Ética a Nicómaco, comentario crítico
Jul UOInforme11 de Abril de 2018
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Julio Urmeneta O.
Para dar inicio a este comentario crítico, se me hace referencia a una cita a la obra de Aristóteles llamada “Ética a Nicómaco”[1], a la cual se me pide que analice si bajo la mirada aristotélica hay relación entre el bien y el mal humanos, con el placer y dolor respectivamente, por lo que deberé empezar este comentario definiendo que es el bien según Aristóteles.
En un principio, el autor comienza a darnos una serie de ejemplos sobre las acciones y sus productos, esto es fundamental para entender que todas nuestras acciones no son en vano, ya que de esta manera nos hace reflexionar a su vez que todas las actividades que nosotros como individuos realizamos no son más que logros para llegar a un fin, el cual él mismo describe como bien supremo[2], puesto a que finalmente vivimos en búsqueda de lo que consideramos felicidad emocional y todas las acciones que consideremos necesarias para llegar a ese objetivo las calificaremos como buenas, o de bien. Esto lo vemos fundamentado además en la siguiente cita: “Es manifiesto, en suma, que la felicidad es algo final y autosuficiente, y que es el fin de cuanto hacemos.”[3].
A su vez, Aristóteles también señala que la calidad con la que se harán actos de bien irá de la mano con la virtud que le sea propia a cada quien[4], esto va intrínsecamente relacionado con el pensamiento platónico, donde las personas deben desempeñarse según sus virtudes para poder ser así un aporte al desarrollo de la sociedad. En este caso, podemos apreciar que Aristóteles lo aísla al plano del desarrollo individual, en fin de alcanzar la felicidad del alma. Todo esto, mientras estemos bien encaminados según la educación que se haya obtenido siendo niños, ya que si no contamos con virtudes morales buscaremos llegar al placer mediante actos ruines, los cuales nos desvían del bien y nos llevan al mal.[5]
De esta forma nos podemos dar cuenta que el placer no pertenece totalmente al bien, ni totalmente al mal, ya que si bien, este implica la realización de una actividad, también involucra la forma en que esta se lleve a cabo, de tal forma en que, si esta se hace de una forma virtuosa, sería correcto llamarla como una acción de bien, pero si esta se desempeña de forma negativa, esta sería una acción del mal. Reflejándolo en la siguiente cita: “Así, la mayor parte de ellos son desenfrenados; fácilmente disipan el dinero y son gastadores en sus desenfrenos, y por no vivir conforme a lo honesto, declinan a los placeres.”[6] Donde refiere a quienes no son completamente virtuosos, o no hacen buen uso de sus virtudes, gozan de placeres llevados a cabo de una manera que se contrapone al bien, y todo esto para poder así evitar el dolor[7], que es lo que a final de cuentas buscamos evitar.
Para dar cierre a este comentario, en necesario recalcar que según el pensamiento aristotélico, el hombre se guía por sus acciones en busca de lograr el producto llamado felicidad o bien supremo, escapando así del mal o el dolor, los cuales efectivamente pueden ser relacionados entre sí, sin embargo, distinto es el caso para el placer, ya que Aristóteles no da en definitiva una descripción exacta del mismo, por lo que se puede concluir que el placer no se contrapone con el bien, sino que es uno de los caminos desvirtuados en la búsqueda del mismo.
Muy mal (2,0-2,9) | Mal (3,0-3,9) | Suficiente (4,0-4,9) | Bien (5,0-5,9) | Muy bien (6,0-7,0) | |
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