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COMUNIDAD MORAL


Enviado por   •  12 de Febrero de 2014  •  2.516 Palabras (11 Páginas)  •  646 Visitas

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Comunidad moral

WiIliam H. Jr. Sewell

Como entidad legal e institucional, el métier juré parece una organización rigurosa, punitiva y jerárquica, impregnada por un espíritu de particularismo extremo e implacable. Las corporaciones francesas del Antiguo Régimen eran perpetuamente suspicaces, constantemente atentas a los ataques externos a sus privilegios y estrechamente vigilantes de sus miembros. Además, los maestros utilizaban su indiscutida supremacía en la corporación para restringir el acceso a la maestría y mantener a los oficiales en una posición de subordinación estricta. Observados a través de sus estatutos, los métiers jurés parecen desmentir el epíteto de communauté (comunidad) que se les aplicaba universalmente, un epíteto que entonces, como ahora, implicaba unidad, fraternidad y un sentimiento de amor y compasión entre sus miembros. Pero además de la existencia legal e institucional detallada en sus estatutos, las corporaciones tenían una existencia moral que complementaba y atenuaba su particularismo riguroso y su regulación estatutaria detallada.

La dimensión moral de las corporaciones puede ejemplificarse volviendo a la lettre patente mediante la que Enrique III creó un métier juré de los vinateros y taberneros de París en 1585. Se recordará que en esa lettre se proclamaba que el rey establecía «en perpétuité ledit état. En état juré pour y avoir corps, confrairie et communauté» (en perpetuidad dicho estado... como estado jurado para tener cuerpo, cofradía y comunidad). Se han considerado ya las consecuencias legales del acto del rey. Pero las consecuencias morales de varios términos de la frase deben aclararse mejor. Una confrairie (la ortografía moderna es confrérie) o cofradía era una asociación laica, constituida bajo patronazgo de la iglesia, para la práctica de alguna devoción. Para un oficio «avoir confrairie» significaba, por tanto, tener una asociación devota común; y en la práctica cada métier juré tenía casi siempre cofradía. Así la frase completa «avoir corps, confrairie et communauté» significaba tener una sola personalidad legal reconocida (corps et communauté) y tener una asociación devota común (confrairie). Pero la frase significaba también algo más. Para un oficio ser corps, o cuerpo, suponía también que tenía una voluntad o espíritu común -un esprit de corps- y un vínculo profundo indisoluble tal que el perjuicio a cualquier «miembro» afectaba a todos. Ser una communauté suponía una comunidad similar de sentimiento y compromiso. Y ser una confrairie suponía también tener un vínculo de hermandad y fraternidad. Así, además de su significado legal denotativo, la frase «avoir corps, confrairie et communauté» significaba estar unido por vínculos de solidaridad.

Ello no significaba que un aura de abnegación y compañerismo bañara las relaciones dentro del oficio, como algunos admiradores nostálgicos de las corporaciones sostendrían. Había también tensiones y disputas continuas dentro del cuerpo de maestros -maestros ricos contra maestros pobres, maestros de un barrio de la ciudad contra los de otro, etc.. El termino communauté no decía otra cosa del tono de las relaciones en un oficio que, fueran cuales fueren sus diferencias, los miembros de una comunidad de oficio pertenecían a la misma comunidad y se debían cierta lealtad entre sí y hacia su arte, frente a otros grupos de la población. Institucionalmente, era en la cofradía del oficio donde el aspecto solidario de las corporaciones se manifestaba de forma más clara. Antes del siglo XVII, no era raro que una sola organización corporativa fuera simultáneamente cofradía de devoción e institución para la regulación de industria y comercio en un oficio.

Pero después de la Contrarreforma, con su obsesión por las clasificaciones, la cofradía religiosa se convirtió casi siempre en algo organizativamente diferenciado del métier juré o jurande secular, con regulaciones y cargos diferentes. Sin embargo, esta separación era esencialmente un formalismo legal; todos los miembros de una eran miembros de la otra y la corporación como grupo humano vivo continuó siendo al tiempo unidad económica y de devoción. La cofradía del oficio era la que repartía las charités: los subsidios y la atención médica a los enfermos, las pensiones a aquellos demasiado ancianos para trabajar, el entierro y las pensiones a viudas y huérfanos. Estas charités se fundaban en las cuotas y las multas cobradas a los miembros que no realizaban sus obligaciones, cuotas y multas tanto del métier juré como de las cofradías. Así, en la cofradía la corporación se mostraba, al menos formalmente, amorosamente compasiva e interesada en la totalidad de la vida de sus miembros, en cuerpo y alma, en la enfermedad y en la salud, durante su vida y después de su muerte.

La actividad religiosa central de la cofradía del oficio era la devoción al patrón, en cuyo honor mantenía una capilla en una iglesia o monasterio local. El gran acontecimiento anual de la cofradía era la celebración de la fiesta del patrón. En esa fiesta cesaba el trabajo en los talleres y todos los miembros del oficio, maestros, oficiales y aprendices, celebraban una misa en honor del patrón, que iba acompa-ñada con frecuencia de procesiones que se dirigían a la iglesia o salían de ella, limosnas a los pobres y un banquete fraternal que seguía a la misa. La fiesta del patrón solía ser la ocasión para designar nuevos jurés, admitir a nuevos maestros en la comunidad y renovar el juramento solemne de fidelidad de todos los maestros. La fiesta del patrón es particularmente importante porque incluía a oficiales y aprendices además de los maestros del oficio. Aunque oficiales y aprendices pudieran o no participar en las procesiones y habitualmente no paiticipasen en el banquete de maftrise, se les exigía que acudieran a la misa. Puesto que veneraban al mismo

patrón espiritual, estaban unidos en la misma comunidad espiritual y era de esperar que compartieran el esprit de corps y tuvieran un sentido de unidad, de pertenencia a un solo cuerpo y una visión del mundo común. Cuando los oficiales en los siglos XVI y XVII organizaron sus propias cofradías, se colocaban generalmente bajo el patronazgo del mismo santo que los maestros. Y los compagnonnages ilegales exigían a sus miembros celebrar la fiesta del patrón de su oficio. El sentido de pertenencia, aunque frecuentemente discutido, a una comunidad moral es mucho más evidente en la vida religiosa de las corporaciones que en los estatutos del métier juré.

Las prácticas de las cofradías de oficio demuestran que las corporaciones eran «corps et communautés» en sentido moral tanto como legal, que sus miembros estaban unidos por vínculos espirituales, así como

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