CIVILIZACIÓN EMPÁTICA

ENSAYO: CIVILIZACIÓN EMPÁTICA

Nunca el mundo parecía tan completamente unidos en la forma de comunicación, el comercio y la cultura, y tan salvajemente desgarrada-en forma de guerra, crisis financiera, el calentamiento global, e incluso la migración de las enfermedades.

No importa cuánto ponemos nuestras mentes a la tarea de satisfacer los desafíos de un mundo en rápida globalización, la raza humana parece venir continuamente en seco, incapaz de reunir los recursos mentales colectivos que verdaderamente "pensar globalmente y actuar localmente". En su más ambicioso libro hasta la fecha, superventas crítico social Jeremy Rifkin demuestra que esta desconexión entre nuestra visión del mundo y de nuestra capacidad para darse cuenta de que la visión se encuentra en el estado actual de la conciencia humana. La misma forma en que nuestros cerebros están estructurados nos dispone a una forma de sentir, pensar y actuar en el mundo que ya no es del todo relevante para los nuevos ambientes que hemos creado para nosotros mismos.

El entorno hecho por el hombre se está transformando rápidamente en un espacio global, sin embargo, nuestros modos existentes de conciencia están estructurados para épocas anteriores de la historia, que son igual de rápido desvaneciendo. La humanidad, argumenta Rifkin, se encuentra en la cúspide de su experimento más grande hasta la fecha: remodelar la conciencia humana para que los seres humanos pueden mutuamente vive y prospera en la nueva sociedad globalizadora.

A medida que las fuerzas de la globalización aceleran, profundizar, y llegar a ser cada vez más complejo, las formas más antiguas basadas en la fe y racionales de la conciencia son propensos a estresarse, e incluso peligroso, en su intento de navegar en un mundo cada vez más fuera de su alcance y control. De hecho, la aparición de esta conciencia empática tiene implicaciones para el futuro que probablemente va a ser tan profunda y de largo alcance como cuando filósofos de la Ilustración puesto patas arriba la conciencia basada en la fe con el canon de la razón.

De una forma muy simple plantea cuestiones complejas, pone en evidencia el asunto de la perspectiva en la narración de la historia. Comienza el libro con un relato y deja de manifiesto cómo un suceso histórico increíble que bajo la  interpretación bélica fue un “desliz” puede convertirse -para nosotros, con otra mirada-  en uno de los mayores actos de empatía humana.

Realiza una revisión del pensamiento humano, rescatando a psicólogos que desde los tiempos de Freud han estudiado el aspecto empático, el afecto, la solidaridad y la necesidad de relacionarse de los seres humanos desde el mismísimo nacimiento. También destaca el descubrimiento de “las neuronas espejo”, y la evolución de la empatía a causa de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías. La teoría de Rifkin incluye la mirada económica y la urgencia de salvar nuestra biosfera, antes de que sea demasiado tarde.

Claro que no  es el único que plantea este cambio de visión, desde el “Manifiesto sobre el espíritu de la conciencia planetaria” firmado en 1996 hasta Edgar Morín y su educación en la Era Planetaria, pasando por otros pensadores como el Dalai Lama en conversaciones con Francisco Varela o Goleman (ideal seguir la Conferencia : Educando a los ciudadanos del mundo para el siglo XXI, y sus menciones acerca de la meditación y la compasión como formas de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos e incrementar su grado de felicidad real.

Cada vez me siento más a gusto con mi mundo, porque a pesar de que aún existe el odio, con todas sus manifestaciones, cada vez está más claro el camino que debemos seguir para salvarnos como humanidad es el amor. Es increíble cómo estamos repensando un mundo en donde la solidaridad, la cooperación, el diálogo, la tolerancia y la complementación sean nuestros puntos de unión. Realmente aquello de “formar el núcleo de una Fraternidad Universal , sin distinción de raza, creencia, sexo, casta o color”; que predica el 1º propósito de la Teosofía, se ha convertido en un imperativo biológico y conciencial. No buscamos “un mundo feliz”, sino un mundo en donde la humanidad consiga un mayor grado de sinergia, y creo que esa es una realidad cada vez más cercana .

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