Arquitectura Neoclasica
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Arquitectura neoclásica
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La arquitectura neoclásica es un estilo arquitectónico que produjo el movimiento neoclásico que comenzó a mediados del siglo XVIII, por una reacción contra el estilo barroco de ornamentación naturalista así como por el resultado de algunos rasgos clasicistas nacidos en el barroco tardío. Se prolongó durante el siglo XIX, confluyendo a partir de entonces con otras tendencias, como la arquitectura historicista y el eclecticismo arquitectónico. Algunos historiadores denominan el periodo de la arquitectura neoclásica de la primera mitad del siglo XIX como clasicismo romántico, a pesar del oxímoron (oposición de términos), dado que, además de coincidir en el tiempo con el romanticismo, estilísticamente comparte rasgos con la estética romántica, al añadir cierta expresividad y espíritu exaltado a la sencillez y claridad de las estructuras clásicas grecorromanas.[1]
Factores fundamentales que influyeron en la creación de la arquitectura neoclásica fueron los determinantes en el contexto político, social y económico de la época, en que se incluyen destacadamente la revolución industrial, la crisis del Antiguo Régimen, la Ilustración, el enciclopedismo, la fundación de las Academias, el despotismo ilustrado, etc.
La revolución industrial modificó profundamente el ritmo de vida, influyó en adelantos técnico constructivos, empleo de nuevos materiales. El concepto de economía relacionado con el funcionamiento cambió algunos esquemas de organización espacial y aun de relación entre vanos y macizos.
El enciclopedismo, espíritu precursor de la revolución francesa, trajo consigo una concepción romántica de la Grecia Antigua. La Ilustración sostenía que la infelicidad del hombre, se debía a la ignorancia e irracionalidad y que por lo tanto el único camino viable para conducirlo a la felicidad era llevarle la luz de la razón por medio de la educación. En cuanto a arquitectura la educación implicaba el conocimiento y fuentes antiguas tales como Vitrubio, Palladio, Vignola; por lo que ésta hizo uso de los repertorios formales griegos y romanos.
Se buscó dar un carácter más científico a las artes, por lo que los artistas debieron ser técnicos más que inventores, e imitadores más que creadores. Este espíritu científico llevó a considerar al arte clásico como un arte progresista, porque estaba desprovisto de adornos sin sentido y buscaba la perfección de las leyes inmutables sin depender de las impresiones subjetivas e imperfectas del artista.
Las Academias para el estudio de las artes surgieron en Italia desde el siglo XVI; las fundadas en el siglo XVIII ya estaban matizadas por la Ilustración, lo que les dio un carácter distinto. La Academia fungió como transmisora de los conceptos en contra del barroco y a favor del neoclasicismo y los diversos tratados clásicos y renacentistas de las Tres nobles artes, así como de obras de carácter técnico y científico que racionalizaban au práctica y ejecución. Entonces el arte comienza a sufrir las consecuencias de una crítica libre, fundada en los principios académicos.
Representación de la Acrópolis de Atenas por el arquitecto y pintor Leo von Klenze (detalle).
Contenido
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• 1 La crítica ilustrada
• 2 Visionarios
• 3 Arquitectura pintoresca
• 4 "Neo-romano" y "Neo-griego"
• 5 Francia
• 6 Alemania
• 7 Reino Unido
• 8 Italia
• 9 España
• 10 Escandinavia
• 11 América
o 11.1 Estados Unidos
o 11.2 Iberoamérica
• 12 Notas
• 13 Enlaces externos
[editar] La crítica ilustrada
La arquitectura puede ser analizada como una rama de las artes social y moral; La Enciclopedia le atribuyó la capacidad de influir en el pensamiento y en las costumbres de los hombres. Proliferan así las construcciones que pueden contribuir a mejorar la vida humana como hospitales, bibliotecas, museos, teatros, parques, etc., pensadas con carácter monumental. Esta nueva orientación hizo que se rechazara la última arquitectura barroca y se volvieran los ojos hacia el pasado a la búsqueda de un modelo arquitectónico de validez universal.
Nacen movimientos de crítica que propugnan la necesidad de la funcionalidad y la supresión del ornato en los edificios. Francesco Milizia (1725-1798) en Principi di Architettura Civile (1781) extendió desde Italia las concepciones rigoristas a toda Europa. Mientras, en Francia, el abate Marc-Antoine Laugier (1713-1769) propugna en sus obras Essai sur l'Architecture (1752) y Observations sur l'Architecture (1765) la necesidad de crear un edificio en el cual todas sus partes tuvieran una función esencial y práctica y en el que los órdenes arquitectónicos fueran elementos constructivos y no sólo decorativos, todo ello para hacer una arquitectura verdadera: la construida con lógica.
Todos los arquitectos parten de unos supuestos comunes como son la racionalidad en las construcciones y la vuelta al pasado. Los modelos de los edificios de Grecia y Roma e incluso de Egipto y Asia Menor se convierten en referentes que todos emplean aunque desde puntos de vista distintos.
Proyecto de cenotafio para Isaac Newton, de Étienne-Louis Boullée.
[editar] Visionarios
Artículo principal: Arquitectura visionaria
Otros arquitectos, los llamados utópicos, revolucionarios o visionarios, plantearon edificios basados en las formas geométricas. No despreciaron la herencia del pasado clásico y, aunque respetaron las normas de simetría y la monumentalidad, sus edificios son a veces el resultado de la combinación caprichosa de las formas geométricas. Étienne-Louis Boullée (1728-1799) y Claude-Nicolas Ledoux (1736-1806) encabezaron esta postura; entre la gran cantidad de proyectos no construidos merece la pena mencionar el Cenotafio para Isaac Newton concebido por Boullée como una esfera, representación del modelo ideal, levantada sobre una base circular que había de cobijar el sarcófago del científico. Ledoux ha dejado edificios construidos, entre ellos una parte de la utópica ciudad industrial de las Salinas de Arc-et-Senans, de planta circular en el Franco Condado o el conjunto de la Villette en París.
Templo de la Virtud Antigua, Stowe, Buckinghamshire, de William Kent.
[editar] Arquitectura pintoresca
Entre uno y otro grupos aparece una tercera categoría, la arquitectura pintoresca, a partir de la creación de jardines ingleses en el siglo XVIII, ordenados de forma natural lejos del geometrismo del jardín francés. En esta arquitectura se valora la combinación de la naturaleza con lo arquitectónico, la inclusión en el paisaje natural de edificios que remedan las construcciones chinas, indias o medievales. Este juego de formas caprichosas y el aprovechamiento de la luz buscan suscitar sensaciones en el espectador. Horace Walpole (1717-1797) construyó en Strawberry Hill (Londres, 1753-1756) una fantasía gótica de la que su autor dijo que le había inspirado para escribir una novela gótica, una expresión del efecto inspirador de la arquitectura. También William Chambers (1723-1796) creó un conjunto pintoresco en los Jardines de Kew (Londres, 1757-1763) con la inclusión de una pagoda china que reflejaba su conocimiento de las arquitecturas orientales.
Templo a la Gloria de la Grande Armée, Pierre Alexandre Vignon, 1806.
Altes Museum de Berlín, de Karl Friedrich Schinkel, 1825-1828.)
[editar] "Neo-romano" y "Neo-griego"
Marcadamente historicista en su búsqueda de las fuentes clásicas, el neoclasicismo arquitectónico se encontró con dos posibles vías, que fueron exploradas alternativamente en Francia y Alemania. En Francia, especialmente a partir del Imperio Napoleónico se encontró en el arte imperial romano el modelo idóneo para sus fines propagandísticos y de enaltecimiento personal de la figura del emperador (Templo a la Gloria de la Grande Armée (hoy Iglesia de la Magdalena), de Pierre Alexandre Vignon, proyectado por el propio Napoleón. En el Reino Unido y en Alemania fueron los modelos griegos los que predominaron (Altes Museum de Berlín, de Karl Friedrich Schinkel, el primer edificio del mundo concebido como un museo desde su construcción).[2]
[editar] Francia
Grand Théâtre, Burdeos.
Petit Trianon, Versalles.
Palacio de Justicia, Lyon.
Plaza de la Concordia, al fondo, iglesia de la Madeleine, París.
Interior del Panteón de París.
Iglesia de San Vicente de Paúl, París.
Plantas sobrias como la Plaza de la Concordia de París y el Petit Trianon de Versalles, ambos de Ange-Jacques Gabriel, de mediados del siglo XVIII, se relacionan tanto con el neoclasicismo como con la tradición anterior del clasicismo francés.</ref> Las siguientes generaciones se dirigieron a un concepto más severo y clásico de la arquitectura. Marie-Joseph Peyre (1630-1785) ganó un concurso de la Accademia di San Luca en Roma, y de vuelta a Francia proyectó el Hôtel de Neubourg (hoy destruido), una villa para Mme Leprêtre de Neubourg en los alrededores de París, el primer edificio francés auténticamente neoclásico[3] En 1763, Peyre se dedicó al Hôtel de Condé, una planta menos austera con una interesante columnata.[4] Junto con Charles De Wailly
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