Tunel De Sabato

“En todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario, el mio, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a este muchacho y había creído ingenuamente que venia por otro túnel paralelo al mio, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin limite de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad, o le había intrigado el lenguaje mudo, la clave de mi cuadro. Y entonces, mientras yo avanzaba siempre por mi pasadizo, el vivía afuera su vida normal, la vida agitada que llevan esas gentes que viven afuera, esa vida curiosa y absurda en que hay bailes y fiestas y alegría y frivolidad.”

La intimidad que siento cuando estoy tapada en mi cama es la más rara de las intimidades. La más linda de mis soledades diarias. Una burbuja de super-seguridad ficticia. Nada me toca. Puedo construir imaginación de la más pura, y no me castigo por eso, no hay barreras ni estructuras que impidan la salida de algún pensamiento medio loco o una imagen media bizarra. Claro que a veces todo esto me juega en contra, me vuelve loca, me hace dar mini ataques de pánico y un paroxismo de la ansiedad profundo y constante.

Estoy yo sola, mis pensamientos y mi piel. Mi pie que acaricia mi rodilla y yo regozijándome en el amor que le tengo a ese momento. Paz en su estado mayor. La mejor parte viene cuando mi consciente se mezcla con mi inconsciente. Pierdo el auto-control tan desarrollado y entro en una especie de túnel del cual estoy orgullosa. Me gusta tanto porque es el único momento en que me dejo llevar, y que me siento libre. Libre de los mandatos sociales, de las vergüenzas hacia lo incorrecto.

Busco un compañero o una compañera que sienta esto mismo que yo, con todo lo que esto conlleva. Mi tristeza y mis caras de orto se deben a que muchas veces creí haber encontrado a esa persona y me equivoque todas esas muchas veces. Y eso me enoja y me aleja y me desilusiona. Pero nunca me hace perder la esperanza en encontrar. Capaz será mi vanidad que me impide encontrarla… en el fondo solo tal vez querré ser yo sola la que lleva tal sentimiento.

Muchas veces me dan señales que me hacen creer, con mucha seguridad, que por fin lo encontré. La última vez me enamoré de la risa que me hizo reír durante largas noches. Pero después me di cuenta que esa risa era solo risa, y que no tenía ningún tipo de intención de sentarse a leer conmigo ni de discutir cosas que “no sirven para nada” pero que para mi son el eje de toda cuestión. Y me volví loca queriendo quererlo, y queriendo convencerme de que estaba re bien quererlo porque era él que caminaba de la mano conmigo en el túnel. Y solo lo que quería era la risa inicial,

...