El Hambre

México se engulle a sus hijos, a sus retoños, a los herederos de tradiciones milenarias indígenas, de una precaria e insuficiente alimentación y de un destino cruel, desdichado e injusto al que me queda claro que los gobiernos no prestan atención al menos de que se puedan beneficiar de los votos que el hambre acarrea a la urna de los partidos que administran nuestro país.

La canción de Molotov “Give me tha Power” cuyo coro expresa: “Porque no nacimos donde no hay que comer, no hay porque preguntarnos como le vamos a hacer” me hace tomar una actitud crítica ante el problema del hambre infantil en un país como el de nosotros que cuenta con una riqueza que las potencias mundiales envidian y que nos ha arrebatado miles de vidas inocentes al año.

No me queda duda de que en nuestro mundo lo que hace falta es que exista la equidad, la cualidad que consiste en atribuir a cada uno aquello a lo que tiene derecho, aquello que simplemente no debe faltar en una sociedad que en el siglo XXI afirma vivir un momento cumbre en el desarrollo de la civilización, que promete la solución a conflictos por medio de la razón que al parecer jamás ha apreciado el valor del ser humano y su derecho a recibir una alimentación digna con la que se puedan sentir parte de nuestra vacía comunidad.

La constitución dicta que todos somos iguales, que merecemos ser tratados con las mismas garantías individuales aunque como todos sabemos en México el respeto a las leyes por muchas razones no se cumple a cabalidad y a los que más afectamos lamentablemente es a nuestros hermanos indígenas, a sus hijos e hijas, a aquellos que no tienen las mismas oportunidades por el infortunio de haber nacido en una tierra indígena y apartada donde la vida literalmente “no vale nada”.

“La nube de niños sin mañana y sin nombre, llegan al desamparo saludando a la muerte” de esta forma el poema del escritor uruguayo Mario Benedetti “Niños y niños” me recuerda que la desesperanza es una compañera indeseada que no se quiere ir, que la muerte se lleva a los que en México deben ser protegidos por ser vulnerables y no tener la culpa por el abandono que nuestras autoridades han perpetua a lo largo de ineficientes administraciones.

La historia del hambre en México ha servido para idear campañas políticas espectaculares por demás populistas, y que desde que soy joven me he dado cuenta de que no logran erradicar el problema de raíz pues con despensas o brindando comidas y bebidas gratis como se ha hecho con programas para erradicar la pobreza y el hambre no se ha podido hacer nada a pesar de programas como Oportunidades en el gobierno de Vicente Fox o la actual Cruzada contra el Hambre del ahora presidente Enrique Peña Nieto.

En fin nuestra nación necesita un milagro pues la deuda con nuestros niños en hambre es impresionante y las expectativas de los lideres del poder

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