Al más puro estilo de los grandes fascistas

Al más puro estilo de los grandes fascistas como Mussolinni y Hitler actuaba el Seños Augusto Pinochet en conjunto con sus más fieles colaboradores, la aparente principal doctrina de su gobierno: “Eliminar al opositor”, esto sin importar la manera de cómo lograrlo, gracias a esto en nuestro país llegamos a una inmensidad de detenidos desaparecidos, torturados, fusilados y exiliados solo con el fin de enardecer los nombres, el poder y las arcas de Pinochet y sus secuaces, arrastrando con ello la dignidad y la salud de los que querían ser libres, sometiéndolos a una fuertísima represión donde no se les permitían leer los libros que querían, escuchar la música que desearan, escribir sus pensamiento, ni siquiera elegir que ver en televisión, nada que pudiese tener una tendencia a generar conciencia, esto para generar una población uniforme, que solo pensara lo que ellos, los de poder, querían que pensaran, solo debían saber lo que los políticos querían que supieran así formar una sociedad poco pensante, poco reflexiva y con mucho temor. Es así como de poco se fueron forjando entre calles, secretos, gritos y lucha, muchos casos de los cuales, nosotros, la juventud de hoy día, de a poco vamos conociendo como sucedió con el “Caso Quemados”. Esta historia es el símbolo del sufrimiento de la época.

No es necesario describir los hechos, no es necesario si quiera conocer los testimonios para que entendamos que este acto ocurrido el 2 de julio de 1986 en la ciudad de Santiago en el marco de un paro nacional cuyo fin era derrocar al régimen pinochetista, fue un crimen cruel y horroroso tan solo con escuchar la palabra “Quemados”. Los protagonistas llevan impregnada en su historia la palabra dolor y humillación, tanto para Carmen Gloria Quintana, el fallecido Rodrigo Rojas, sus familias al igual que todo el resto de las víctimas de la represión, de aquellas que conocemos su historia y también de quienes no podemos ni imaginar el nivel de atrocidad con que los y las trataron. Quintana y Rojas sufrieron, y mucho:

“…Rodrigo Rojas no logró sobrevivir. Tenía un 70% de la superficie de su cuerpo quemado y falleció cuatro días después. Yo tenía el 65% de mi cuerpo quemado, también con quemaduras de segundo y tercer grado.”(1)

Evidentemente Rodrigo Rojas de Negri murió de dolor, es casi imposible sobrevivir con tal porcentaje del cuerpo quemado, si una pequeña quemadura en el dedo duele bastante, no quiero ni imaginar cómo debe ser tener más del 50% de cuerpo quemado. Y Carmen Gloria Quintana logro sobrevivir a esto lo que, además de tener que soportar el dolor físico que sentía, tuvo que soportar el dolor emocional, tuvo que sobrellevar toda la rabia y la impotencia que significa tener que quedarse adolorida, deformada físicamente y sin justicia por culpa de la mentira de aquellos que prefirieron el dinero y más regalías. Y no es solo es sufrimiento de ambas víctimas, sino que también el de una familia que perdió a su hijo y que después de tanto tiempo aun duele. La madre de Rodrigo dice:

“Todavía no puedo llorar como quisiera, pero ya lo voy haciendo. Ha sido un tremendo alivio” (2)

La pérdida de un hijo es de las cosas más dolorosas que puede vivir una persona, los dolores de alma son los que más tardan en sanar o quizás nunca dejan de doler y aun más cuando el capítulo todavía no tiene fin, y así como sufre la familia de Rojas también lo hace la Familia de Quintana; qué más quisiera una madre que todos lo malo que le pasa a los hijos lo viva uno y no ellos, la familia de Carmen Gloria la vió sufrir primero los dolores de las quemaduras, luego los dolores de las operaciones, y por toda la vida la verán sufrir hasta cuando ella por fin sienta que se hizo justicia por ella, por su compañero Rodrigo y por todos los que han pasado por cosas similares

Pero en esta historia en particular podemos notar claramente las

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