ÉTICA PROFESIONAL DEL FARMACEÚTICO

Al cliente…. ¿Lo que pida?, ¿es realmente un paciente un cliente?

El farmacéutico hoy en día forma parte integral del equipo de salud enfocado a la atención del paciente. Es un trabajo en equipo y de comunicación constante, es así entonces que el buen farmacéutico será el que, además de poner toda su competencia y empeño en cumplir sus deberes profesionales y las normas legales que le afectan, busque la realización de todas las dimensiones humanas en su compromiso con el paciente, y sepa dialogar con cada una de las opciones morales que encuentre en el ejercicio de su y actividad, sean éstas las de otros profesionales sanitarios o las del propio paciente.

En el marco sanitario actual, la estructura clásica de la relación médico-paciente se ha complicado con el desarrollo de las especialidades y subespecialidades médicas, sobre todo en la atención del paciente hospitalizado, lo que conlleva que éste sea tratado por varios médicos en distintos momentos de su asistencia, ya sea intra o extra hospitalaria. A esto hay que añadir la incorporación de nuevos profesionales que van a interactuar con el médico en la atención directa al paciente. Cada miembro del equipo aporta en cada momento, aquello lo que se encuentra más preparado por sus conocimientos y la información que dispone sobre el caso.

Hoy en día los hospitales son vistos de una manera muy subjetiva como una buena inversión económica, los dueños de los hospitales buscan atender a sus “clientes” en todas sus necesidades, he ahí el problema de que se piense que se le debe de dar todo lo que pida al “cliente”, pero ¿si lo que pide el cliente es perjudicial para su salud ? y como desconoce como tal el campo de la medicina por lo cual no tiene una visión amplia de lo que realmente se tiene que ser por el simple hecho es de que no es su área de desarrollo.

En primera instancia debemos de dejar de ver a los pacientes como clientes, debemos de empezar a verlos como son: personas como tú o como yo que en cualquier momento de la vida podemos estar en una situación similar que implique la toma de decisiones de un equipo de salud para mejorar nuestra condición médica.

El ejercicio profesional del farmacéutico en relación con el paciente se engloba en una palabra que significa mucho , la atención farmacéutica; la cual es una actividad profesional del farmacéutico en la cual éste integrante del equipo de salud se responsabiliza de las necesidades de su paciente relacionada con los medicamentos mediante la detección, prevención y resolución de problemas relacionados con la medicación (PRM), con el fin de alcanzar resultados concretos que mejoren la calidad de vida del paciente. Se presenta la duda razonable de si los farmacéuticos están suficientemente formados, técnica y moralmente, para poder asumir un papel tan activo en el proceso global de asistencia al paciente y a la población.

Formarse y actualizarse constantemente debe de ser una de las prioridades para contar con las herramientas necesarias para desarrollarse adecuadamente como farmacéutico. Como en cualquier otra profesión; el personal que no se actualiza se queda estancado y no es favorable para un paciente tener un farmacéutico encargado de su terapia con conocimientos y/o técnicas descontinuadas.

Esta nueva forma de entender y ejercer la asistencia sanitaria “centrada en el paciente” va a suponer necesariamente una nueva forma de relación entre los profesionales sanitarios basada en la corresponsabilización en las decisiones y en los resultados. El paciente tiene derecho a aprovechar de cada profesional que lo atiende el máximo de sus capacidades en beneficio de su salud. 

La ética tiene por objeto el juicio de la distinción entre el bien y el mal, pero el bien ¿comparado con qué? El criterio personal y las creencias ¿influyen en la toma de decisiones como profesionista?

La sociedad es la que constituye la guía de la conducta y el correcto hacer de los profesionistas, la sociedad nos dicta que es lo moralmente y éticamente correcto hacer;  el código del farmacéutico específica que ético engloba también respetar la intimidad y confidencialidad de los datos sensibles de nuestros pacientes.

Muchos de nuestros pacientes debido a la forma en la que fueron educados y debido a sus creencias religiosas no permiten ciertas acciones médicas como por ejemplo las transfusiones sanguíneas; estas ideas deben de ser respetadas en su totalidad ya que es el paciente (o en dado caso el familiar directo) el único con la facultad de decidir sobre su propia persona.

Debemos de anteponer los intereses de nuestros pacientes antes que nuestros propios intereses, y como propios intereses me refiero inicialmente al incentivo económico.

Como todo ser humano, los farmacéuticos también tenemos necesidades básicas como son comer y vestirse y a pesar de que muchos de nosotros como farmacéuticos laboramos por que nos apasiona lo que hacemos es justo recibir el incentivo económico adecuado a las actividades que realizamos, pero como todo ser humano estamos propensos a caer en la ambición y es en casos faltos de ética que se antepone los intereses económicos y personales.

La confidencialidad es un deber de todos los profesionales sanitarios de no revelar información a otros sin autorización del paciente; datos personales, acerca de su enfermedad, historia clínica, los informes clínicos y pronóstico es exclusivamente competencia del médico que atiende al paciente.

Es bien conocido que en muchas profesiones los trabajadores buscan su beneficio económico personal por encima de la salud o de los intereses de los pacientes, en la central de mezclas esto se puede ver reflejada en no dar una dosis completa del medicamento; para que la dosis de medicamento que “ahorre” se pueda vender a otro paciente, o dar un medicamento genérico en lugar de uno de patente.  Esto está completamente rechazado por la sociedad y por el código del farmacéutico ya que no está cumpliendo su función principal que es velar por la salud del paciente y su terapia farmacológica.  

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