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Latinoamerica


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2013  •  6.518 Palabras (27 Páginas)  •  290 Visitas

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Las sociedades indígenas han constituido confederaciones y organizaciones nacionales e internacionales que en las últimas décadas obtuvieron una relevancia a nivel mundial, asociados a temas de ecología, medio ambiente, derechos humanos y biodiversidad, entre otros muchos. Eventos como la conferencia de Estocolmo en 1972, la conferencia de Río en 1992, la publicación de libros que se refirieron a las limitaciones del planeta abrieron el debate sobre el uso y explotación de los recursos naturales y el accionar de los países con sus respectivas políticas públicas. Los procesos de globalización reforzaron la conciencia de que temas como el cambio climático, la biodiversidad o el agujero de ozono afectan a todos y que la responsabilidad de estos hechos es compartida. La participación de los movimientos sociales internacionales ha forzado a los gobiernos a suscribir acuerdos internacionales, tratados y convenios donde se habla de protección, conservación, desarrollo sostenido y biodiversidad. Los aspectos ecológicos y la conservación del planeta han adquirido en los últimos tiempos una notable relevancia a nivel mundial y los movimientos étnicos han sabido aprovechar este contexto para iniciar sus demandas por la explotación y la degradación de sus tierras, así como señalar que las comunidades indígenas saben desde hace tiempo gestionar sus propios recursos naturales. Así, las organizaciones indígenas supieron aprovechar este contexto para generar y consolidar alianzas con diversas ONG donde los indígenas se favorecen en tanto les permiten iniciar sus demandas y reivindicaciones y disponer de audiencias transnacionales, mientras que las ONG emplean el conocimiento indígena y el "capital simbólico" que poseen para movilizar a sus financiadores. Las propias ONG ambientalistas han reconocido el valor simbólico de sus aliados indígenas como un modo de comunicar y movilizar partidarios (Cayón y Turbay 2005; Conklin y Graham 1995; Conklin 1997). La alianza entre los ambientalistas y los indígenas posee un componente simbólico extraordinario y la identidad cultural de los pueblos indígenas constituye el recurso político más importante.

Seguramente la alianza entre ambientalistas e indígenas cristalizó en tanto la visión de la población nativa sobre la naturaleza y los modos de aprovechar los recursos son compatibles con la visión ambientalista occidental y por ello algunos ambientalistas han comenzado a desarrollar discursos sobre la base de intereses comunes, por ejemplo en oposición a la destrucción de la selva y fomentando la conservación de las tierras en manos de las comunidades indígenas. Sin embargo, también se puede advertir intereses parcialmente contradictorios puesto que mientras los ambientalistas privilegian el desarrollo de sistemas sustentables de gestión de los recursos naturales, los pueblos indígenas luchan por la autodeterminación y control de sus tierras, incluyendo los recursos naturales. Esta situación de intereses parcialmente contradictorios se puso claramente de manifiesto en la Novena Conferencia de las Partes (COP) de la Convención sobre Diversidad Biológica (CDB) de la ONU celebrada en mayo de 2008 en Bonn (Alemania) cuando en la declaración de apertura realizada por el Foro Internacional Indígena sobre Biodiversidad (FIIB) se proclamó en relación con las áreas protegidas que: "Los Pueblos Indígenas estamos preocupados por la continua expansión de las áreas protegidas. Queremos el reconocimiento de nuestros propios territorios de conservación, territorios bioculturales indígenas y áreas conservadas por la comunidad. Nos oponemos al establecimiento de nuevas áreas protegidas en tierras y territorios indígenas hasta que nuestros derechos a las tierras, territorios y recursos sean plenamente reconocidos y respetados" (Prensa Indígena, 30 de mayo 2008).

La alianza estratégica que los pueblos indígenas consolidaron con los ambientalistas adquiere una importancia fundamental si vemos el proceso en perspectiva ya que en sus inicios la defensa indígena se basó fundamentalmente en conceptos asociados a los derechos humanos y a la defensa de los aspectos culturales y de la diversidad, pero recientemente la emergencia de la figura del indígena como "guardián de la naturaleza" colocó a las poblaciones nativas en un lugar privilegiado en relación con las organizaciones ecologistas y defensoras del medio ambiente que facilitó la inserción de las diferentes asociaciones de pueblos en el panorama transnacional. El interés occidental por la preservación de la biodiversidad es un factor preponderante en las demandas indígenas porque por extensión se debía preservar también a las poblaciones nativas y a su cultura (también se trataba de conservar la diversidad cultural). Un ejemplo paradigmático es la notoriedad y la presencia que adquirieron los indígenas en Brasil durante la década de los ochenta en los medios de comunicación global asociados a la amenaza de las selvas tropicales. Varios líderes de comunidades indígenas de las regiones amazónicas recibieron invitaciones para viajar y participar de conferencias, encuentros con otros líderes, reuniones con políticos de Naciones Unidas, del Banco Mundial, etc. Algunos factores contribuyeron en mucho al desarrollo internacional de los movimientos indígenas durante finales de los años 1980 y principios de los 1990 como la conservación de la biodiversidad, la disponibilidad de la información científica sobre la deforestación en el Amazonas que atrajo la atención mundial, el desarrollo de las tecnologías que permitieron por ejemplo observar imágenes satelitales de la destrucción del medio ambiente, el nuevo paradigma del "desarrollo sostenible", etc. Este contexto, que brindó una clara situación favorable de oportunidad política para lograr la visibilidad de las sociedades indígenas en el panorama internacional, se modificó a través del tiempo, al menos para las poblaciones indígenas amazónicas, ya que en los últimos años se limitaron las oportunidades para los pueblos indígenas. Las oportunidades políticas, económicas y culturales que permitieron la emergencia de la alianza amazónica han cambiado y la apertura que existió a finales de los 1980 y comienzos de los 1990 ahora permanece cerrada (Pieck 2006). Algunos parámetros importantes que operaron en este cambio fueron la existencia de una gran polarización ideológica entre las grandes organizaciones conservacionistas y las pequeñas organizaciones medioambientales y de derechos humanos, la polarización financiera entre estos mismos grupos (incrementada por la escasez de dinero para las causas ambientales) y la reducción en la cobertura periodística relativo a problemas de deforestación y de luchas indígenas, y por tanto la reducción del poder simbólico de las poblaciones indígenas. Los atentados

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