El Normalismo En México, Caso Ayotzinapa

EL NORMALISMO EN MÉXICO: CASO AYOTZINAPA

Hablar del normalismo es entrar a un debate que en la actualidad causa bastante controversia por los hechos históricos y sociales que han protagonizado en los últimos tiempos. La palabra normalismo hace referencia a los sistemas culturales, ideológicos e institucionales que se poseen por los integrantes de las escuelas normales a lo largo de su formación como profesionales de la educación.

Las escuelas normales surgen en un marco histórico a principios del siglo XIX y se comienzan a multiplicar de manera significativa a lo largo de todo el país durante el porfiriato, mayormente a finales de éste; se encontraba al menos una en cada estado de la república y por lo general estaban ubicadas en la capital de las entidades federativas. Pensemos el contexto histórico que conyevan y su relevancia para la sociedad mexicana.

En 1910 inicia el combate armando en México que se considera como uno de los mayores, sino es que el más grande acontecimiento político y social más importante del siglo XX. El país se encontraba bajo una fuerte crisis que procedía del porfiriato que si bien, trajo consigo notables cambios económicos, políticos, tuvieron altos costos que fueron pagados por las clases menos favorecidas de la sociedad, es por ello que durante la primera década del siglo XX se desencadenaron una serie de protestas en contra de algunos sectores del profiriato, y no fue hasta el 20 de Noviembre de 1910 cuando bajo el liderazgo de Francisco Madero, Doroteo Arango, Emiliano Zapata y Venustiano Carranza se inicio el levantamiento más grande para derrocar a Porfirio Diaz.

A partir de esta lucha renacieron nuevas esperanzas para los derechos de los trabajadores, desde las jornadas de determinadas horas, hasta los salarios mínimos e indemnizaciones. Una vez que los gobiernos posrevolucionarios lograron la estabilidad política iniciaron el proyecto de la transformación de las masas campesinas que seguían en la producción de autoconsumo para generar la transformación hacia el México capitalista en el marco de las exigencias y promesas revolucionarias. Estando Álvaro Obregón en la Presidencia de la Republica sustituye en 1921 el viejo Ministerio de Instrucción Pública por la Secretaria de Educación Pública (SEP) poniendo al cargo a José Vasconcelos quien de inmediato efectuó su plan de fundación de escuelas rurales, escuelas de artes y oficios, bibliotecas, así como formación de nuevos maestros. Sin embargo la apertura de las escuelas normales regionales realmente se ejecutaron con los secretarios de educación pública Moisés Sáenz y Rafael Ramírez.

Otro tipo de escuelas normales fueron los Centros Regionales de Educación Normal (CREN), que al igual que el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, contribuyeron enormemente en la formación de los docentes del siglo XX, que sumadas a las normales rurales, estatales, municipales y particulares, además de las experimentales, forman parte de los antecedentes de los cuales se parte actualmente para enfrentar los retos, derivados de tan amplia gama de instituciones dedicadas a formar maestros.

Al pasar por esta transición desencadenada de las crisis que trajo consigo el porfiriato, hubo una serie de cambios que culminaría en la formación de escuelas para profesionales de la educación, en el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988) las políticas educativas se plasmaron en el Programa Nacional de Educación, Cultura, Recreación y Deporte 1984-1988 el Programa planteado una revolución educativa con seis objetivos, siendo el primero elevar la calidad a partir de la formación integral de docentes que aunado a las exigencias de profesionalización del magisterio dio origen al plan de estudios 1984 que exigía para el ingreso estudios del nivel medio superior, y estaba diseñado para cuatro años durante los cuales se generarían docentes capacitados para la investigación educativa y al mismo tiempo se les preparaba para su labor áulica. Entendiéndose entonces que existirían escuelas normales para docentes en educación preescolar, primaria, y secundaria en las modalidades rural y urbana, siempre y cuando se contara con la formación básica para su ingreso.

La reforma más reciente a la educación normalista se realiza con el plan y programas de estudios 1997 en donde se generan normalistas capacitados para su labor áulica y además de realizar investigaciones acerca de los aprendizajes de sus alumnos en un lapso de cuatro años para el sistema escolarizado y de seis para el sistema semiescolarizado. En la actualidad se contempla que existen aproximadamente 16 normales rurales en su resistencia por sobrevivir a los cambios y reformas que provocan persecuciones para su cierre. Es lógico pensar que los estatutos más altos del gobierno pretendan desaparecer este tipo de escuelas, sobre todo se pensamos en los “problemas” que trae consigo, en primer lugar para su mantenimiento, y en segundo lugar para sus beneficios políticos ya que dichas escuelas están caracterizadas por no callarse ante la injusticia y por defender sus derechos y los de su pueblo.

Hoy en día la educación en México ha cambiado sus roles, siendo fuertemente criticada y poco valorada, está en un estado de crisis grave, el sistema que la rige está fallando constantemente a los millones de alumnos de los diferentes niveles al no garantizar su derecho legítimo por medio de la constitución política a una educación gratuita, laica, obligatoria y sobre todo de calidad.

México no ha sabido apreciar la importancia de la educación para su desarrollo. Ni el gobierno ni el pueblo mexicano hemos podido entender que la educación es la mejor herramienta que podemos utilizar para lograr el desarrollo económico e industrial. Actualmente vivimos en una era donde el conocimiento y el desarrollo de nuevas tecnologías son la base para conseguir la prosperidad en un país. Es por esto que como mexicanos deberíamos comprometernos con la educación, exigirla y fomentarla. Este tema es de suma importancia y jamás debería de pasar a segundo plano para nosotros, el problema del mexicano es que creemos que no es necesaria, nos olvidamos que no existe desarrollo sin educación. La indiferencia del mexicano hacia nuestro nivel educativo es lo que le ha permitido al gobierno engañarnos y estafarnos por tanto tiempo, dándonos una educación pública de mala calidad y poco accesible, es imperdonable el hecho de que cada año más y más niños deban dejar los estudios por falta de acceso a ellos.

Estamos atascados y empeñados en creer que las reformas políticas, euctaivas, energéticas, sociales, que el gobierno nos ofrece, son para el beneficio de todos los mexicanos y casi nunca nos tenemos a pensar en las repercusiones que tendrán en nuestra vida. Casualmente nos encontramos bajo las demandas de un sistema económico muy poderoso como lo es el banco mundial, que refleja sus peticiones en una organización que nos rige y además nos exige el cumplimiento de una serie de normas que precisamente vendrán a engrandecer el desarrollo económico de México, lo único que estamos olvidando es que ese beneficio nunca estará a nuestro alcance.

Analicemos pues, el gasto de México por estudiante es uno de los más bajos dentro de los países participantes de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Esto se ve reflejado en la prueba PISA, que en el 2012, a pesar de que México incrementó su puntuación en los resultados de los exámenes, se reveló que si se mantiene esta tasa de mejora, a México le tomará mas de 25 años alcanzar los niveles promedio de matemáticas y más de 65 años en lectura. Una vez más los mexicanos nos encontramos rezagados a nivel internacional, pues nos es imposible competir con países que han sabido poner como prioridad la educación y esto a su vez les ha brindado las herramientas necesarias para crecer.

La persecución de sus fines económicos llevó al gobierno del país a cuestionarse ¿Cuántos docentes era necesario tener al frente de un aula? Y sobre todo ¿Cómo le haré para reducir en número de nóminas pagadas?, con el supuesto fin de evaluar a los docentes para dejar el personal más apto frente al aula y reducir así el número de matrículas docentes, se implementan una serie de cambios que van desde la eliminación de plazas automáticas, el examen de oposición, el recorte de prestaciones a los docentes y por supuesto, de manera disimulada, la desaparición de las escuelas normales rurales que para muchos ya son inservibles.

Pero son precisamente estas, las escuelas normales, unas de las primeras en levantar la voz y poner un alto y someter las reformas propuestas por el gobierno de México, son ellos los que comprenden que la educación en México no mejora, ni mejorará al menos que el pueblo mexicano comience a exigir la educación como el derecho que es y no como un privilegio exclusivo para las personas con recursos. Y las que frenan la muerte las escuelas rurales, que ya se veía venir de inanición ahogándolas económicamente. Con su espíritu puramente revolucionario, encabezas manifestaciones y protestan contra el sistema educativo, defienden de manera aguerrida la vida eterna de sus escuelas madre y salen todos los años a exigir a los gobiernos estatales y federales que, primero, abran convocatorias de nuevo ingreso para personas con bajos recursos, y, después, más apoyo económico y humano para mantener y dar clases a los alumnos..

Una de estas escuelas que lucha por el derecho a la educación de verdadera calidad es la escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, mejor conocida como Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, es una institución educativa de nivel superior que se encuentra en la población de Ayotzinapa, en el municipio de Tixtla(Guerrero, México). Forma parte del sistema de escuelas normales rurales concebidas como parte de un ambicioso plan de masificación educativa implementado por el estado mexicano a partir de la década de 1920, cuando Moisés Sáenz era secretario de Educación Pública.

Pero ¿Qué relevancia tiene la normal de Ayotzinapa para los mexicanos?, Sucede que abatiendo los cambios y protestando contra las irregularidades de la educación, surge la necesidad de alzar la voz en contra de las injusticias.

La noche del 26 de septiembre de 2014 un grupo de estudiantes de esta institución secuestraron camiones con el fin de participar en las manifestaciones del 2 de Octubre en la Ciudad de México. Presuntamente elementos de la policía municipal de Iguala en connivencia con presuntos miembros de la organización criminal Guerreros Unidos atacaron al grupo de estudiantes presuntamente por órdenes de José Luis Abarca Velázquez, alcalde de Iguala en funciones. El hecho culminó con la desaparición de 43 estudiantes, un total de seis muertos, entre estudiantes y otros civiles y 25 heridos. La noticia de este ataque ha conmocionado a la opinión pública mundial. ¿Por qué? Sucede que un error tan grave como lo es la participación clara de elementos de la seguridad pública y el ejercito, como de los representantes de la sociedad como lo son un alcalde municipal y la complicidad existente entre todos los anteriores y los principales sitemas de comunicación del país. No, no estamos en esta crisis porque una pareja de locos que gobernaba de la mano del narco a Iguala haya decidido una matanza colectiva. Fue el resultado de un explosivo coctel conformado por condiciones históricas de miseria, por autoridades omisas ante denuncias previas en contra del alcalde de Iguala,, por policías-criminales o criminales-policías, y por un par de delincuentes en la jefatura de una alcaldía al servicio del narco que seguramente han de tener relación también con los puetsos más altos del gobierno.

La tragedia de Ayotzinapa no solo afecta a los alumnos de estas instituciones y a sus familiares, sino que involucra a toda la sociedad mexicana. A 2 años de su inicio, la gestión de Peña Nieto se cimbra por el caso Ayotzinapa. La creciente indignación por la desaparición forzada de 43 normalistas se amalgama con conflictos que la actual administración federal menospreció. A la falta de canales institucionales para resolver los problemas se suman la violencia generalizada y la ingobernabilidad en estados como Michoacán y el propio Guerrero, México es un volcán a punto de estallar: sólo busca las condiciones propicias para que se dé un estallido social equiparable a 1810 o a 1910.

Lo que revela el caso de Ayotzinapa es un proceso que no se da a nivel local, ni siquiera a nivel estatal de Guerrero, sino un proceso que es la penetración del Estado en sus tres niveles por parte de todo tipo de mafias Por ello, los políticos mexicanos ya no miran para nada los intereses de la gente, no les interesa representar a la sociedad: miran por los intereses de su partido y de su propia persona. Este grado de descomposición es el que se revela en este caso.

Con el “Ayotzinapazo” o “caso Ayotzinapa” como también se le conoce, desembocan muchas necesidades de verdaderas reformas, pero con la participación integral de los responsables, se provoca una pausa en la desaparición de las escuelas rurales que ya suficiente tienen con la desaparición de sus 43 estudiantes de los que hasta la fecha no se sabe el paradero y solo se tiene una sombra de datos que presumen su muerte a manos del crimen organizado.

Ahora solo queda esperar, a que el sistema por fin escuche as necesidades de la sociedad que representa, o bien que se provoque una revuelta para exigir los derechos que poseemos los mexicanos, que precisamente fue el marco histórico del nacimiento de la normal que hoy por hoy tiene 43 estudiantes perdidos, pero que será el punto de partida, para la reconstrucción social, política y educativa del país.

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