Vertientes De La Filosofía Humanista
11 de Noviembre de 2014
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INTRODUCCIÓN
En este ensayo daremos un recorrido desde el inicio de las cuatro vertientes de la filosofía humanista, tomando en cuenta los diversos orígenes y características, que los definen como vertientes.
Iniciaremos con vertientes de la filosofía humanística:
El humanismo cristiano: es la interpretación del cristianismo en clave humanista.
El humanismo marxista: después de la segunda guerra mundial, “el modelo” de marxismo que Lenin había instaurado en la unión soviética.
El humanismo existencialista: el panorama cultural francés se ve dominado por la figura de Sartre y por el existencialista.
Por último veremos el personalismo psicológico: que es una corriente filosófica que pone el énfasis en la persona.
En el personalismo psicológico veremos tres diferentes precursores:
Emmanuel Kant: a Kant se le consideraba precursor del personalismo.
Jacques Maritain: Maritain es considerado generalmente como uno de los representantes contemporáneos del tomismo y personalismo comunitario.
Emmanuel Mounier: Mounier afirma que el individuo es la dispersión de la persona en la materia, dispersión y avaricia.
Una vez entendido todo este proceso de vertientes de la filosofía humanista: seremos capaces de entender lo que en verdad quiere darnos a entender.
DESARROLLO
EL HUMANISMO CRISTIANO
Es la interpretación del cristianismo en la clave humanista se desarrolla en la primer mitad de este siglo.
A partir del renacimiento, la autoridad espiritual de la iglesia, que por mil años había sido la depositaria de la visión cristiana en occidente, fue declinado cada vez más en un crescendo de eventos apócales: la cultura del humanismo invierte la imagen que el cristianismo medieval había construido del hombre, la naturaleza y la historia; luego de la reforma protestante divide a los cristianos de Europa; en el seiscientos y sobre todo en el setecientos, las filosofías racionalistas, que se habían difundido entre las clases cultas, ponen en discusión la esencia misma del cristianismo.
En el tortuoso acercamiento de la iglesia al mundo moderno, la encíclica Rerum Novarum de león XIII de 1891 constituye un hito fundamental. Con esta encíclica la iglesia se dio una doctrina social que pudiera contraponerse al liberalismo y al socialismo.
Después de la tragedia de la primera guerra mundial, en el clima de desilusión general frente a las ideas de progreso sostenidas por el socialismo y el liberalismo. La iglesia pasó decididamente al contraataque.
En este intento de reponerse al mundo moderno los valores cristianos, debidamente actualizados, que se encuadra el humanismo cristiano, cuyo iniciador puede ser considerado el francés Jacques maritain.
Maritain había sido primero alumno de Bergson y después había adherido al socialismo revolucionario. Insatisfecho de ambas filosofías, en 1906 se convirtió al catolicismo. Fue uno de los exponentes más notables del así llamado “neotomismo”, es decir, de aquella corriente de pensamiento católico moderno que se remite directamente a santo tomas de Aquino y, a través de él, a Aristóteles, cuya filosofía santo tomas había tratado de conciliar con los dogmas cristianos.
Maritain, con una posición que se contrapone radicalmente a la tendencia más general del pensamiento moderno, de un salto hacia atrás, sobrevolando el renacimiento y reconectándose con el pensamiento medieval.
En su libro humanista integral, examina la evolución del pensamiento moderno desde crisis de la cristiandad medieval al individualismo burgués del siglo XIX y al totalitarismo del siglo XX.
Así, que el hombre moderno que surge en el renacimiento, lleva consigo este pecado de soberbia.
He aquí las etapas de esta decadencia progresiva del hombre moderno que, como Prometeo, se rebela ante dios y, como Fausto, está dispuesto a todo con tal de arrebatar los secretos de la naturaleza: con respecto al hombre, se puede notar que durante el primer periodo de la época moderna, ante todo con descartes y luego con Rousseau y Kant, el racionalismo había construido de la personalidad del hombre una imagen soberbia y espléndida, indestructible, celosa de su inmanencia y autonomía y, finalmente, buena por esencia.
Al humanismo antropocéntrico así descrito, Maritain contrapone un humanismo cristiano, que define como integral o teocéntrico.
La base sobre la que se apoya el humanismo teocéntrico es una concepción del hombre.
Aquí vemos que la concepción que Maritain tiene del hombre es la concepción clásica de Aristóteles (“el hombre es un animal racional”) interpretada en clave cristiana por Santo Tomás.
Maritian distingue en la persona humana dos tipos de aspiraciones, las connaturales y las transnaturales. Mediante las primeras el hombre tiende a realizar ciertas cualidades específicas que hacen de él un individuo particular.
Al humanismo teocéntrico así entendiendo, Maritain le confía la tarea de reconstruir una “nueva cristiandad” que sepa reconducir la sociedad profana a los valores y al espíritu del evangelio.
La interpretación cristiana que Maritain dio del humanismo fue acogida en forma entusiasta en algunos sectores de la iglesia y entre varios grupos laicos.
EL HUMANISMO MARXISTA
Después de la segunda guerra mundial, el “modelo” de marxismo que Lenin había instaurado en la unión soviética estaba sufriendo una dramática y profunda crisis, mostrando con Stalin el rostro de una despiadada dictadura. Es en este contexto que se desarrolla una nueva interpretación del pensamiento Marx- en oposición y como alternativa a la “oficial” del régimen soviético- que se conoce como “humanismo marxista”.
Y es así que, a partir de los años cincuenta. Con el desafío a nivel de interpretación teórica que el humanismo marxista lanza a la doctrina “ortodoxa” del régimen soviético.
En los años inmediatamente posteriores a la muerte de su fundador (1883), o sea en el tiempo de la segunda internacional (1889), el marxismo era interpretado prevalentemente como “materialismo histórico”, al que se entienda como una doctrina “científica” de las sociedades humanas y de sus trasformaciones, fundada en hechos económicos y encuadrada en el contexto más amplio de una filosofía de la evolución de la naturaleza desarrollada por Engels.
En el siglo XX, la victoria de la revolución proletaria en Rusia y su fracaso en Alemania y en el resto de Europa occidental impusieron la interpretación del marxismo elaborada primero por plejanov y Lenin, y más tarde por Stalin. Esta interpretación entiende al marxismo fundamentalmente como “materialismo dialéctico”, es decir como una doctrina filosófica materialista.
Con Stalin, el “materialismo dialéctico” se transforma en la doctrina oficial del partido marxista-leninista soviético y de los partidos comunistas que dependen de e él.
El término “materialismo histórico” comienza a aparecer en las últimas obras de Engels quien, sin embargo, prefiere utilizar en general la expresión “concepción materialista de la historia”.
El hecho histórico primario consiste, para Marx, en la producción de bienes materiales que permiten la supervivencia de los individuos y de la especie.
Son estas necesidades primarias las que estimulan al ser humano a buscar, en el mundo natural, los objetos y los medios que le permitan satisfacerlas.
La medición entre estos dos polos opuestos, la necesidad y su satisfacción, y, por lo tanto, entre hombre y naturaleza- está constituida, para Marx, por el trabajo.
Toda época histórica se caracteriza por un determinado grado de desarrollo de las fuerzas productivas, expresión que define simultáneamente el conjunto de las necesidades y de los medios de producción (técnicas, conocimientos, hombres, etc.) empleados para satisfacerlas.
Marx ha llamado modo de producción al conjunto dado por las relaciones de producción y las fuerzas productivas. El modo de producción es el verdadero fundamento de la sociedad, lo que determina su ordenamiento en las distintas articulaciones: jurídica, política, institucional, etc.
He aquí cómo Marx expresa este concepto fundamental en el prefacio de la Crítica de la Economía Política (1859) que contiene una exposición sintética del materialismo histórico: «En la producción social de su existencia los hombres se encuentran en relaciones determinadas, necesarias, independientes de su voluntad, es decir, en relaciones de producción, que corresponden a un determinado nivel de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales.
En base a estos principios, Marx reconstruye la historia de las sociedades humanas a partir de las comunidades primitivas hasta la sociedad burguesa de su tiempo.
En ese momento se verifica una transformación revolucionaria y se establece un nuevo modo de producción.
Este es el destino histórico de la sociedad burguesa fundada en el trabajo industrial, la propiedad privada de los medios de producción, la hegemonía del capital.
El campo de acción del capitalismo se extiende ya al mundo entero: extrae las materias primas de los lugares más remotos y penetra con sus productos en todos los países, por aislados que éstos sean. Pero el capitalismo está minado por una contradicción insanable entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción.
La fuerza que pondrá
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