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Zaratustra. En las islas afortunadas


Enviado por   •  10 de Agosto de 2014  •  351 Palabras (2 Páginas)  •  284 Visitas

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En las islas afortunadas

Zaratustra comienza comparando la caída de los higos de los árboles con la enseñanza, después nombra al superhombre y a continuación habla de Dios. Dice de éste que es una suposición, que es un pensamiento que vuelve torcido a todo lo derecho y que si hubiera dioses, él no podría soportar el no ser Dios, por lo tanto no existen los dioses. Más tarde aclarará esto diciendo, que pensar lo anterior es una frivolidad.

Finalmente, expone que el crear es una redención del sufrimiento. Él con mucho sufrimiento ha recorrido su camino, pero así lo ha querido su destino, que es lo que su voluntad quiere. Zaratustra enseña la verdadera doctrina acerca de la voluntad y la libertad, que es el querer hacer libres. Lejos de Dios y de los dioses, Zaratustra se ha atraído esa voluntad.

De las tarántulas

Es una parábola, la de la cueva de las tarántulas. Tarántulas, para Zaratustra, son los que causan vértigos a las almas, los predicadores de la igualdad, los que quieren ejercer venganza y burla de todos los que no son iguales a ellos. Sus celos nos conducen también a los senderos de los pensadores, y éste es el signo característico de sus celos, que van siempre demasiado lejos. En cada una de sus quejas resuena la venganza, en cada uno de sus elogios hay un agravio; y ser jueces, les parece la bienaventuranza.

Zaratustra aconseja, que desconfiemos de todos aquellos en quienes es poderosa la tendencia a imponer castigos, de los que hablan mucho de su justicia y de los que se llaman a sí mismos “los buenos y justos”. A él la justicia le dice que los hombres no son iguales ni deben llegar a serlo. Quién en otro tiempo elevó en la caverna de la tarántula sus pensamientos como una torre, ése sabía el misterio de toda la vida tanto como el más sabio. También a él le ha picado la tarántula, con la venganza, y producirá vértigo en su alma. Pero prefiere ser un santo estilita, que remolino de venganza.

En verdad Zaratustra nunca será un bailarín picado por la tarántula.

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