  27 de Abril de 2014  •  974 Palabras (4 Páginas)  •  268 Visitas

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3.1- El Principio de Responsabilidad

Este autor sostiene que las premisas antiguas ya no son válidas pues los desarrollos del poder humano han modificado el carácter de la acción humana, exigiendo un cambio también en la ética.

En la antigüedad, la naturaleza no era objeto de responsabilidad humana: cuidaba de sí misma y también del hombre. Frente a la naturaleza no se hacía uso de la ética sino de la inteligencia y de la capacidad de invención. Así, “toda la ética que nos ha sido transmitida habita en el marco intra-humano”. En este marco, todo trato con el mundo extrahumano (dominio de la techne o “capacidad productiva) era éticamente neutro, es decir, la actuación sobre los objetos no humanos no constituían un ámbito de relevancia ética; toda ética tradicional era antropocéntrica; la entidad “hombre” y su condición fundamental eran vistas como constantes en su esencia (y no como objeto de una techne transformadora); era una ética del corto plazo, y no era objeto de una planificación lejana (en el tiempo y en el espacio). De esta manera, las consecuencias en el largo plazo quedaban a merced de la casualidad, el Destino o la Providencia, por lo que a nadie se hacía responsable de los efectos posteriores de sus actos, siempre que ellos fueran bien-intencionados, bien-mediatos y bien-ejecutados. Así, la ética se limitaba al entorno inmediato de la acción, y en las máximas el agente y el “otro” de la acción participaban de un presente común.

Pero, frente a los problemas actuales, se hace necesaria y urgente una nueva ética orientada al futuro: no una ética en el futuro (ética imaginada por nosotros para quienes nos suceden) sino una ética actual que cuida el futuro, que pretende proteger a nuestros descendientes de las consecuencias de nuestras acciones presentes. Si hasta ahora, afirma, la ética se concentraba en la cualidad moral del acto momentáneo, en el que había que tener en cuenta el derecho del prójimo que con nosotros convivía, hoy la ética tiene que ver con acciones, no individuales, de un alcance causal sin precedentes que afecta al futuro.

Partiendo de la tesis de que la promesa de la técnica moderna se ha convertido en una amenaza, que pone en juego la suerte de los hombres, su supervivencia física y la integridad de su esencia, postula la necesidad de una ética que evite, mediante frenos voluntarios, que el poder de la ciencia lleve a los hombres a un desastre. De aquí la necesidad de un Principio de Responsabilidad decretado por el Temor y el Respeto. Principio que significa reconocer a los hombres futuros, en una especie de “contemporaneidad ficticia”, el derecho que la ética reconoce también a los contemporáneos y ordena respetar. La responsabilidad es entonces, el respeto anticipado a ese derecho a una esencia humana respetable.

De este principio de Responsabilidad deriva el siguiente imperativo: “preservar la permanente ambigüedad de la libertad del hombre, que ningún cambio de circunstancias puede jamás abolir, preservar la integridad de su mundo y de su esencia frente a los abusos de su poder”(p.17).

Esta discusión presenta en el hombre el deber de preguntarse qué clase de obligación tiene para con la naturaleza: si se trata sólo de un interés utilitario, si nuestro deber se extiende más allá del hombre mismo y si ha dejado de ser válida la limitación antropocéntrica. Sostiene que en la medida en que el destino del hombre es el referente último que hace del interés en la conservación de la naturaleza un interés moral, ha de conservarse la orientación antropocéntrica de toda la ética clásica (16) Pero, si bien es la vida actual o potencial (y por encima de todo la vida humana) aquello a lo que la responsabilidad se refiere, sostiene que en la era de la civilización técnica en el futuro de los hombres está contenido el futuro de la naturaleza como condición sine qua non.

Presenta así una justificación metafísica planteando ontológicamente las viejas cuestiones del ser y del deber, la causa y el fin, la naturaleza y el valor, donde lo no vivo es importante, no sólo al servicio de un fin que favorezca a la vida, sino sencillamente por sí mismo. Por un lado, porque el futuro de la naturaleza es responsabilidad metafísica del hombre desde el momento en que éste se ha convertido también en un peligro para la Biosfera. Por el otro, porque no es posible para nuestros descendientes una vida que pudiera llamarse humana en un mundo desbastado y en su mayor parte reemplazado artificialmente. Pues “desvincular al hombre de la naturaleza es deshumanizar al propio hombre”(p.227).

Frente a la existencia actual de un vacío ético, afirma como una propuesta moral y como su axioma general:“Que siempre en el futuro deba haber un mundo apto para que el hombre lo habite y que siempre en el futuro deba ese mundo ser habitado por una humanidad digna de ese nombre”(p.38). Ello implica conservar la existencia y la esencia del hombre y , entre otras cosas, conservar este mundo físico, protegerlo en su vulnerabilidad contra cualquier amenaza, con un nuevo imperativo de cautela: “Obra de modo tal que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica sobre la tierra”(p.40).

En ello reside, para JONAS, nuestro deber fundamental de cara al futuro de la humanidad, que aparece con el sentimiento de responsabilidad. Este sentimiento que ha de tener un doble fundamento: el racional de la obligación (que es el principio legitimador subyacente de la exigencia de un deber vinculante) y el psicológico de convertirse para el sujeto en la causa de “dejar determinar su acción” por aquel. La ética, así, se fundaría objetivamente por la razón y subjetivamente por el sentimiento, de los cual deriva todo otro deber bajo la ética de la solidaridad, simpatía y aún compasión.

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