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Ética A Nicómaco


Enviado por   •  9 de Octubre de 2014  •  590 Palabras (3 Páginas)  •  245 Visitas

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ÉTICA A NICÓMACO

ARISTÓTELES

El pensamiento ético de Aristóteles aparece recogido en tres obras: Ética a Eudemo, Gran Moral, y Ética a Nicómaco. En dichas obras considera a la acción en cuanto conduce a la felicidad o bien del hombre.

Distingue en el alma del ser humano dos partes fundamentales: parte apetitiva y parte pensante, “Ethos” y “Dianoia”.

El hombre virtuoso es el mejor de todos pero el que no comprende nada por sí mismo ni retiene en su mente las ideas de otros, es un hombre absolutamente inútil. El bien propio del hombre es la actividad del alma en conformidad con la virtud. La felicidad se alcanza mediante esta. La virtud humana es la del alma, y afirmamos que la felicidad es una actividad del alma.

Existen dos clases de virtud: la dianoética, que tiene su origen principalmente en la enseñanza, por eso requiere experiencia y tiempo; y la ética procede de la costumbre. Menciona también que la virtud del hombre será el hábito por el cual el hombre se vuelve bueno y, por el cual, realiza bien su función propia. La virtud por lo tanto es un hábito voluntario y electivo, que consiste en un término medio respecto a nosotros, determinado por la razón.

El hombre, dueño de sí mismo por el contrario, actúa mediante elecciones y no impulsado por el hábito. La opinión se distingue por ser verdadera o falsa, jamás por ser buena o mala, mientras que la elección sí se distingue por esto; gracias a ello tenemos un carácter determinado (personalidad y temperamento) pero nunca por nuestras opiniones.

La virtud del intelecto es la sabiduría, o el conocimiento de los fines de la vida; la virtud de la voluntad es el valor, la capacidad de actuar; y la virtud de las emociones es la templanza o el autocontrol.

El hombre sincero es el que ama la verdad y la dice cuando es indiferente decirlo o no, claro que la dirá cuando no sea indiferente decirlo, es decir, cuando sea importante.

Hay común acuerdo en llamar justicia a la disposición que hace a los hombres capaces de practicar lo que es justo, obrar justamente y querer lo justo. Atribuimos el calificativo de justo a todo aquello que tiene una condición capaz de producir y conservar la felicidad y sus constitutivos para la comunidad pública.

El alma tiene dos partes: la racional y la irracional. La racional consta de dos partes: aquella con la que consideramos las cosas cuyos principios no pueden ser de otra manera, y aquella con la que contemplamos las cosas que tienen la posibilidad de ser de otra manera. Llamamos a la primera parte científica, y a la segunda, parte calculativa.

Aquellas disposiciones por las que el alma realiza la verdad, sea por afirmación, sea por negación, son cinco: arte, ciencia, prudencia, sabiduría e intelecto.

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