Una palabra un mundo

Una palabra. Un mundo.

Por Mario Rodrigo Rosado González

Las vidas de todos se basan en reglas. Algunos lo llaman “supersticiones”, otros “disciplina” pero lo cierto es que cada uno vive a base de ellas. Cuando decidimos únicamente hacer tres comidas al día porque no queremos subir de peso o llegar a nuestras citas siempre con cinco minutos de anticipación son reglas personales. No manejar ebrio, conducir en el carril derecho, no tomar nada ajeno, pagar por los servicios. Reglas, reglas y más reglas.

Ahora bien, imaginemos un mundo donde no las tengamos, donde puedas hacer lo que desees, donde no existan los límites. Suena estupendo, ¿no? O es lo peor que nos podría pasar…

Cuando hablamos de reglas inevitablemente hablamos de ética. Una palabra tan sencilla, tan pequeña comparada con muchas otras, pero nos sorprendería saber todo lo que hay detrás de la misma. Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos utilizados la palabra “ética” sin embargo, ¿sabemos realmente lo que es y qué papel juega en nuestras vidas?

La ética más que un simple término es toda una disciplina filosófica. Si bien existen las disciplinas teóricas, aquellas que estudian las bases lógicas de los sistemas, la ética es considerada una disciplina práctica por el simple hecho de que estudia la conducta moral del hombre en una sociedad.

Una complejidad aún mayor surge cuando se afirma que la ética es una ciencia y como toda necesita un objeto de estudio, en este caso, es nada menos que la moral. Muchos pensarían que estos términos son meramente nuevos, y es correcto. No obstante que algo sea nuevo no necesariamente significa que no existiera desde antes. Desde la edad de piedra los hombres tenían su propia moral que, dicho sea de paso, constaban de aceptaciones y prohibiciones basadas en tabúes o creencias absurdas. Creando una moral tan rudimentaria como sus mismas herramientas.

Para un entendimiento mayor, la ética es la ciencia que estudia la reflexión de los actos humanos desde la perspectiva de lo bueno y lo malo, cuyo objeto de estudio, son las normas o reglas que se establecen para asegurarse que los actos humanos sean los correctos: la moral.

Si afirmamos que la ética es una ciencia entonces afirmamos que tiene métodos como toda. A lo largo del tiempo ha existido un fuerte debate para decidir qué tipo de método es el que usa la ética para su estudio. A través de los años cada pensador ha apostado por un método diferente.

Tenemos el método inductivo. Aquel que parte de lo particular a lo general. Para entender este método mejor tomemos como ejemplo a los políticos. Hemos sido testigo de tantas falsedades por parte ellos que nos hemos creado la idea de que todos los políticos son deshonestos, cuando no podemos afirmar tal cosa ya que existen políticos que realmente son correctos.

Posteriormente tenemos el método deductivo, tiene su pase a partir de lo general a lo particular. Regresando al ejemplo anterior no damos cuenta que este método es el contrario del método inductivo, si afirmamos que un político es deshonesto, pero también que otro es honesto, se puede concluir que no todos los políticos son honestos ni todos deshonestos.

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