Situación Política De España En La Segunda Mitad Del Siglo XVIII.
haydeetineo9 de Julio de 2015
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Situación Política De España En La Segunda Mitad del Siglo XVIII.
Hacia la segunda mitad de siglo se suprimen las aduanas interiores,se declara la libertad de precios y circulación para el trigo, progresivo estímulo del comercio con América, hasta establecer la libertad total para todos los puertos como Cádiz, Santander, Valencia o La Coruña y todos los españoles en el tráfico indiano con la liberalización del comercio colonial(1775). Esta fue una de las reformas económicas de Carlos III.
La crisis de subsistencia más famosa del s. XVIII fue el Motín de Esquilache, también llamado motín de Madrid. Se produce en 1766 por reacción a las políticas que estaba iniciando el reformismo con Carlos III, es decir, por la reacción que ante el reformismo tienen la aristocracia, el alto clero y los gremios mayores de Madrid, grupos que alentados por la nobleza y el clero reformista instigarán a las masas urbanas de Madrid y otras ciudades a levantarse contra la política reformista del marqués de Esquilache, sobre todo en relación a las medidas económicas que tomó. Como pretexto para la revuelta se tomó la subida del precio del pan como consecuencia de la mala cosecha y una serie de reformas en las costumbres y vestimenta. Lo que desde luego mostró el motín de Esquilache fue la gravedad del problema de la tierra, que motivó la primera ley de reforma agraria.
Juan Meléndez Valdés :
Este hombre nació en el año 1754 en Ribera del Fresno, Badajoz. Es un Poeta y político español. Colaboró con el gobierno de José Bonaparte (Rey de España), por lo que se tuvo que exiliar a Francia tras la guerra de la Independencia.Se reconoce por ser parte de la Poesía bucólica o pastoril donde aparecen pastores en paisajes cantando y tocando sus flautas. Sus principales obras son:Letrillas como La flor del Zurguén, Doña Elvira, enriquecida con reflexiones morales esta La oda “la noche y la soledad”, escribió varias Églogas en las que recupera los temas pastoriles de la bucólica y por ultimo escribió Elegías dedicadas a un amor desconocido del poeta.Murió en Francia en el año 1817.
José Iglesias de la Casa
Nació en Salamanca en el año 1748, es un poeta español perteneciente al grupo literario formado por fray Diego T. González, Jovellanos y Meléndez Valdés.
Es importante su obra satírica, y también sus poemas de metro corto como las letrillas agrupadas con el título de La esposa aldeana. Escribió La niñez laureada, en loor de un niño precoz, y el poema didáctico La Teología. Compuso numerosas poesías religiosas y profanas. Lo único que se salva de su producción son las composiciones jocosas, algunas de las cuales son notables por su gracia y ligereza. Murió en Salamanca en el año 1791.
En el siglo XVIII también se cultivó la fábula con el objetivo de ofrecer al lector consejos y enseñanzas morales puestas en boca de animales. Grandes fabulistas fueron Iriarte y Samaniego
Tomás de Iriarte
Nació en La Orotava, municipio español al norte de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Canarias, en 1750Sus obras teatrales tuvieron un gran éxito al .hacer llegar al público general la corriente neoclásica. Además de su teatro, Iriarte destacó con sus poemas agrupados en Fábulas literarias (1782), en clara competencia con Samaniego. Una de sus fabulas se llama EL burro flautista.Murió en Madrid en 1791
Félix María Samaniego
Nació en La guardia (Álava) en 1745 y murió en el mismo pueblo en 1801. Estudió en Valladolid y viajó por Francia, cuya influencia se advierte en la única obra por la que lo conocemos: las Fábulas morales, 157 fábulas distribuidas en 9 libros, escritas para los alumnos del seminario de Vergara
José Cadalso
Nació en el año 1741 fue un literario y militar es
Perteneciente a los jovellanos.Cadalso escribió un libro de versos, Ocios de
Mi juventud, publicado en 1773. En esta obra Cadalso usa el nombre poético de Dalmiro, y a veces dialoga mediante la poesía con su amigo, el poeta Juan Meléndez Valdés.La obra más famosa de Cadalso, sus Noches lúgubres, fue escrita en 1774 y publicada póstumamente por entregas en el Correo de Madrid en los años 1789 y 1790. En 1790 se publicó El buen militar a la violeta, una sátira de la vida militar Murió en el año de 1782.
Fray Diego Tadeo González
Nació en Ciudad Rodrigo, en el año de 1733, fue un poeta español,
A Fray Luis le debemos su poesía religiosa, singularmente sus traducciones de los Salmos XI y X y del Magníficat.
Junto a ello, y a instancias de Jovellanos, se incorporará a la llamada Poesía Ilustrada en obras como Las Edades (1776) o A las nobles artes (1781), bien que será siempre la vertiente anacreóntica y amorosa la que predomine en su obra.
FEIJOO
SOBRE LA MODA
Siempre la moda fue la moda. Quiero decir que
siempre el mundo fue inclinado a los nuevos
usos. Esto lo lleva de suyo la misma naturaleza.
Todo lo viejo fastidia. El tiempo todo lo
destruye. A lo que no quita la vida, quita la
gracia... Piensan algunos que la variación de las
modas depende de que sucesivamente se va
refinando más el gusto, o la inventiva de los
hombres cada día es más delicada. ¡Notable
engaño! No agrada la moda nueva por mejor,
sino porque se juzga que lo es, y por lo común
se juzga mal. Los modos de vestir de hoy que
llamamos nuevos, por la mayor parte son
antiquísimos. Aquel linaje de anticuarios que
llaman medallistas (estudio que en las naciones
también es de la moda) han hallado en las
medallas que las antiguas emperatrices tenían
los mismos modos de vestidos y tocados que,
como novísimos, usan las damas en estos
tiempos... Hoy renace el uso mismo que veinte
siglos ha expiró. Nuestros mayores le vieron
decrépito y nosotros le logramos niño. Enterróle
entonces el fastidio y hoy le resucita el antojo.
... La razón de la utilidad debe ser regla de la
moda. No apruebo aquellos genios tan parciales
de los pasados siglos que siempre se ponen de
parte de las antiguallas. En todas las cosas el
medio es el punto central de la razón. Tan
contra ellas, y a caso más, es aborrecer todas
las modas que abrazarlas todas. Recíbase la
que fuere útil y honesta. Condénese la que no
trajera otra recomendación que la novedad.
TEXTO II
Jovellanos
Así corrió la suerte de este espectáculo,
más o menos asistido o celebrado según su
aparato, y también según el gusto y genio
de las provincias que le adoptaron, sin que
los mayores aplausos bastasen a librarle de
alguna censura eclesiástica, y menos de
aquella con que la razón y la humanidad se
reunieron para condenarle. Pero el clamor
de sus censores, lejos de templar, irritó la
afición de sus apasionados, y parecía
empeñarlos más y más en sostenerle,
cuando el celo ilustrado del piadoso Carlos
III lo proscribió generalmente, con tanto
consuelo de los buenos espíritus como
sentimiento de los que juzgan las cosas por
meras apariencias.
Es por cierto muy digno de admiración que
este punto se haya presentado a la
discusión como un problema difícil de
resolver. La lucha de toros no ha sido
jamás una diversión, ni cotidiana, ni muy
frecuentada, ni de todos los pueblos de
España, ni generalmente buscada y
aplaudida. En muchas provincias no se
conoció jamás; en otras se circunscribió a
las capitales, y dondequiera que fueron
celebrados lo fue solamente a largos
periodos y concurriendo a verla el pueblo
de las capitales y tal cual aldea
circunvecina. Se puede, por tanto, calcular
que de todo el pueblo de España, apenas la
centésima parte habrá visto alguna vez
este espectáculo. ¿Cómo, pues, se ha
pretendido darle el título de diversión
nacional?
Pero si tal quiere llamarse porque se
conoce entre nosotros desde muy antiguo,
porque siempre se ha concurrido a ella y
celebrado con grande aplauso, porque ya
no se conserva en otro país alguno de la
culta Europa, ¿quién podrá negar esta
gloria a los españoles que la apetezcan?
Sin embargo, creer que el arrojo y destreza
de una docena de hombres, criados desde
su niñez en este oficio, familiarizados con
sus riesgos y que al cabo perecen o salen
estropeados de él, se puede presentar a la
misma Europa como un argumento de valor
y bizarría española, es un absurdo. Y
sostener que en la proscripción de estas
fiestas, que por otra parte puede producir
grandes bienes políticos, hay el riesgo de
que la nación sufra alguna pérdida real, ni
en el orden moral ni en el civil, es
ciertamente una ilusión, un delirio de la
preocupación. Es, pues, claro que el
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