ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

No Hay Ladrón Que Por Bien No Venga


Enviado por   •  25 de Abril de 2012  •  9.077 Palabras (37 Páginas)  •  1.133 Visitas

Página 1 de 37

NO HAY LADRÓN

QUE POR BIEN NO VENGA

De

DARÍO FO

PERSONAJES

Ladrón

Mujer del ladrón

H o m b r e

M u je r

Ana

Antonio

Segundo ladrón

Tras forzar la ventana, un ladrón entra en el apartamento del tercer piso de una casa señorial, con su clásica lámpara de tulipa. Echa un vistazo y enciende la luz.

Justo cuando va a abrir un cajón, suena el teléfono. El ladrón, presa del pánico, va rápidamente a ba¬tirse en retirada, pero al ver que no aparece nadie de la casa v por tanto no tiene nada que temer, vuelve sobre sus pasos. Sigiloso, se acerca al teléfono. Arranca el auricular y, como si quisiera ahogarlo, lo estrecha contra su pe¬cho tapándoolo con la chaqueta. Del auricular sale una voz cada vez más débil y «apagada».

VOZ.- Oiga, oiga, conteste... ¿Con quién hablo?

El ladrón saca de su chaqueta el auricular, lo levanta con cautela y lo acerca al oído; luego lo sacude repetidamente y oye un lamento.

LADRÓN.- .- ¡Oh! ¡Por fin!

VOZ.- Ohhh... por fin... ¿Con quién hablo?

LADRÓN.- .- (Otra vez sorprendido.) María... ¿eres tú?

VOZ.- Sí, soy yo, pero ¿por qué no contestabas?

Iluminada por un foco, aparece en una zona hasta ahora oscura del escenario la figura de la mujer que habla por teléfono.

LADRÓN.- .- ¡Estás loca! ¿Ahora me llamas incluso al trabajo? ¡Imagínate si llega a haber alguien en casa, en menudo lío me habrías metido!

MUJER DEL LADRÓN.- .- Pero si tú mismo me has dicho que los pro¬pietarios están en el campo... y además, perdona, pero no po¬día más... estaba preocupada por ti... me encontraba fatal... in¬cluso ahora, cuando te estaba llamando, me parecía que me ahogaba...

LADRÓN.- .- Perdona, no lo he hecho aposta, no me imaginaba:

que eras tú...

MUJER DEL LADRÓN.- .- ¿Pero qué dices?

LADRÓN.- .- Nada, nada... Pero ahora déjame... ya he perdido bastante tiempo...

MUJER DEL LADRÓN.- .- Ah, te hago perder el tiempo... ¡Gracias! Yo me muero de agobio, sufro... me desazono...

LADRÓN.- ¿Qué haces?

MUJER DEL LADRÓN.- .- Sí, me desazono... me desazono por ti... y tú me tratas así... Muy amable, la verdad... Pero no temas... de ahora en adelante no me desazonaré más... mejor, a partir de ahora deja de decirme adonde vas porque a mí me da...

LADRÓN.- .- Pero cariño, trata de razonar... Cómo es posible que no te entre en la cabeza que no he venido a divertirme. ¡Cómo es posible que contigo no se pueda robar en paz ni una sola vez!

MUJER DEL LADRÓN.- .- Exagerado... ¡ahora, como siempre, se hace el mártir! Hay tanta gente que roba, que atraca, incluso a mano armada... y no se da tanta importancia. Menos mal que no te de¬dicas al robo con engaño y estafa... ¡que si no, pobre cíe mí!

LADRÓN.- .- (Oye un extraño ruido a sus espaldas y tapa instintiva¬mente el aurocular.) ¡Calla!

Por suerte es sólo el mecanismo del reloj de péndulo que marca la próxima hora... y da la medianoche.

MUJER DEL LADRÓN.- ¿Que pasa?

LADRÓN.- .- (Recuperándose del susto.) ...Es el reloj de péndulo. Menos mal.

MUJER DEL LADRÓN.- .- Qué bonito sonido... debe de ser un reloj antiguo... ¿Pesará mucho?

LADRÓN.- .- (Distraído.) ...Por lo menos... (De pronto cae en Las in¬tenciones de su mujer.) ¿No pretenderás que te lo lleve a casa... por casualidad?

MUJER DEL LADRÓN.- .- Oh no, figúrate... Cómo se te ocurre que yo pretenda algo así... Tú, con un detalle cariñoso... Tú, pen¬sando hacerme un regalito... ¡qué ocurrencia!

LADRÓN.- .- Eres una inconsciente, eso es lo que eres... Si cargo con ese catafalco, ¿me quieres explicar cómo me llevo la plata y lo que encuentre?

MUJER DEL LADRÓN.- En el catafalco...

LADRÓN.- Pues ya puestos, ¿por qué no me pides que te lleve también el frigorífico? ¡Aquí hay uno cíe doscientos litros!

MUJER DEL LADRÓN.- No levantes la voz, por favor... No estás en tu casa.

LADRÓN.- Perdona, me he pasado.

MUJER DEL LADRÓN.- Encima te pueden oír, y quedas como un grosero.

LADRÓN.- Te he pedido perdón.

MUJER DEL LADRÓN.- Además, nunca te he dicho que quiera un frigorífico, y menos de doscientos litros, que no sabría dónde meterlo. Me conformo con cualquier cosa... lo que importa es el detalle... así que elige tú. Eres tú el que hace el regalo.

LADRÓN.- Pero cómo quieres que sepa lo que te gusta... ade¬más, tengo otras cosas en la cabeza...

MUJER DEL LADRÓN.- Si quieres voy y lo elijo yo...

LADRÓN.- ¡Sí, lo que faltaba!

MUJER DEL LADRÓN.- Me gustaría tanto ver cómo es una autén¬tica casa señorial... a mis amigas las mataría de envidia.

LADRÓN.- A mí sí que me vas a matar, no a tus amigas... he ve¬nido a robar, ¿quieres enterarle o no? Adiós, hasta luego.

MUJER DEL LADRÓN.- ¿A qué viene tanta prisa? Total, qué te cues¬ta... ser amable por lo menos una vez conmigo, después de to¬do soy tu mujer... ¡y nos casamos por la iglesia, no en el regis¬tro, como cualquier concubina!

LADRÓN.- (Molesto.)

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (54.5 Kb)  
Leer 36 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com