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America Latina. Alain Rouquie

IlnCrz26 de Noviembre de 2012

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América Latina: Introducción al extremo occidente

Introducción

Es importante realizar un análisis de la historia de los países de América Latina, pues si la estudiamos desde sus comienzos pues solo así podremos comprender de manera clara las situaciones actuales que se viven en todos y cada uno de los países de este continente, pues como dice en el libro por ejemplo la época colonial sigue teniendo repercusiones en las formas de vida actuales, tanto sociales como económicas e incluso en el lenguaje que se emplea actualmente, también es importante hablar de los datos estadísticos, de la mortandad, la natalidad, las mezclas culturales y raciales que se llevaron a cabo durante ese mismo periodo, ya que lo que hoy somos es resultado de eso, por eso América Latina esta conflictuada, porque no es de aquí ni es de allá es una mezcla sin identidad verdaderamente propia .

Sin embargo hace falta una revisión mas allá de la historia, pues como se hace en el libro es necesario incluso un estudio sobre la geografía general del continente para comprender muchos aspectos, como la cultura, el comercio, entre otros ya que como lo dice el autor en las primeras páginas “América Latina, se debe abordar a partir de los medios naturales a los cuales el hombre ha tenido que adaptarse antes de transformarlos e imponerles su huella.” Es decir que el conocimiento de los cimientos físicos de las economías es igualmente indispensable para la comprensión de las figuras sociales. Por ejemplo:

En Ecuador y Colombia hay cierto alargamiento que ha sido señalado por algunos historiadores como una de las causas de la separación, del aislamiento de las naciones americanas. Supuestamente acentuó sus vínculos con Europa. Estas singularidades que solo tienen desventajas para las relaciones comerciales y políticas, para no hablar de os problemas que plantea la adaptación a la altitud no solo del organismo humano sino también de la civilización industrial.

Es igualmente importante hacer un estudio parcialmente aislado de los distintos sectores del continente, pues no es la misma la situación que se vive en Brasil que la que se vive en Ecuador, en Argentina o en México, hay muchos factores que han influido en los desarrollos de estos países, factores que no son un común denominador y que por esto nos ayudan a comprender mejor las distintas situaciones por las que atraviesan y aun mas importante probablemente nos ayude a conocer las razones por las cuales “América Latina no se expresa con una misma voz” como menciona el autor. De esta manera, el autor hablara también de las relaciones existentes contra la potencia mundial, Estados Unidos y con este libro podemos ver que esta potencia ha mantenido sus reservas la opinión que tiene sobre sus compañeros continentales, siempre temiendo que algún día pudieran llegar a desbancarlo.

América del Sur

Podemos distinguir tres grandes series de elementos morfológicos que se leen muy claramente en un mapa:

En el este, una base primaria, un zócalo de tierras arcaicas y sobre todo de rocas cristalinas, que comprende la vasta superficie brasileña que algunos geógrafos han bautizado como escudo a causa de su forma y, al norte de este, separado por la zanja del Amazonas, el escudo guayanés oval, formado por el Amazonas y el Orinoco. Al final, como resultado de las mismas formaciones, hallamos también al sur del rio Colorado la meseta de la Patagonia.

La cadena de los Andes se yergue s lo largo del Pacifico no dejando subsistir entre ellas el océano sino estrechas llanuras costeras. La cordillera se compone de varios ramales que las mas de las veces circundan a altiplanos y valles de altura. Comprenden numerosas cumbres.

Entre los dos se extienden las grandes llanuras tierras bajas en las que se depositan aluviones los tres grandes sistemas fluviales: El Amazonas, el Orinoco y la red del Paraná.

Como se ve, se trata de grandes conjuntos relativamente sencillos. Solo es en función de los medios naturales y del hábitat que proporcionan al hombre.

América central

América central comprende dos alineaciones de tierra altas muy marcadas por la actividad volcánica. En el norte las llanuras costeras de Guatemala y El Salvador son coronadas por un eje montañoso de más de 2000 metros de altura de relieve variado, donde no son raros volcanes muy altos. El conjunto desciende hacia el noreste y continua a Nicaragua en un cabrilleo de colinas de mediana altura, marcado por numerosos volcanes a lo largo del Pacifico, como el Momotombo. Más al sur una serie de cordilleras que van del noreste al sudeste de Costa Rica. La cordillera central, que culmina en el volcán Irazú domina las altas tierras del valle donde se encuentra la capital de San José al sur la cordillera de Talamanca, presenta relieves elevados entre los cuales se halla el punto culminante del país.

Conquista

Antes de la llegada de españoles y portugueses, el territorio de la actual América latina estaba muy desigualmente poblado. El dominio del riego, la metalurgia del bronce, hierro y oro, un sistema de contabilidad y hasta de inscripción gelifico muy cercano a la escritura, permitían una fuerte estructura política en el imperio azteca, entre los incas y los mayas y entre los chibchas de Colombia. Junta a esas concentraciones, se hallaba una dispersa concentración de pueblos cazadores y agricultores de técnicas pobres que practicaban cultivos en chamiceras, y vivían en estado seminomada.

La brutal irrupción de los conquistadores españoles, en particular, puso en entre dicho la ocupación del espacio provocando la desaparición de una parte de los habitantes originales (reemplazados por esclavos negros africanos), al desplazar las poblaciones hacia nuevos focos de producción, y crear una serie de establecimientos portuarios que los enlazaban a las metrópolis y facilitaban así la explotación del nuevo mundo. La llegada de los europeos y la caída de los imperios, con el sentido religioso que los indígenas atribuyeron a esos acontecimientos provocaron una verdadera desintegración cultural.

Todos los sistemas de valores que ceñían la vida cotidiana, tanto en materia política como moral y religiosa se vieron en peligro. La ruptura de los puntos de referencia tradicionales muy coercitivos y protectores, acarreo a veces “libertades” fatales: El uso del alcohol fue una de ellas. Las epidemias de gripe, viruela o sarampión causaron espantosos estragos en pueblos sin inmunidad. Las transferencias de población, el ritmo de trabajo impuesto por la codicia de los nuevos amos en las plantaciones y en las minas consumaron el exterminio o por lo menos provocaron una mortalidad considerable.

Uno de los motores más poderosos de la conquista fue el enriquecimiento rápido por el descubrimiento de metales preciosos, primero mediante el robo para después pasar a la explotación intensiva de las minas.

La conquista no solo compete a la historia. Para disminuir el impacto de la mermada población, los españoles se sirvieron de nuevas fuentes de mano de obra: La inmigración forzada de esclavos negros primero, luego, tras la abolición de la trata y la esclavitud, el reclutamiento de trabajadores libres, provenientes de Europa, pero también de extremo oriente.

Esos negros fueron esencialmente conducidos hacia la zona sin indios o bien hacia aquellas donde los indios habían sucumbido a las malas condiciones de trabajo, el efecto de la migración africana marco de manera indeleble las culturas nacionales de las “Américas negras”.

La inmigración masiva de origen europeo es un fenómeno de fines del siglo XIX. En efecto, hasta entonces españoles y portugueses se habían establecido en las Américas en flujos continuos pero relativamente limitados. Entre los polos de inmigración generalmente se olvida a Cuba, que en el siglo XX tuvo una corriente migratoria muy intensa de españoles pero también en menor cantidad de antillanos.

La inmigración asiática, china y japonesa, jamás alcanzo el carácter masivo de la aportación europea y sobre todo mediterránea. Sin embargo en los países donde se concentro tuvo una influencia significativa en el terreno social y económico, pero también cultural. Se comprende que los hacendados vieran con buenos ojos la llegada de esos semiesclavos asiáticos, poco exigentes y que les eran vendidos con un contrato teórico de ocho años, durante los cuales deberían pagar el viaje que los llevo al nuevo continente. La construcción del canal de Panamá atrajo igualmente a un flujo de mano de obra asiático cuyos descendientes se establecieron sobre todo en las ciudades de la costa del Pacifico.

La población de América Latina está mal repartida, la evocación de las modalidades migratorias y voluntaristas de la población, permite pensar que el medio natural solo es parcialmente responsable de ello. Pero si se observa más detenidamente es posible advertir que la repartición de la población depende sobre todo de la historia y del papel que las sociedades latinoamericanas estuvieron destinadas a desempeñar en la economía mundial. Olvidando por un momento la movilidad que caracterizaba a poblaciones siempre dispuestas a caer en la tentación de precarias situaciones antes que examinar que las zonas de estabilidad, se perciben dos grandes características: Concentraciones de origen precolombino en el interior del continente y un cinturón de islotes de población en el perímetro, nacidos de la colonización europea.

Así pues, la discontinuidad domina la población en América Latina. A lado de zonas de antiguo establecimiento amerindio estabilizado, el carácter periférico de los núcleos de colonización densa esta directamente ligado a la extraversión

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