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UN INFORME SOBRE BULIMIA Y ANOREXIA


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2012  •  1.821 Palabras (8 Páginas)  •  736 Visitas

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UN INFORME SOBRE BULIMIA Y ANOREXIA

Buscar la perfección corporal puede ser determinante y generar dos enfermedades difíciles como son la bulimia y la anorexia

Jaquelín Sánchez

Tanto la bulimia como la anorexia son dos enfermedades que reflejan mucho de la sociedad donde se desarrollan. Generalmente se asocian las palabras belleza y éxito social con la delgadez y no siempre estos conceptos van de la mano. Dentro de la cultura argentina los estándares de belleza, motivados por los modelos o artistas, llevan a que muchas personas hagan cualquier cosa para agradarles a los demás. Esto trae como consecuencia que la juventud tienda a ser propensa a sufrir bulimia o anorexia.

La bulimia es el trastorno alimenticio que produce desarreglos en el comportamiento y en la ingesta alimentaria con la alternancia de períodos de compulsión para comer (atracones) con conductas compensatorias. El bulímico esconde su accionar, no dan señales de alerta que indiquen la enfermedad. Suelen utilizar métodos para revertir los efectos de su acción, recurriendo a los laxantes o a los diuréticos. En cambio, la anorexia es la abstención de ingerir alimentos de cualquier tipo por un período de tiempo, para perder peso rápidamente. Los enfermos no reconocen su problema, tienen miedo al aumento de peso y “se ven gordos”. Ambas pueden ser mortales si no son controladas a tiempo.

Los kilos de más y la desesperación por “ser flacos” influyen en la alimentación, generando desequilibrios. En la época de la adolescencia estas afecciones se manifiestan con más frecuencia. Los jóvenes son vulnerables a las críticas, al rechazo social, a la discriminación por ser gordos y por lo tanto la atención a los cambios físicos como psicológicos son el factor fundamental en la prevención de ambas enfermedades.

Según la Organización Mundial de la Salud el 15 por ciento de los pacientes con estas patologías mueren por no tratarse una vez reconocida la dolencia.

La opinión de los que saben

La licenciada en Nutrición Diana Domínguez trabaja desde hace 29 años en el Departamento de Nutrición, que depende del Ministerio de Salud. Dice: “Nos llaman de los colegios secundarios para que demos charlas sobre bulimia y anorexia. Siempre tratamos de hablar de alimentación saludable, porque creemos que es más sano dialogar de esa manera y no fomentar estos trastornos tan problemáticos”. Asegura que la anorexia y bulimia se da en la adultez joven y en el adolescente, pero además ocurre en hombres y mujeres adultos. El uno por ciento de las mujeres sufren de anorexia, también hay un alto porcentaje de bulimia nerviosa. Asimismo, está la “bulí forme” que es un trastorno que se asemeja a la bulimia. La persona tiene más poder sobre el cuerpo, no toma laxantes, no provoca sus vómitos, sino que tiene compulsas de alimentos, come y no para de comer. Generalmente esto se da en pacientes que hacen tratamientos dietéticos. Es básico el tratamiento terapéutico, Psicológico, psiquiátrico, médico y nutricionista. No se puede dejar de lado el rol importante que ocupa la contención familiar. Domínguez explica que “las personas que sufren de anorexia nerviosa se caracterizan por no comer, sienten hasta dolores de estómago por hambre y siempre les parece estar gordos. Tienen ritos alimentarios: cortan chiquitita la comida, miden los líquidos que toman, hacen gimnasia en forma muy agresiva y bajan hasta veinte o treinta kilos de su peso normal. Además en las mujeres se da un trastorno clínico muy común: no tienen menstruaciones”.

Por otro lado, especifica que “en la bulimia, la persona come y comienza a sentir culpa. Es por eso que se provoca el vómito o a diario se toman laxantes. La moda y la televisión son características que hacen que los adolescentes copien mucho en ser flacos” y afirma “que estos dos desórdenes tienen cura con un buen tratamiento”.

Según la psicóloga Adriana Tarrab, desde su experiencia de 27 años atendiendo pacientes anoréxicos y bulímicos afirma: “Estas enfermedades son un trastorno que aparece en el ingreso a la adolescencia. Los pacientes que consultan sobre esta patología tienen desde 14 años hasta los 27. Es una enfermedad sobre diagnosticada, porque, por ejemplo, una chica que adelgaza un poco y se pone obsesiva con el cuerpo, tiene que catalogarse como anoréxica”. Continúa diciendo: “La anorexia y la bulimia son dos patologías que a veces surgen juntas. La anorexia es una especie de obsesión por la flacura y por no engordar, se posee un control muy riguroso por la comida. Pueden tener “atracones” y después se provoca el vómito. Esta gente, suele tener una relación muy particular con sus madres. A veces se da una rivalidad entre ambas partes. Además, son madres muy exigentes que en alguna etapa de la niñez de sus hijos los persiguieron con el tema de la gordura. En algún momento esos chicos fueron gorditos, tuvieron sobrepeso”. Expresa que “Se puede superar, una vez que se logra, la idea de la cura de estos trastornos es que la obsesión por el cuerpo deje de ser el único centro y que estar delgada no lo es todo”.

El perfil de los pacientes

La anorexia tiene características propias que distinguen la enfermedad. La falta de conciencia, el miedo a la obesidad, la distorsión de la imagen que ven de ellos mismos, amenorrea, presentan una piel seca, la caída del cabello, la hipotensión, la hipotermia, el rechazo a la sexualidad, el ocultamiento del cuerpo, la irritabilidad ante cualquier malestar, se aíslan socialmente, las conductas obsesivas, la hiperactividad para bajar de peso y la autoexigencia son algunas de las cuestiones a tener en cuenta a la hora de evaluar la posibilidad de estar frente a un anoréxico. Prefieren porciones pequeñas de alimentos, con pocas calorías- Con respecto a la vestimenta, usan ropa suelta y se tapan el cuerpo continuamente

El comportamiento de un bulímico difiere un poco del paciente anoréxico porque sienten ansiedad y compulsión para comer, lo que lleva a que sufran recurrentes episodios de voracidad, puede haber deterioro o perdida de los dientes a causa de los vómitos, ayunos continuos, hiperactividad, cortan los alimentos en trozos grandes, comen rápidamente, apenas mastican o tragan sin masticar, prefieren grandes porciones, se sienten culpables, comen a escondidas, roban para comprar comidas, oscilan entre la euforia y la depresión y entre la autoexigencia y el abandono, suelen renunciar a todo lo que emprenden. Abusan de las bebidas light, laxantes y de los alimentos con pocas calorías, por lo que sufren bruscos aumentos y disminuciones del peso. Los bulímicos tienen una sensación constante de hambre y tienen dificultades de concentración y aprendizaje.

Lugares de atención

La Asociación de Lucha Contra Bulimia y Anorexia (ALUBA), es un centro privado y cuentan con un equipo terapéutico integrado por la psiquiatra Valeria Nader, el psicólogo Sebastián Agüero y la asistencia médica de la doctora Mabel Bello.

ALUBA lo que realiza primero, es una entrevista con los familiares del presunto enfermo. Luego si el paciente lo desea asiste a una charla con los profesionales. En ese encuentro los médicos determinan la patología del paciente (anorexia o bulimia). La persona comienza con secciones de una hora a diario que abarcan horarios determinados para comer.

“Trabajamos con adolescentes y niños, el tratamiento es grupal junto con los padres. Los pesamos cada vez que vienen, los hacemos controlar por una nutricionista”, explica el psicólogo Sebastián Agüero. Además tratan que el enfermo coma seis veces diarias: Desayuno, a mitad de mañana que ingiera algo, almuerzo, que vuelva a comer, merienda, nuevamente ingesta y por último la cena.

“Se le pide al paciente un cuaderno, y que cada comida que realice la anote. Un responsable de la familia, debe firmar al lado de cada anotación”, agrega Valeria Nades. Se están atendiendo alrededor de treinta personas con éstas patologías. El 90 por ciento son femeninas y las edades varían.

“Nosotros nos adaptamos a las actividades de la persona. Respetamos los horarios escolares o de otras actividades. A partir de eso armamos las secciones a diario”, cometa la psiquiatra Valeria Nader.

Salir adelante

Martín C. tiene 21 años y durante su adolescencia sufrió de bulimia y más tarde de anorexia. Cuenta que: “En un principio comía como un loco y después vomitaba y cuando bajé mucho no comía nada directamente, hasta los 8 años fui super flaco, después empecé a engordar. Cuando crecí un poco más empecé a fijarme en mi cuerpo un poco más, en la ropa que me ponía. A los 12 años me comparaba todo el tiempo con mis amigos y si me ponía en cuero jugando un partido de fútbol y me sentía un chanchito”, recuerda. “Desde ahí empezó el trauma en mi cabeza, nadie específicamente me traumó, era una cosa mía”. “Estaba relleno, tenía flotadores, los cachetes marcados, nada que ver con lo que soy hoy”.

“A los 13 años hacía dietas constantemente con mi mamá. Me duraban un mes y medio o dos. Entre dieta y dieta me pasaba que un mes no comía nada y bajaba un poquito y al mes siguiente me comía todo y aumentaba mucho”, enfatiza. “Estaba pesando 88 kilos pero medía 1,60, era una garrafa a los 15 años”. En los años siguientes empezó a ir al gimnasio, pero no veía los resultados del ejercicio.

“Tenía una rutina que no paraba ni un segundo y solamente hacía una comida por día. Mi licencia era tomar una chocolatada a la mañana, después comía muy poco al mediodía y nada más”, agrega sonriendo. “Bajé 25 kilos en un mes y medio, estaba raquítico. Fue muy repentino y en casa como mis viejos trabajaban no hubo mucha presión ni estaba encima mío”.

Cuando tenía 15 años, Martín se sentía feliz y usaba ropa suelta para que no se notara el cambio en su cuerpo. “Era lo mejor que me podía haber pasado. Cuando me decían que estaba flaco yo estaba feliz”.

Respecto a su vida afectiva y sexual, Martín recuerda que “en ese momento no tuve apetito sexual, me miraba yo y si mi cambio corporal generó cierta atracción en mis compañeras no lo noté”.

Ya a los 18 años empezó a fijarse en los demás. “Antes tenía miedo de acercarme a una chica porque sentía que me podía rechazar por ser gordito. Ahora tenía más seguridad”.

Todos los cambios en el cuerpo de Martín fueron de un día para el otro. Cuando hacía pocos meses que había cumplido los 18 se casó, pero la vida conyugal le trajo algunos problemas. “Tuve otra vez muchos traumas que no tenían que ver con la bulimia o la anorexia, pero que me influyeron en mi alimentación. Empecé a engordar de nuevo”, se entristece. “Mi separación fue otro problema para mí. Me traumó mucho y me cambió la cabeza”, agrega.

Ya con 21 años se siente recuperado, “la obsesión sigue siempre, pero no me vuelvo loco por los kilos que engordo. Ahora que tengo un ritmo de trabajar y estudiar como loco estoy comiendo mal pero trato de que no me genere problemas. Ya lo superé, ya está. Estoy acostumbrado a las idas y vueltas de mi peso”.

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