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EL HUMANISMO EN AMERICA LATINA


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2011  •  1.853 Palabras (8 Páginas)  •  2.026 Visitas

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EL HUMANISMO EN AMERICA LATINA

La dependencia latinoamericana, la cual es una característica también de otros países del mundo, toca necesariamente a diversas expresiones de lo humano, que van de lo político, político y social a lo cultural. Los pueblos latinoamericanos al liberarse de Europa, comenzaron a plantearse otra liberación quizá con mayor urgencia, y que muchos pensadores llamaron “liberación mental”, liberarse de hábitos, costumbres, modos de pensar impuestos por las metrópolis, como la concepción del mundo y de la vida y que urgía arrancarlos para arrancar también el dominio ibérico. No bastaba con arrancar las relaciones políticas, había que extirpar de raíz toda relación cultural. A la lucha por la liberación política, debía seguir la lucha por la liberación mental o cultural. La larga lucha en el siglo XIX, entre liberales y conservadores, “federalistas y unitarios, pipiolos y pelucones, futuro contra pasado, civilización contra barbarie, fue expresión del nuevo acto libertario. Sin tiempo para crear el futuro, la civilización que debía ser entonces, se adoptó de modelos tomados de otras culturas, lo que en nuestro lenguaje coloquial diría: “nos soltó el chingo y nos agarró el sin nariz”. Y donde alguno de los próceres de la emancipación mental de nuestra América expresaba: “¡Seamos como los Estados Unidos de Norteamérica”!.

Lo anterior explica, que para liberarnos del dominio español, o íbero, se adoptaron los modelos de la cultura occidental, y sin darse cuenta se estaba adoptando una nueva forma de dependencia. La Constitución de los Estados Unidos de América, no convirtió a los pueblos en demócratas y liberales, como tampoco la adopción del positivismo hizo a los hombres prácticos y capaces de inventar. El reconocer como sujetos de derecho a los hombres y mujeres comunes era la respuesta a los absolutismos personales y de clase, resumido en el exabrupto de Luis XIV, Más tarde, el idealismo humanista del primer bosquejo de aquella constitución se relativizó, excluyendo la utopía progresista de abolir la esclavitud.

El pensamiento conservador, tradicionalmente ha procedido de forma inversa: si las comarcas son todas diferentes, entonces hay unas mejores que otras. Así, el mundo es una permanente competencia que se traduce en amenazas mutuas y, finalmente, en la guerra. La única opción para la sobrevivencia del mejor, del más fuerte, de la isla elegida por Dios es vencer, aniquilar al otro. No es raro que los conservadores de todo el mundo se definan como individuos religiosos y, al mismo tiempo, sean los principales defensores de las armas, ya sean personales o estatales. Es, precisamente, lo único que le toleran al Estado: el poder de organizar un gran ejército donde poner todo el honor de un pueblo. La salud y la educación, en cambio, deben ser "responsabilidades personales" y no una carga en los impuestos a los más ricos. Según esta lógica, le debemos la vida a los soldados, no a los médicos, así como los trabajadores le deben el pan a los ricos.

Al mismo tiempo que los conservadores odian la Teoría de la evolución de Darwin, son radicales partidarios de la ley de sobrevivencia del más fuerte, no aplicada a todas las especies sino a los hombres y mujeres, a los países y las sociedades de todo tipo. Para el profesor de Harvard, Samuel Huntington, "el imperialismo es la lógica y necesaria consecuencia del universalismo". Para los humanistas: el imperialismo es sólo la arrogancia de una comarca que se impone por la fuerza a las demás, es la aniquilación de esa universalidad, es la imposición de la uniformidad en nombre de la universalidad. La universalidad humanista es otra cosa: es la progresiva maduración de una conciencia de liberación de la esclavitud física, moral e intelectual, tanto del oprimido como del opresor en última instancia. Y no puede haber conciencia plena si no es global: no se libera una comarca oprimiendo a otras, no se libera la mujer oprimiendo al hombre. Con cierta lucidez pero sin reacción moral, el mismo Huntington nos recuerda: "Occidente no conquistó al mundo por la superioridad de sus ideas, valores o religión, sino por la superioridad en aplicar la violencia organizada. Los occidentales suelen olvidarse de este hecho, los no-occidentales nunca lo olvidan".

El pensamiento conservador también se diferencia del progresista por su concepción de la historia: si para uno la historia se degrada inevitablemente, para el otro es un proceso de perfeccionamiento o de evolución. Si para uno se vive en el mejor de los mundos posibles, aunque siempre amenazado por los cambios, para el otro el mundo dista mucho de ser la imagen del paraíso y la justicia, razón por la cual no es posible la felicidad del individuo en medio del dolor ajeno. Para el humanismo progresista no hay individuos sanos en una sociedad enferma como no hay sociedad sana que incluya individuos enfermos. No es posible un hombre saludable con un grave problema en el hígado o en el corazón, como no es posible un corazón sano en un hombre deprimido o esquizofrénico. Aunque un rico se define por su diferencia con los pobres, nadie es verdaderamente rico rodeado de pobreza.

El humanismo, es la evolución integradora de la conciencia humana que trasciende las diferencias culturales. La paradoja del humanismo es doble: (1) consistió en un movimiento que en gran medida surgió entre los religiosos católicos del siglo XIV y luego descubrió una dimensión secular de la creatura humana, y además (2) fue un movimiento que en principio revaloraba la dimensión del hombre como individuo para alcanzar, en el siglo XX, el descubrimiento de la sociedad en su sentido más pleno. Según nuestra visión, que identificamos con el último estadio del humanismo, el

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