CARACTER CIENTIFICO

CARÁCTER CIENTIFICO DE LA HISTORIA

El carácter científico de la historia

A partir del siglo XV se empezó a desarrollar la concepción de ciencia natural, basada en una metodología consistente en los siguientes pasos: investigación, hipótesis, observación, experimentación, comprobación, teoría y ley. A este método se le llamó método científico experimental. La mayoría de las ciencias que estudian a la naturaleza, como la biología, química, física y astronomía, pronto adquirieron carácter de científicas; pero había otras áreas del conocimiento, cuyo interés era el hombre en sociedad, que no adquirieron tal carácter. Estas disciplinas, conocidas actualmente con el nombre de ciencias sociales, como la economía, sociología, antropología e historia, tenían el problema del método para adquirir el grado de ciencias.

La historia, que es la ciencia que nos ocupa, utiliza los pasos del método científico, a excepción de uno. Para trabajar en el campo de la historia se necesita investigar, lanzar una hipótesis de trabajo, de manera indirecta observar los fenómenos o hechos pasados, comprobarlos recurriendo a varias fuentes, realizar una teoría de la historia y descubrir las leyes del devenir histórico. Lo único que no pueden hacer los historiadores es experimentar, porque el objeto de su interés no es palpable y no es presente; es algo irrepetible y único, lo que no elimina la posibilidad de que haya constantes en los procesos históricos. Por la imposibilidad de experimentar, se ha pretendido negar a la historia su carácter científico, o al menos se ha inferido que la historia y

las demás ciencias sociales son de una jerarquía menor que las ciencias naturales. Pero las personas que piensan así no comprenden que, si el objeto de estudio es distinto, el método puede variar, ser diferente al que utilizan las ciencias naturales. La historia es una ciencia distinta a éstas, es especial en cuanto su objeto de estudio es el hombre en el pasado; por ello su método presenta variantes con respecto al método general de las ciencias naturales.

El primer paso en el estudio de la historia es la formulación del hecho histórico.

El segundo paso es el análisis; como el hecho histórico no es captado por los sentidos, sino que se encuentra narrado en uno o varios documentos, donde no siempre se narra idénticamente, sino que incluso tiende en muchos casos a ser contradictorio, el historiador debe indagar, analizar, valorar las fuentes y comprobar así la veracidad del hecho histórico. Además, el historiador debe explicar el hecho histórico por sus causas, relacionarlo con otros hechos pasados y relacionarlo también con otros hechos contemporáneos y aun posteriores; es decir, debe exponer !as condiciones que lo produjeron, mencionar a ios hombres que lo realizaron y destacar su valor como antecedente capaz de explicar todo un proceso, ya sea el proceso de un pueblo (el chino, el hindú o el egipcio); de una cultura (la griega, la romana o la mexica), o de una ciencia (las matemáticas, la química o la sociología).

En eso radica el valor, no sólo del historiador, sino de la historia en sí misma.

Conviene hacer notar que es preferible que la histona sea escrita por individuos que no sean contemporáneos del hecho, pues un contemporáneo está ligado a ese hecho por elementos afectivos y prejuicios que pueden afectar su análisis. El no pertenecer a la misma época del hecho histórico que se estudia, permite al historiador realizar un análisis más objetivo e imparcial, lo cual redunda en un estudio de mejor calidad. Además, el historiador no contemporáneo del suceso tiene una visión más amplia del mismo y una mayor riqueza documental.

En cuanto a los instrumentos de la historia, éstos son básicamente las fuentes; sin ellas no se podría hacer historia, si acaso se haría literatura, y eso si quien escribe lo hace de una manera bella.

Todo conocimiento histórico es indirecto, por lo que llega al investigador a través de las fuentes históricas, que son todos aquellos vestigios, huellas, indicios, señales u objetos dejados por la actividad del hombre, cuyo correcto estudio proporciona los datos acerca del desarrollo de la sociedad humana.

Las fuentes son de diversos tipos: puede tratarse de elementos elaborados en contacto directo con el acontecimiento que se describe. En muchas ocasiones estas fuentes primarias ya no existen, por lo que se tiene que recurrir a conocimientos ya analizados y sintetizados; se está hablando entonces de fuentes secundarias, y aún se puede hablar de fuentes terciarias, o sea el análisis de las fuentes que a su vez estudian las fuentes de primera mano.

También se habla de fuentes directas, que son testimonios dirigidos a dejar una

información determinada de los hechos; entre éstas podemos mencionar las crónicas, memorias, inscripciones conmemorativas, documentos o testimonios escritos. Las fuentes indirectas son aquellas que no tienen la intención de proporcionar alguna información; es todo aquello que ha resistido el paso del tiempo y que proporciona datos sobre la época de la cual proviene; entre ellas cabe lo más variado: utensilios, armas, vestimentas, sepulcros, ciudades o sus restos, obras de arte; caminos y carreteras, acueductos, instalaciones portuarias, etc. Estas fuentes prestan una información que sólo el investigador puede obtener.

Ahora bien, el pasado humano no es un pasado cualquiera, es lo que le ha pasado al hombre y por lo tanto debe ser considerado corno suyo; pero no suyo como un objeto cualquiera

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