El Trato Hacía En Indigena En America Latina Después De La Promulgación De La Bula Papal De Paula III
betsaberomero17 de Febrero de 2014
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¿Otro tipo de teorías en las cuales se hayan basado para discutir en contra de los indígenas? ¿Respecto al maltrato contra el indígena, quién fue el iniciador en argumentar a favor de ellos? ¿La argumentación que dio Fray Julián Céspedes en la carta escrita al Papa Paulo III fue suficiente para que la actitud de los españoles cambiara hacia los indígenas? ¿Los argumentos que planteo Fray Julián, fueron aceptados por el Papa? ¿Al decretarse la bula, el trato hacia los indígenas fue diferente?
Es posible que el trato hacia el indio después de la promulgación Sublimis Deus de Paulo III haya cambiado Cómo se defiende al indígena a través de los escritos de fray Julián Garcés, de los argumentos que da al papa para que se les dé un mejor trato. El problema aquí, se maneja, que sí no es hijo de Dios, no tiene alma y entonces no son humanos entonces lo tratan como animales. Lo que trata de hacer Fray Julián Garcés es a través de la carta escrita al Papa Paulo III es dar a conocer los malos tratos injustificados hacia los indígenas en la Nueva España, también lo hace para que se comprenda que los españoles también fueron “salvajes” cuando sucedió la conquista en Tenochtitlan, que realmente no estaban exentos de culpa y no tenían por qué recriminar ni tratar de esa forma a los indios de México.
El propósito de este ensayo es la divulgación de los malos y buenos tratos que acaecían a los indígenas de la Nueva España
Aunque la esclavitud de los indios estaba prohibida, la distinción legal entre encomienda y esclavitud, no fue respetada. No es objeto de este trabajo el estudio de este punto; nos basta saber que, aunque en la teoría no había justificación para la esclavitud, la práctica demostró otra cosa
Creemos que la idea de racismo en la Nueva España fue injustificada, creer que nació de la noche a la mañana es errónea, había fundamentos en la aberración que por ejemplo Juan Ginés de Sepúlveda sentía por los indígenas.
Sepúlveda se basó en lo planteado por Aristóteles que abundaba en el marco de su Filosofía aristotélica, en el estimaba que ser hombre es ser pensante, racional, conformado por dos elementos principales: El espíritu es lo perfecto y, lo corpóreo, lo imperfecto.
Dada esta ordenación, lo imperfecto debe someterse a lo perfecto. Violar este principio es ir contra la ley natural. En un esclavo tiene preeminencia lo corporal, lo natural, lo alejado de la razón, por lo que resulta obvia su inferioridad con relación al amo. Aristóteles no negó que el esclavo tuviera cierta capacidad para comprender la razón, pero ésta sólo se manifiesta para recibir órdenes y ejecutarlas, sin alcanzar a explicarse por qué obedece.
De cualquier manera, el esclavo es superior a las bestias, entiende e interpreta la palabra porque obedece las órdenes que recibe. En resumen, el esclavo es un subhombre, cuya única virtud es la de ser un objeto de uso, apto para transformar a la naturaleza en beneficio del otro, el amo.
Como derivada del derecho de gentes, esta servidumbre es natural, “o sea, contra el infiel que resiste se apela a la guerra y a la esclavitud legal; contra el obediente puede esgrimirse la servidumbre natural fundada en la ineptitud o barbarie”49 Sin embargo, clérigos que se interesan vivamente por las problemáticas abordadas en la junta de Burgos, como fray Bernardo de Mesa, proponen la formación de un gobierno intermedio entre la libertad y la esclavitud.
La justificación del dominio a través de sus discursos se desarrolla en confrontación con otros que niegan la esclavitud, y critican severamente a los conquistadores. Tal es el caso de fray Julián Garcés quien, en su carta latina a Paulo III, expresa:
Es tiempo de hablar contra lo que han sentido mal de aquellos pobrecitos indios, y es bien confundir la vana opinión de los que fingen incapaces y afirman que su capacidad es ocasión bastante para excluirlos del gremio de la iglesia. Se trata de una “falsa doctrina”, instigada por Satanás, es voz que sale de las avarientas gargantas de los cristianos cuya codicia es tanta que, por poder hasta su sed, quieren porfiar que las criaturas racionales hechas a imagen de Dios, son bestias y jumentos.
Sin embargo, la controversia a favor o en contra de la servidumbre encuentra su nivel más alto en las personas de Juan Ginés de Sepúlveda y fray Bartolomé de las Casas, justo poco después de haberse establecido las encomiendas en la Nueva España. Es decir, cuando los españoles se han repartido a los indígenas y los hacen trabajar para ellos, bajo la doble forma de servidumbre personal o entrega de tributo. Ginés de Sepúlveda, hombre de formación renacentista, conocedor profundo de le Filosofía de Aristóteles, quien leyó en griego y tradujo al latín, en su libro Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los indios, sostiene que por ley natural los indios deben someterse a los españoles por voluntad o por la fuerza.
Contra la violencia destructora del conquistador y ante el discurso legalizador de la conquista, es elaborada la obra del fraile Bartolomé De las Casas. Lo que busca es limitar la autoafirmación del dominador, para ello es necesario reconocer el dominador su naturaleza racional. De las Casas parte de la Filosofía de Santo Tomas de Aquino para afirmar que los indios son hombres, en tanto tienen razón y manos. Razón y manos, son las cualidades indiscutibles de los hombres, y de los indios.
“Todos, dice fray Bartolomé, tienen entendimiento y voluntad, todos cinco sentidos exteriores y sus cuatro interiores y se mueven por los objetos bellos. Todos se huelgan con el bien y sienten placer con lo sabroso y alegre, y todos desechan y aborrecen el mal”. 51 Los nativos, aun con su cultura diferente a la europea, son hombres y por principio tienen todos los derechos inherentes a la persona humana. En la obra de Bartolomé de las Casas surge una revaloración del indígena. Lo que se ha dado en llamar el discurso paternalista. En los inicios de la conquista, el dominador es el único valioso para sí mismo. Posteriormente, se desarrolla el proceso de evangelización, posibilidad para el surgimiento de un discurso propio del dominado que es, precisamente, el discurso paternalista. De las Casas se esfuerza en pacificar las almas resentidas de los indígenas a causa de la violencia armada. Para ello predica la resignación:
He enseñado –dice, citando una historia de la vida de San Pablo– que quienes por su alimento y vestido tienen una vida mediocre, deben estar contentos; he enseñado que los pobres deben regocijarse en medio de su pobreza... He enseñado que los hijos deben obedecer a sus padres y escuchar sus saludables amonestaciones... He enseñado que los amos deben conducirse más humanamente con sus siervos; y he enseñado que los siervos deben servir fielmente a sus amos, como si sirvieran a Dios.
De las Casas reivindica la humanidad del indígena. Aun así, no es indígena el que habla de sí mismo. Es recobrado como hombre por alguien que viene de otra cultura, de aquella que participa el conquistador, es decir, De las Casas legitima la relación del dominio, aunque ya no deben guiar a los indios hacia el cristianismo mediante la predicación y el ejemplo. mediante la fuerza, sino en la relación padre-hijo. Según el pensar lascasiano, los españoles
Con el desarrollo que hemos hecho de la problemática referente a la naturaleza de los indios, te habrás dado cuenta que la Filosofía, en tanto interpretación racional y totalizadora del hombre y su mundo, sirve tanto para justificar una situación de opresión como para criticarla.
En lo que se refiere a la determinación de la naturaleza de los indígenas, se toma como punto de partida a Aristóteles y su definición de hombre, como ser racional, a la cual se agrega otra propiedad de origen religioso: ser cristiano. Estas características no las encuentran en los indios y las convierten en argumentos para justificar ideológicamente las acciones de rapiña y servidumbre de los conquistadores. Finalmente, De las Casas representa la corriente de intelectuales preocupados por introducir una forma de dominación definida como paternal. En ella el indio es hombre pero desvalido, en peligro de perder su alma, y al que hay que rescatar con el ejemplo y la palabra persuasiva. De las Casas es el portador de una dominación no basada en la fuerza, sino en el convencimiento.
Tres hombres que lucharon por los derechos humanos de los indios en los inicios de la Iglesia de México: Fray Julián Garcés O. P., obispo de Tlaxcala, Fray Juan de Zumárraga O.F.M. obispo-arzobispo de México y Don Vasco de Quiroga, obispo de Michoacán. Los tres españoles, los tres contemporáneos, los tres con el interés de que su título Protector de Indios no fuese sólo honorífico y los tres enfrentando conflictos con las autoridades de su tiempo para lograr una vida más justa y digna de la población que les había sido encomendada.
Después de la conquista de México, Tenochtitlán y de la llegada de los primeros franciscanos, se retomó la idea de erigir una diócesis. El 13 de octubre de 1525 Clemente VII dio a conocer la bula Devotinis tuae probata sinceratas, por la cual se creó el obispado de Tlaxcala, sufragáneo al arzobispado de Sevilla. Como un reconocimiento al apoyo y fidelidad de los indígenas tlaxcaltecas para con los españoles. El primer obispo fue el dominico fray Julián Garcés, quien tomó posesión en el año de 1527. De esta forma la primera diócesis que existió formalmente en la Nueva España y en América fue la de Tlaxcala, razón por la cual tendría que ser el obispado primado. La diócesis de México se erigió tiempo después en 1530. En 1546 se estableció la arquidiócesis
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