DEL IMPERIO DEL SOL A CHILE, 1463 A 1535 D.C

Se presume que la fecha aproximada en que los incas comenzaron a florecer en la región peruana del Cuzco, es en el año 1200 d.C . Desde entonces comenzó a desarrollarse un fantástico imperio que absolutamente, pudo cautivar los sentimientos españoles a su llegada, uno de los más importantes de América. Un pueblo complejo y de mentalidad abstracta, se consideraban herederos e hijos del Inti (sol). Por lo mismo el primer gobernador supremo que tuvo el naciente imperio fue Manco Capac, que junto con su hermana Mama Ocllo llevarían en sus manos un mandato divino para con este mundo terrenal, y sería venerado como dios pues sería el hijo del sol, Sapa Inca. La característica semimitológica de este primer monarca hiso que los incas forjaran significativos mitos que hablaran del origen divino de si mismos, y obviamente con un motivo político detrás, justificar la hegemonía que se imponía en los otros grupos sociales. Al fin de su vida, Manco Capac se habría transformado en piedra; por esta razón, las piedras son objeto de veneración en todo le incario. Entre sus sucesores, el primer Inka histórico fue Sinchi Roca, que significa “valeroso y prudente”. Le siguen Lloque Yupanqui, Maita Capac, Capac Yupanqui, Inca Roca, Yauar Huacac, Viracocha Inca. Para contrastar la razón mítica de los Inka para hacer crecer su reino, cito las palabras de Osvaldo Silva Galdames (Civilizaciones prehispánicas de América):

“(…) El dios Sol, apiadándose de los hombres que vivían como animales, si orden y permanente lucha, decidió enviar a sus hijos Manco Capac y Mama Ocllo con el objeto que los civilizasen, enseñándoles los principios de la agricultura, textilería, cestería, alfarería y las ciencias.“

De lo último se desprenden, los principales elementos en los cuales podemos observar la intervención del Imperio Inka en nuestro país. A finales del siglo XV (ca 1463 d.C) comenzó expansión imperial hacia más allá donde los ojos de los semidioses monarcas podían ver. Se les atribuye ésta empresa al noveno soberano inca llamado Pachacuti Inca Yupanqui, y su hijo Topa Inca Yupanqui. El primero inició sus conquistas en el norte del Cuzco hasta Quito, y luego su sucesor Topa Inca inclinó su interés por los territorios del sur para llegar con su expansión hasta el río Maule en territorio chileno, aún cuando el control y la administración solo quedan establecidos hasta el río Mapocho.

La última fase complejo-cultural de los pueblos precolombinos que habitan el norte y centro del territorio chileno, corresponde a la conquista inca. El pucará del cerro Chena sería el último puesto fronterizo que marcaría el límite meridional.

Las fuerzas conquistadoras incas atraviesan el desierto de Atacama, lo que logran sin encontrar mayores dificultades gracias al envío de hombres adelantados que señalaban las rutas a seguir y para instalar depósitos de agua para el grueso del ejército. Sin resistencia son subyugados los pueblos que habitan el norte grande. El valle de Copiapó se entrega después de una breve resistencia, pero al final cedieron a la persuasión de los emisarios incásicos y a la oportuna llegada de tropas refuerzo del Cuzco.

No sabemos que luchas armadas serias habrían tenido por la conquista de los valles de Coquimbo hasta el río Maule. Entre ese río y el Biobío, los grupos armados incásicos encuentran la vigorosa, por no decir testaruda y poderosa, resistencia de los habitantes de la región y según narra el Inca Garcilaso de la Vega en su obra “Comentarios Reales de los Incas” :

“(…) Después de una batalla que dura cuatro días, los incas se ven obligados a ante el empuje del pueblo mapuche (araucanos) a retirarse a la ribera norte del río Maule.”.

A la muerte de Topa Inca Yupanqui, su sucesor Huayna Capac, undécimo Inka reinante, prefiere dirigir su atención a las provincias del

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