La Fe en el Progreso

ENSAYO LECTURAS

Mientras el proyecto de la Modernidad dominó el pensamiento occidental, la fe en el progreso se mantuvo incólume. Las naciones, producto de esa misma Modernidad, se imaginaron a sí mismas con pasados comunes inmemoriales y futuros irrefutablemente mejores que su presente. Estas seguridades, en el mundo actual, se han desvanecido y han sido reemplazadas por una reflexión que pone en duda las nociones mismas de tiempo y espacio que acompañaron el advenimiento de la Modernidad: el pasado ya no es un dato acumulado sino una construcción de las memorias, maleable y para nada ajeno al poder ; y el futuro ya no se proyecta inevitablemente como un horizonte siempre mejor. Si el pasado se puede leer de distintas maneras, puede empoderar a unos e invisibilizar a otros, ¿qué historia “común” deberían contar los museos? Si una nación se constituye en torno a la noción de que las gentes de un territorio son más que un agregado artificial de personas porque comparten un destino común, cómo generar en un mundo desencantado ¿Una Narrativa de Destino Común ? ¿Cómo construir pasados y futuros comunes ?

A pesar de que existen corrientes que opinan que la identidad es una cuestión inmanente, de búsqueda de esencias, la mayoría de interpretaciones históricas se aproximan a la formación de identidades desde un ángulo relacional. Este ángulo se funda en el axioma de que no existe un “nosotros” sin un “otro”, y que la identidad se estructura más en torno a diferencias, contrastes e identificaciones, todas experiencias relacionales, que alrededor de rasgos perennes. La representación de este encuentro y de la construcción de la identidad desde la relación entre ellos y nosotros.

La nación entonces es inventada como comunidad de ciudadanos y no de vasallos. La nación, imaginada como una comunidad fraternal entre iguales, se divide, se fractura entre los de arriba y los de abajo, los que tienen derechos y los que no, los que son incluidos y los que por el contrario se ven expulsados mentalmente fuera de sus fronteras. La nación no abarca entonces a todos los habitantes de un territorio. La nación es imaginada de manera selectiva, lanza al olvido ciertas historias mientras engrandece otras,

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