Un breve análisis de la moral, libertad y su importancia en la toma de decisiones

Nuestra percepción de las cosas le atribuye cualidades que de otra manera no existirían por si mismas. Esto trae como consecuencia el hecho de que los valores son dependientes de los objetos a los que describen; no pueden existir sin ellos. Sin embargo, el hecho de que podamos darnos cuenta de esto es indicador que somos seres pensantes, que podemos apreciar las cualidades que hacen de cada objeto y situación especial. Así, existen los objetos ideales paralelamente a los valores. Apreciamos emocionalmente a los valores, pero necesitamos razonamiento crítico para percibir un objeto ideal, tal como el concepto del valor en sí.

Aquí también tomamos en cuenta la objetividad y subjetividad de los valores y conceptos. Una cosa que es o existe por si sola, y que al hacerlo posea cualidades universales, tal como su color, su forma física, o cualidades propias, representa todo lo objetivo de esa cosa. Sin embargo, la forma en que una persona percibe y aprecia esas cualidades es meramente subjetivo al criterio de la misma persona. Así, una misma piedra puede ser grande o pequeña, dependiendo a quien se le pregunte.

La diferencia entre las percepciones dependerá totalmente de todas las condiciones de vida que las personas tuvieron desde el momento de su nacimiento hasta ese momento. En cualquier momento, somos la suma de todas las decisiones y acciones que hemos tomado a lo largo de nuestra vida, y como cada una de esas decisiones ayudo a formar el camino que nos llevó hasta donde estamos ahora. Por supuesto que no todo depende de ellos, pero alguien que tomo decisiones propias es totalmente diferente a alguien que, en igualdad de condiciones externas, se dejó llevar por el camino que se le puso enfrente.

Este desarrollo le permite a cada persona ser diferente y única, con un pensamiento distinto en cada caso. Dentro de este pensamiento único, existe el concepto de lo moral. En parte, la moral es el proceso de pensamiento interno que nos lleva a la conclusión de si una situación en particular es “mala” o “buena”. Va ligado al sentimiento de culpa que tenemos cuando hacemos algo “malo”, pero por esto mismo, la moral no toma ninguna decisión por nosotros. Es solo una guía que nosotros decidimos seguir o ignorar. Sin embargo, se puede llegar a pensar que la moral no es algo definido en cada persona, y puede cambiar a lo largo de su vida.

Vivir en una sociedad tiene sus ventajas y desventajas, y aunque son claras las ventajas que nos trae, cada día debemos decidir entre hacer lo que consideramos mejor para nosotros, y lo que es que se espera de nosotros como parte integrante de la sociedad. Debemos entonces aprender a suprimir de cierta manera los pensamientos egoístas. Hay que entender que el egoísmo no es algo que debamos tratar como un concepto negativo. El egoísmo es lo que nos permite de cierta forma, buscar desarrollarnos personalmente en un mundo cada vez más competitivo donde todos buscan sobresalir. El egoísmo es lo que nos empuja a tomar las decisiones que consideramos mejor para nuestra propia persona por la recompensa (llámese placer, riqueza económica, etc) sobre por lo que es mejor para todos en el grupo. Uno no es inmoral por ser egoísta. Todos somos egoístas, pues todos podemos tener pensamientos que se consideran egoístas. Pero como siempre, son nuestras acciones lo que nos definen en la sociedad.

Ahora, las decisiones que tomemos dependen del proceso de toma de decisión que tengamos en ese momento. Este proceso toma en cuenta factores como la ética, la moral, las experiencias pasadas, el conocimiento racional del tema y el deseo personal sobre el resultado. Todos tenemos un proceso casi totalmente definido y ya estamos predispuestos a tomar ciertas decisiones sin darles mucho pensamiento. Esto es una ventaja, pues no podríamos estar meditando profundamente cada una de las decisiones que tomamos día con día. Este proceso también puede ser afectado por las condiciones de la situación misma, y aunque muchas veces se hayan hecho “simulacros mentales” de lo que se debería hacer, al momento de la verdad puede que el resultado sea totalmente diferente al planeado.

Un ejercicio para expresar mejor el punto anterior sería el hacerse la pregunta; ¿estaría dispuesto a matar a alguien, si su propia vida o la vida de alguien más depende de eso? ¿Se sentiría culpable, ya sea porque usted tomo la vida de alguien, o porque permitió que alguien más muriera? Al menos

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