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CAPITULO I. MARCO HISTÓRICO- ANTECEDENTES DE LA PENA


Enviado por   •  13 de Marzo de 2016  •  Apuntes  •  14.463 Palabras (58 Páginas)  •  383 Visitas

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CAPITULO I.

 MARCO HISTÓRICO

ANTECEDENTES DE LA PENA

La historia de las leyes criminales, que hoy forma parte de la base fundamental para el estudio del derecho penal, no puede considerarse siempre una base segura para el conocimiento de éste, ya que muchas leyes y disposiciones fueron letra muerta, constituyeron simplemente colecciones para el conocimiento de los estudiosos, pero no llegaron a ser derecho vivo y aplicado.

“En muchos casos el derecho penal que se aplicó en los tiempos antiguos fue un derecho consuetudinario o establecido por las sentencias de los tribunales,  y por desgracia,  muchas de aquellas costumbres y grandísima parte de esta jurisprudencia han desaparecido sin dejar huella alguna “ ***1 cuello67

Desde los inicios de la vida en común del hombre a la que se hubo de integrar para lograr su subsistencia y con esta de la raza humana, encontramos a partir de este momento los antecedentes de la pena en lo que se ha dado en llamar la venganza privada.

Así se ve surgir la pena como un instinto de defensa nacido ataque,  el miedo y la inseguridad que desatan en el hombre la ira y el deseo de provocar en el culpable el mayor sufrimiento por el daño causado,  no hay un tercero que establezca reglas del mínimo y máximo en el castigo, únicamente se encuentran el ofendido y el agresor,  la ofensa es vengada y  con esta venganza viene el desahogo de la ira  que se generó en la persona afectada y tiene por fin que el grupo o individuo no vuelva a sentir incertidumbre respecto del agresor lo que es posible sólo con la aniquilación del sujeto.

Es de esta manera como aparece lo que hoy conocemos como la venganza privada en donde quien sufre en su persona o en sus bienes el daño es quien se encarga de hacer efectivo el castigo al ofensor, sin más medida que la que su furia le permita, esta figura también se conoce como venganza de sangre o ley del talión,  cuya fórmula reza “ojo por ojo y diente por diente “.

En cierta forma se puede observar que la ley del talión constituyó una limitante a los castigos, ya que con esta no necesariamente se afectaba la vida del agresor, ni la de su familia o sus bienes, si no que el mal que se le ocasionara a este debía ser proporcional al que había provocado con su conducta al ofendido. Con lo cual podemos observar un cierto avance en la historia de la pena, dado que restringía la venganza sobre la persona del delincuente.

Con el transcurso del tiempo fueron surgiendo entre los pueblos, algunas formas de vengar el delito pero ahora retirándole la potestad al afectado casi hasta extinguirla. Se pretendía castigar pero ahora de acuerdo a las creencias de la población, de acuerdo a lo que sus dioses disponían, atendiéndose en este momento ya no a la ira de la persona afectada,  sino en la provocada a los dioses a quienes en realidad se ofendía con la comisión del delito.

Es decir, aparece la venganza divina, el castigo era en virtud de creencias divinas, aunque generalmente el castigo era impuesto por los representantes de las diversas deidades y con esto finaliza la venganza privada en manos del ofendido, se entrega ahora esta venganza a una persona ajena al delito, al agresor y a la víctima.

Tras esta figura surge casi de inmediato la venganza pública,  en donde los dirigentes de la tribu eran quienes debían velar por la seguridad de sus miembros,  y por tanto tenían la facultad de castigar a todo a todo aquel que se atreviera a atentar contra la tranquilidad y seguridad del grupo, aquí simplemente se traslada la ejecución justiciera a alguien que representa los intereses de la comunidad. El interés primordial por castigar severamente a quien causa un daño se caracteriza a esta frase: “la semejanza o la igualdad en el castigo hacen ver claramente que se trata de una venganza “.

El Código de Hammurabi, la Ley de las Doce Tablas y el Pentateuco Mosaico se encuentran disposiciones relativas a esta frase de manera evidente; el Código de Hammurabi  , el más antiguo que se ha conocido, es un ejemplo claro del traslado de la facultad individual de vengar el delito hacia una entidad de carácter público,  el Rey; además esta facultad es plasmada en una ley, que establece las conductas , que se consideraba en ese tiempo atentaban contra las costumbres de la comunidad , y para cada una de estas conductas existía una pena, por supuesto, ya establecida en la ley.

Respecto a las disposiciones de derecho penal en el código antes citado,  muestran que su aplicación era más severamente empleada con los transgresores de las clases elevadas que con los pobres cuando cometían las mismas faltas.

Por su parte, la ley del talión tampoco podía ser aplicada sino a través de los Tribunales establecidos, un hombre no podía hacerse justicia por su propia mano, esta ley, estaba reglamentada por el Código de Hammurabi.

Pero no a todos los delitos podía aplicarse el talión,  parecía que sólo podía ser aplicable de manera proporcionada en los delitos contra las personas.

Pero a pesar de la época de insensibilidad de la época,  no todos los pueblos  utilizaron la saña como medio de castigo y prevención, como es el caso de los hebreos, el cual mostraba en su legislación cierta disminución a la aplicación de las penas en relación a otros pueblos.

Una característica de la ley penal hebrea es la absoluta igualdad que establece para los culpables de hechos delictuosos, sin tomar en cuenta sus condiciones sociales,  políticas y religiosas.

La ley de Moisés y la    postmosaica se caracterizaron por una paulatina suavización de las penas en general para toda clase de delitos, estas leyes eran de influencia babilonia.

Consideraba a la Justicia como el brazo de Yahvé que castiga, premia y sobre todo, libera. La ley es sinónimo de justicia aunque se reconoce la existencia de legalidades injustas y opresoras. La ley es vinculatoria para todos. El delincuente merece respeto pues no ha perdido la calidad de hombre, merecedor de respeto y amor por ser imagen de Dios. La sanción debe aplacar a la divinidad ofendida, purificar al delincuente y reinsertarlo en la vida

El derecho penal del pueblo de Israel se encontraba principalmente contenido en el Antiguo Testamento en sus cinco primeros libros, denominado Pentateuco.

Bajo esta legislación encontramos que se pretendía que el hombre conociera las penas a que le conduciría el ejecutar conductas dañinas , así como los beneficios que obtendría si su conducta se encaminaba hacia el bien, se trataba de delitos en contra de Dios,  la moral y las buenas costumbres del pueblo hebreo.

 “El derecho penal del antiguo oriente se caracteriza por su sentido religioso,  el delito es una ofensa inferida a la divinidad y la pena la inmolación del delincuente a la divinidad ofendida,  para aplacar su enojo “. *** cuello 68

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