Auge Y Caida De La Gran Colombia
arischalej12 de Mayo de 2014
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AUGE Y CAIDA DE LA REPUBLICA GRAN COLOMBIA.
Existen fechas y años los cuales coinciden y nos sirven como punto de partida, y encrucijada a al a vez, cuando se trata de comparar distintos procesos históricos. En 1823 Francisco Tomás Morales, último Capitán General de Venezuela, firmó la Capitulación de Maracaibo, poniendo fin a la presencia realista sobre Venezuela. En ese mismo año en los Estados Unidos se proclamó la archí conocida Doctrina Monroe: “América para los Americanos”, que en cristiano significó que los Estados Unidos se abrogaban el derecho unilateral de imponer sus designios imperiales sobre todo el continente, desde Nueva York hasta la Patagonia. El mensaje tenía dos destinatarios: Inglaterra junto a cualquier otra potencia europea con ansias de sustituir al viejo y declinante Imperio Hispano; aunque por otro lado, también se le enviaba una advertencia nada indisimulada a las nuevas potencias emergentes, representada en éste caso, por una Gran Colombia militarmente temible, cuyos ejércitos republicanos se venían enseñoreando por toda la gran comarca del Sur, derribando los últimos reductos españoles y pro monárquicos. Desde entonces una gran potencia territorial, económica, demográfica y militar se vislumbraba promisoria en el Sur: la Gran Colombia. Los llamados “Ejércitos Libertadores” habían derrotado a uno de los Imperios coloniales más portentosos que ha dado la Historia. La posición de Bolívar y la coalición de venezolanos, neogranadinos y quiteños fueron en ese entonces tan determinantes, que el otro Libertador del Sur, el General San Martín, tuvo que recular con sus fuerzas luego de la célebre y misteriosa “Entrevista de Guayaquil”. El formidable dispositivo gran colombiano representó la fuerza militar de mayor disuasión entre los años 1821 y 1827 a lo largo y ancho de todo el continente americano.
A la dirigencia política y diplomática estadounidense, también con su particular proceso de expansión y de consolidación de espacios ganados a los vecinos, no se le escapó el hecho de vislumbrar un futuro e hipotético enfrentamiento con ese gran coloso que había surgido en el Sur. Lamentablemente el proyecto de la Gran Colombia duró el mismo tiempo en vida que su principal mentor, y nadie, entre sus herederos, fue capaz de relanzar tan extraordinaria idea.
Hoy, luego de doscientos años, miramos ese pasado de grandeza con nostalgia, y bajo la impronta de mitos y leyendas encubridoras.
Ciertamente no es fácil teorizar en torno al auge y la caída de los grandes imperios, civilizaciones y potencias como lo hace de manera muy acertada Paul Kennedy. Tomando en cuenta, la experiencia de la Gran Colombia como potencia en su momento es un tanto sui generéis y muy pocos estudiosos se ha detenido en ello. Ahora para empezar hay que decir que la Gran Colombia fue más un proyecto aéreo y bien intencionado, más que una realidad concreta. Como entelequia geopolítica se valió del prestigio alcanzado por su proponente principal: Simón Bolívar, y por las acciones militares exitosas de una oficialidad audaz y competente.
EN el momento en que se quiso poner orden en los llamados territorios liberados cundió el desorden, la improvisación y la inexperiencia. Bastaría con remitirnos al Gobierno de Sucre en la nueva Bolivia para constatar los inmensos retos de unos militares sin vocación para mandar en la paz.
Las tendencias federalistas, regionales y provinciales contribuyeron en ahondar las contradicciones cuando se les impuso por vía de decreto, y no de acuerdo, ser regidos por sistemas de gobierno centralizados desconectados de esas particulares problemáticas. Al mismo tiempo, las nacientes oligarquías regionales que hicieron la guerra para acrecentar sus privilegios y poderes, nunca estuvieron dispuestas a seguir un proyecto de carácter continental totalmente extraño a su propia idiosincrasia
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