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El Movimiento Independentista


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2013  •  3.112 Palabras (13 Páginas)  •  496 Visitas

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La independencia del Ecuador tiene un solo nombre: 9 de Octubre de 1820.

El 9 de octubre es el día más importante en la historia de Guayaquil, de la antigua Audiencia de Quito y del Ecuador actual, porque es el verdadero y único día de nuestra independencia.

Por eso, al considerar el 9 de octubre de 1820, se hace necesario retroceder 11 años en el tiempo, y acabar con una frase que ha confundido a nuestra historia:

“10 de Agosto de 1809: Primer Grito de la Independencia”.

La asonada quiteña del 10 de Agosto de 1809 no fue un movimiento independentista, sino, simplemente, la conspiración de un grupo minúsculo que tenía como único objetivo cambiar a las autoridades españolas que en ese momento gobernaban la Audiencia. Es decir, destituir a don Manuel de Urriez, Conde Ruiz de Castilla, y poner en su lugar a don Juan Pío Montúfar, Marqués de Selva Alegre -un Conde por un Marqués... la misma cosa es...-, jurando además “lealtad absoluta al amado soberano don Fernando VII”.

La Junta de Gobierno establecida en Quito y presidida por don Juan Pío Montúfar era eminentemente monárquica, por eso, se titulaba Suprema, y por eso, atribuyéndose el tratamiento de Majestad, dio a su presidente el de Alteza Serenísima y á sus miembros el de Excelencia... El juramento que hizo la junta y que exigió a cada uno de los empleados y corporaciones fue de obediencia y fidelidad a Fernando VII..." (Carlos Benedetti.- Historia de Colombia, p. 377; Imprenta del Universo de Carlos Prince, Lima 1887)

El “Acta del 10 del Agosto de 1809” no menciona -en ninguna de sus partes- la palabra “independencia” y por el contrario, señala que los involucrados en el golpe de estado “compondrán una Junta Suprema que gobernará interinamente a nombre y como representante de nuestro soberano, el señor Fernando Séptimo”

En consecuencia, queda claramente demostrado que la conspiración del 10 de agosto de 1809 solo buscaba cambiar al Presidente de la Audiencia, pero manteniendo las mismas caducas estructuras de colonialismo y vasallaje.

Finalmente es preciso recordar que anteriormente ya se habían producido varios movimientos revolucionarios independentistas, el primero de ellos en marzo de 1806, cuando el “precursor” Francisco de Miranda -al mando de un ejército organizado por él- desembarcó en Coro (hoy Venezuela) para iniciar las luchas por la independencia de la América Española.

Posteriormente, el 5 de mayo y el 25 de Junio de 1809, en Chuquisaza y en La Paz -respectivamente-, estallaron también los movimientos revolucionarios con los que se inició la emancipación política de lo que hoy es la República de Bolivia. Todo esto, antes del 10 de agosto de 1809.

La Junta Soberana instaurada en Quito fue tan carente de principios y de conceptos políticos, que ella misma se consumió, y 75 días más tarde -huérfana de ideología y capacidad para gobernarse- le devolvió la Presidencia de la Audiencia al mismo Conde Ruiz de Castilla que ella había destituido.

Entonces... ¿quien o quienes son los precursores y cuando se proclama nuestra independencia...?

Mucho se ha dicho que el precursor de nuestra independencia fue el Dr. Eugenio Espejo, notable quiteño que se destacó en el campo de la ciencia, la medicina y el periodismo; pero, sin desmerecer todos sus notables méritos, en cuanto a la independencia no tuvo nada que ver con ella, y esto resulta lógico si consideramos que para 1795, año en que él murió, aún no se conocía en la América española nada relacionado con la palabra independencia, y menos aún con el sistema de gobierno republicano. Espejo solo conocía el régimen colonial sujeto a la Corona Española, y -a pesar de su gran ilustración- sus conocimientos relacionados con otros sistemas o formas de gobierno eran muy limitados.

Se repite entonces la pregunta: ¿quien o quienes son los precursores y cuando se proclama nuestra independencia...?

Tres nombres se conjugan para la planificación de ese momento histórico: José de Antepara, José de Villamil y José Joaquín de Olmedo.

Antepara había permanecido durante varios años en México y en Europa nutriéndose de nuevos conceptos políti­cos: la instauración en Francia de la Primera República y su cercanía con el venezo­lano Francisco de Miranda, a quien había acompañado durante varios años, le habían ofrecido una visión totalmente renovadora que representaba nuevas posibilidades para el desarrollo y para la vida de los pueblos americanos; y fue por eso que, desde su regreso a Guayaquil, en 1814, de mane­ra clandestina había empezado a reunirse con las personalidades más importantes de la ciudad, para explicar cuales eran esos nuevos conceptos políticos.

Villamil, nacido en Luisiana, había vivido muy de cerca la independencia de Norte América, luego había estado en Europa donde había tenido oportunidad de conocer y trabar amistad con distinguidos ciudadanos sudamericanos que estaban planificando y buscando apoyo para iniciar las luchas por la independencia, y finalmente había participado en los primeros movimientos independentistas de Venezuela.

Olmedo, por su parte, era un notable jurista que había sido diputado ante las Cortes de Cádiz, donde se había dictado la Constitución de 1812, que debía ordenar jurídicamente tanto a España como a sus colonias; pero cuando Fernando VII recuperó la corona y abolió dicha Constitución, debió huir de España para escapar de la persecución que el monarca desató sobre todos quienes habían integrado dichas Cortes.

Eso debió hacerlo reconsiderar la situación política que se vivía en América -gobernada a partir de entonces por un monarca absolutista que regía el otro lado del mar- y debió ser el estímulo que lo llevaría a convertirse en uno de los principales protagonistas de nuestra independencia.

Estos tres personajes, unos antes y otros después, a partir de 1812 habían llegado a Guayaquil para dedicarse con entusiasmo y fervor a hacer conocer a los guayaquileños los nuevos conceptos políticos y las nuevas formas de gobierno que debían regir los destinos de los pueblos libres.

Estos tres patriotas no hablaron de cambiar autoridades como lo había hecho la revolución quiteña del 10 de agosto de 1809, ellos se expresaron en términos de indepen­dencia, de democracia y de República, haciendo conciencia en todos los ciudadanos de que era necesario realizar cambios sustan­ciales en las estructuras políticas y socia­les de los pueblos de la América española.

Fueron tan convincentes sus con­ceptos y argumentos, que su voz fue escuchada y esas ideas de independencia, poco a poco...

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