CULTURA MODERNA DE VENEZUELA.
jonathan25082Trabajo26 de Junio de 2016
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UNIDAD IV. EL PANORAMA CULTURAL DE LA VENEZUELA MODERNA
Hurtado Leña, Miguel (2004). Historia de Venezuela.
Tomo II. Caracas. FEDUPEL.
En un párrafo de su discurso de incorporación a la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, en 1955, Arturo Uslar Pietri caracteriza, en una admirable síntesis, la dinámica de los cambios culturales que comenzaron a producirse en Venezuela a partir de la irrupción del petróleo y las tendencias que han seguido y siguen hasta nuestros días en la evolución cultural del país:
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LA CULTURA VENEZOLANA
El mundo cultural está formado por cuanto los seres humanos han creado, gracias a su inteligencia, para satisfacer sus necesidades espirituales y materiales. Desde que el género humano comenzó a existir sobre la tierra, gracias a su pensamiento racional, ha creado cosas tangibles (objetos materiales) e intangibles (ideas, creencias) que han permanecido en el tiempo como testimonio de lo que el ser humano es capaz de hacer gracias a su voluntad e inteligencia. La cultura es el conjunto de todas las creaciones humanas a través del tiempo. En este sentido, la cultura es la herencia social de la humanidad e, históricamente, es el testimonio del constante progreso de esa humanidad dentro de una gran heterogeneidad de manifestaciones culturales y grados de desarrollo entre las diversas zonas planetarias.
Cuando hablamos de cultura de un país o de un pueblo -en este caso cultura venezolana— debemos entender no sólo las creaciones originales o propias de ese país a través del tiempo, sino también todos los préstamos tomados por ese pueblo de otras culturas con las que ha entrado en contacto para hacerlos suyos y conformar un conjunto de usos sociales integrados a una forma de vida comunitaria con características definidas que puede tener una extensión puramente local, regional o nacional, según los casos. Este hecho configura un conjunto de matices y variantes que conforman la «cultura nacional».
Los rasgos esenciales que caracterizan a una cultura en un momento de su evolución no deben verse como algo estático, como algo que es así y debe seguir siendo así siempre, so pena de perder su«identidad», sino como un proceso indetenible de evolución constante. Los valores que podamos admirar en una cultura no pueden tomarse como paradigmas válidos para todos los tiempos y todas las circunstancias. En el constante devenir de la historia, la cultura cambia; muchos elementos culturales, valores y conceptos, que logran estabilizarse por algún tiempo, al impacto de nuevas influencias, sufren notables modificaciones y en ocasiones desaparecen del todo.
El rasgo básico característico de la cultura venezolana (al igual que de las demás culturas nacionales de toda la América) es el mestizaje. En sus orígenes, fue el producto del «encontronazo» de culturas que se inició el 12 de octubre de 1492 cuando entraron en contacto varias culturas milenarias, totalmente distintas: las culturas europeas y las culturas indígenas del nuevo continente; muy pronto llegaron también los esclavos negros africanos a aportar su sangre y su cultura a las nuevas formas de vida y de pensamiento que habrían de conformar una nueva realidad cultural propiamente americana. Esas tres vertientes formaron el inmenso río de la cultura americana de norte y de sur, que con el elemento común del mestizaje tomó modalidades distintas y hoy presenta matices diferentes en las diversas nacionalidades del continente.
Hasta la segunda década del siglo XX, Venezuela era un país relativamente aislado del resto del mundo y su cultura reflejaba, predominantemente, la influencia de la cultura europea «aclimatada» a las condiciones nacionales y matizadas con unos cuantos elementos negroides e indígenas americanos. Pero el petróleo «nos abrió la puerta del mundo» y la cultura venezolana comenzó a hacerse cosmopolita. Esto se debió, además de lo que señala Uslar Pietri (ver inicio de esta lección), a la llegada de miles de inmigrantes de diversa procedencia que vinieron a agitar el viejo caudal hispano-indo-africano con el aporte no sólo de su sangre sino también de sus estilos de vida.
El contacto con otras culturas influyó sobre nuestras costumbres, usos, pensamientos, gustos, letras, expresiones artísticas. Hoy la prensa, la radio, la televisión, al alcance de todos los estratos sociales, llevan a nuestros hogares no sólo noticias de todo el mundo, sino también información sobre los más variados temas. El venezolano medio está al tanto de los que pasa en el mundo. Esto necesariamente introduce cambios en el carácter nacional.
En las universidades, en las diversas ramas profesionales y técnicas, en el pensamiento y en la ciencia, en la literatura, en las artes plásticas y en la música, Venezuela está actualizada con la civilización universal contemporánea, y trabaja, siente y discurre como un país avanzado. La diferencia con las grandes potencias y con los países desarrollados es de cantidad, de potencialidad, de grado, pero no de calidad. ¿Quiere decir esto que hemos perdido nuestra identidad? ¿Que Venezuela ya no es Venezuela porque nuestra cultura no es la misma de antes? Nosotros no creemos que sea así porque los venezolanos tenemos capacidad para un desarrollo cultural propio, adaptado a nuestra conciencia de nación, diferenciada -pero no desunida- del resto del mundo.
El tema de la identidad nacional es polémico porque el concepto mismo no puede definirse con claridad y precisión y se presta a muchas interpretaciones; pero, sobre todo, porque siendo la cultura un cambio constante que no puede detenerse, es imposible determinar cuáles de los rasgos sobresalientes de nuestra cultura en un momento dado son los auténticos de nuestra nacionalidad y cuáles no. Hay muchos elementos culturales extranjeros que -por decirlo así- se han nacionalizado y son hoy rasgos sobresalientes de la cultura venezolana (la pasión por el béisbol, para poner un simple ejemplo); muchas de las expresiones del alma nacional son una síntesis venezolana de aportes culturales de origen extranjero. La criollísima hayaca es uno de los muchos ejemplos que podrían citarse; el arpa, el cuatro, la bandola y el bajo, instrumentos que caracterizan la típica música llanera, son de origen europeo y a ellos se unieron las autóctonas maracas.
La cultura venezolana se transforma día a día, pero seguirá siendo venezolana mientras exista en nosotros, el pueblo venezolano, la conciencia de nacionalidad, o sea, la voluntad firme de seguir perteneciendo a una comunidad que tiene un mismo origen histórico, que comparte un territorio, habla una misma lengua, recuerda sus tradiciones, respeta determinados valores e ideales de vida y se propone metas de progreso en un futuro destino común.
EL FOLCLORE
Folklore es un término inglés que reúne las palabras folk (pueblo) y lore (ciencia). La palabra puede usarse en un doble sentido: para designar las expresiones de la cultura popular y también para designar la ciencia que estudia esas expresiones, vale decir, las tradiciones, las costumbres, los usos y las artes populares.
En materia de cultura venezolana. Tal vez sea el folclore lo que más se aproxima a la originalidad (o a la identidad) porque es la expresión más pura de las raíces de nuestra cultura inicial, cuando comenzó la formación del pueblo venezolano como un producto del mestizaje de los aportes indígenas, españoles y africanos. La mezcla de estos elementos dio origen a expresiones culturales presentes en casi todos los aspectos de la vida y que han sobrevivido como tradición hasta nuestros días. El folclore es un rico y variado patrimonio cultural que se refleja en todos los quehaceres y no son el resultado de estudios académicos o sistemáticos, sino respuestas espontáneas a las necesidades espirituales y materiales de la vida cotidiana, nacidas del contacto del hombre con la tierra, el clima, la fauna, la flora. El folclore es la sabiduría popular que se manifiesta en múltiples formas de la expresión cultural: en la construcción de las viviendas, la artesanía, la elaboración de algunos alimentos y bebidas, los juegos y diversiones, las maneras de vestir y de hablar, las diversas formas de la tradición oral (cuentos, versos, adivinanzas, refranes, oraciones, fórmulas mágicas, trabalenguas, etc.). Pero quizá la mayor riqueza del folclore nacional es la que se manifiesta asociada a la religión popular, predominantemente cristiana pero teñida con vestigios de fetichismo, de ritos, de magia, propios de las creencias con que explicaban lo sobrenatural nuestros antepasados indígenas y africanos. Los ritos para la siembra y la cosecha, las festividades de los Santos Patronos de los pueblos y de los gremios, las ceremonias propias de la Semana Santa, el Corpus Cristi, la Navidad, el culto a la Virgen María, a la Santísima Cruz, todos estos cultos han dado origen a un valioso repertorio musical, coreográfico y ornamental que anima la existencia colectiva en momentos especiales y expresan un modo de ser regional y nacional. A estas expresiones son las que llamamos típicas de la cultura venezolana.
El estudio y descripción de las diversas manifestaciones folclóricas de Venezuela es una disciplina aparte que exige el trabajo sistemático de especialistas. No es posible hacer aquí una descripción general de nuestro folclore y sería ineficaz pretender hacer un resumen. Nos limitaremos a enunciar un hecho general acerca del folclore: su importancia es vital para la comprensión cabal de nuestra historia. Tanto es así que el Estado venezolano ha estimulado su estudio y conservación mediante la creación un Instituto de Investigaciones Folclóricas Nacionales, dependiente de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación. En este Instituto han trabajado excelentes investigadores del folclore nacional y han logrado magníficas indagaciones, recopilaciones y clasificaciones de materiales folclóricos venezolanos en los que han empleado técnicas modernas en grabaciones sonoras, fotografías y cine. Los excelentes trabajos que por años se han venido realizando en esta materia de folclore permiten conservar para la posteridad este inigualable tesoro cultural de nuestro pueblo, que, por la naturaleza de las cosas, inexorablemente tiende también a desaparecer arrastrado por el torrente de la evolución
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