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CULTURA INDIGENAS


Enviado por   •  24 de Mayo de 2013  •  3.200 Palabras (13 Páginas)  •  266 Visitas

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MAYAS

La leyenda de los aluxes

Los aluxes son seres pequeños, creados antiguamente con barro virgen que debían dejarse en lugares ocultos para proteger. Los aluxes (se pronuncia alushes), tenían un vínculo muy fuerte con su creador. Una vez que eran elaborados, se les hacía oraciones y ofrendas para que cobraran vida.

Los aluxes tenían la particularidad de ser fieles con sus dueños y traviesos con sus desconocidos. Cuando las propiedades de los creadores originales pasaban en manos de otros propietarios, los aluxes se hacían visibles para asustar a los niños. Para complacerlos, los nuevos dueños tenían que regalarles comida, cigarrillos, miel o pozol.

En la actualidad, los aluxes todavía cuidan las tierras de los pueblos mayas. Algunos ejemplares originales se encuentran en los cenotes de Dzitnup y Samulá, cerca de Valladolid. Sin embargo, existe la creencia de que los aluxes salen al mundo como seres de luz. Pocas personas los ven porque son hábiles y ligeros como el viento. Si los sabes respetar, ellos protegerán de ti y cuidarán tus propiedades.

La leyenda de la Xtabay y la flor Xtabentun

Se pronuncia “ishtabay”. Una leyenda que reconoce a dos hermanas de gran belleza. Una de ellas, conocida como la “pecadora”, y la otra como “la mujer buena”. La primera de ellas era despreciada porque se entregaba al amor, pero en realidad amaba a los enfermos y amparaba a los desprotegidos. La segunda era apreciada por el pueblo, pero en el interior era rígida e incapaz de amar a sus semejantes.

A la muerte de Xkeban (la pecadora), los enfermos fueron a verla. Su tumba estaba rodeada de flores hermosas llenas de color, y de aquel lugar se desprendían aromas tan agradables como perfumes llenos de vida. Después murió Utz-Colel (la mujer buena). Tan rápido como falleció, su cuerpo comenzó a desprender un olor fétido y las flores de su tumba marchitaron de pronto.

En la tumba de Xkeban brota una flor singular llamada Flor de Xtabentun, en virtud de la flor que embriaga dulcemente, como una vez lo hizo su amor y su pasión. Mientras que en la tumba de Utz-Colel brota la flor tzacam, un cactus con espinas que al tocarla es difícil punzarse.

Tan dura fue la muerte de Utz-Colel, que regresó en la eternidad para vengar la dulzura de su hermana. Para imitar a su hermana en vida, el alma de Utz-Colel ofrece amor mundano a los hombres, los cuales aguarda en las ceibas, peinando su larga cabellera con un trozo de tzacam, erizado de púas. Los atrae, pero al final los mata.

Sac-Nicté y Canek

Sac-Nicté significa Blanca Flor. Nació de Mayapán: el poderío de tres territorios que convivían en paz: Mayab, Uxmal y Chichen Itzá.

Canek significa serpiente negra, un príncipe valeroso y tenaz de corazón. Cuanto tuvo 21 años fue levantado rey de Chichen Itzá y ese mismo día vio a la princesa Sac-Nicté, de 15. Ambos se enamoraron. Sin embargo, Sac Nicté estaba destinada para el joven Ulil, príncipe heredero de Uxmal.

Pasó el tiempo y el joven Canek fue invitado a la fiesta de bodas de Sac-Nicté. Cuenta la leyenda que un pequeño consejero le dijo que Sac-Nicté lo estaría esperando entre flores verdes: que sería necesario luchar por ella, antes de que el destino actuara en su contra.

El día de la boda, y mientras todos los invitados danzaban alegres, Canek llegó con sesenta de sus guerreros principales y subió al altar donde ardía el incienso y cantaban los sacerdotes. Llegó Canek con el signo Itzá sobre el pecho: ¡Itzalán!, ¡Itzalán! gritaban como en campo de combate, y en el instante, arrebató a la princesa de los testigos. Ulil enfurecido se levantó en armas. La guerra se había desatado: Mayapán y Uxmal contra el Itzá.

Aunque el reinado de Mayapán había terminado, Los itzaes dejaron sus casas y templos de Chichen Iztá, abandonando la ciudad llorando. Delante de los hijos de Itzá iba el rey Canek, caminando por los senderos a lado de Sac-Nicté. Aunque se salvaron los itzaes, los ejércitos de Uxmal y Mayapán encontraron ecos en los palacios y templos vacíos. Chichen Itzá quedó muerta, pues su pueblo había sido abandonado.

El enano de Uxmal

Uxmal se pronuncia “ushmal”. Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo vivía en una ciudad maya una anciana mujer que trabajaba en el oráculo de la ciudad. Como no podía tener hijos, pidió al Dios Chic Chan que buscara el cascarón de una tortuga gigante. Unos meses más tarde nació un enanito color verde con el pelo rojo.

Un día el enanito decidió fabricar una jícara muy grande, que le serviría como especie de sonaja. La profecía decía que aquel que tocara un instrumento similar, cuyo sonido fuera escuchado en el Mayab, sería convertido en el nuevo rey. Sin embargo, el rey que ocupaba el trono se enfureció y retó al enanito a someterse a un duelo.

El rey le puso tres pruebas. En la primera, le pidió al enano que le dijera el número total de árboles en su palacio. El enano acertó: cien mil y dos veces setenta y tres. La segunda prueba consistió en traerle un guajolote macho para que pusiera huevos. Al día siguiente, el enano le trajo a un hombre con apariencia de estar embarazado, para probar que era imposible hacer lo mismo con el guajolote. Los jueces lo dieron por ganador de la prueba. En la tercera prueba, a Saiya se le colocaría una especie de nuez dura sobre la cabeza y ésta sería quebrada con una punta de lanza. No sólo acertó a la prueba, sino que el enano le pidió que el rey se sometiese al mismo experimento. El rey por soberbia no sobrevivió. Y así, el enanito fue proclamado rey.

Cuando el enano fue rey pudo construir el famoso templo “la casa del gobernador” y una casa para su madre que llamó “la casa de la anciana madre”. Ambas construcciones se pueden apreciar en Uxmal.

AZTECAS

El primer sol

Cuando la tierra se hubo extendido sobre el agua y se hubieron formado las montañas y los valles, los espíritus empezaron a recoger luz para hacer el sol. Mientras ellos trabajaban, Tezcatlipoca estaba pensando: “Yo debería ser el sol”. Pero era oscuro como una sombra.

Cuando el trabajo hubo terminado, todos se retiraron para admirar lo que habían hecho. “Esta es mi oportunidad”, pensó Tezcatlipoca, agarrando el sol recién hecho y atándolo a su cintura. Cuando se elevó al cielo, arrojando sombras y pedazos de luz, los otros espíritus le miraron y dijeron: “En fin, alguien tenía que ser el sol. Dejémosle hacer lo que

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