Cipolla
Camila PereyraApuntes31 de Marzo de 2017
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CAP. I
En los inicios de la aventura colonial española en el Nuevo Mundo, el oro del que se apoderaron los conquistadores fue exclusivamente producto de robos, botines y saqueos. El inconveniente que se presento es que no podía durar por siempre, las víctimas eran despojadas de todos sus bienes y para los ladrones ya no quedan nada que hacer. Este destino fatal les habría ocurrido también a los españoles sí, no se hubiesen descubierto yacimientos auríferos y, especialmente, argentíferos.
Se inicio la saga de la plata española de tesoros obtenidos gracias a una intensa actividad minera que luego fueron transportados a la patria.
Entre el año 1536 y 1566 se registro en las colonias españolas una extraordinaria secuencia de hechos sorprendentes que transformaron a España en el país más rico y poderoso del mundo.
Entre 1519 y 1533 el imperio colonial español creció desmesuradamente y alcanzo dimensiones superiores a las de cualquier otro imperio en la historia del hombre gracias a cualquier otro imperio de la historia del hombre gracias a dos extraordinarias empresas: La conquista de México y la destrucción del imperio inca.
Tras desembarcar en Veracruz en 1519, Hernán Cortes invadía por oriente el territorio del Imperio Azteca. En su marcha hacia la capital azteca encontró una tenaz resistencia y cuando alcanzo la capital, estuvo a punto de sufrir la derrota total; aun en aquel episodio con el nombre de Noche triste resplandecieron las dotes de mando de Hernán Cortes. Se recupero y en el lapso de un año reorganizo sus fuerzas, favoreciendo también por la espantosa mortalidad propagada entre los aztecas por obra de las enfermedades contraídas con el contacto con los españoles.
Los aztecas opusieron una resistencia desesperada, pero Cortes la venció, la ciudad fue tomada, saqueada y destruida hasta sus cimientos; sobre sus ruinas se edificaba el Virreinato “de la Nueva España”.
La otra empresa extraordinaria fue obre de Francisco Pizarro. Desembarcado en Tumbes en 1531 con la exigua fuerza de 180 soldados y 37 caballos, Pizarro invadía el territorio de los incas. También el, vivió momento dramáticos, en noviembre de 1532 debió enfrentar con su miserio contingente a una fuerza de varios militares de incas guiados por su jefe Atahualpa. Pizarro sale victorioso y en el curso de dos años, destruye el imperio inca. Sobre las ruinas se constituía en 1535 el Virreinato del Perú que comprendía las regiones del actual Perú, Bolivia, Chile, Venezuela, Paraguay, Colombia, Ecuador y los territorios limítrofes.
La palabra “oro” regresa de continuo con obsesiva insistencia. Nada parecía interesarles fuera del oro, y para apropiarse de el se mostraron capaces de cualquier sacrificio, no dudaron en torturar y asesinar a decenas de miles de indígenas. Cortes somete a inerrables torturas al jefe Cuauhtémoc para sacarle el secreto del lugar donde estaba guardado el tesoro de los aztecas. Pero Cuauhtémoc no hablo. Aquello que no consiguió con Cuauhtémoc cortes lo logro con Moctezuma. Cortez hizo fundir la mayor parte de los objetos que constituían el botín, tesoros de arte resultaron estúpidamente perdidos; pero a los conquistadores no les interesaba el arte, solo el oro.
Pizarro ocupo Cuzco, robo del templo 700 planchas de oro. Hizo fundir en Bogotá sus puertas, que estaban hechas de oro y así se hizo con el metal.
Los españoles se mostraron particularmente eficientes en despojar y depredar a los indios, pero también debieron adaptarse a un tipo de actividad totalmente distinta, transformarse de bandidos en mineros.
La aventura minera española en las Indias comenzó tímidamente en los años 150.1540 sobre las costas pacificas del noroeste. El lugar se llama Potosí y se encuentra al sudeste de la ciudad costera de Arica, que formaba parte del Virreinato del Perú, hoy Bolivia. Sobre la cima de esta altísima montaña se erguía un cerro de casi 40 metros de altura en el cual se descubrieron vetas de plata de extraordinaria riqueza. Entre abril de 1545 y el año 1562 se descubrieron en la misma zona al menos siete riquísimas nuevas vetas de plata. En 1573 la ciudad contaba con más de 150.000 habitantes y llego a superar los 160.000 en 1610.
El descubrimiento de los yacimientos de Potosí fue un gran golpe de fortuna para España. En 1549, la producción de plata se multiplico cerca de diez veces respecto de la del año precedente.
El 8 de septiembre de 1546 un pequeño destacamento de españoles y de auxiliares indios comandado por Juan de Tolosa descubría el sitio de Zacatecas, donde en el año 1548 se verificaba la presencia de riquísimas vetas argentíferas. El descubrimiento de Zacatecas fue el resultado de una prolongada actividad de exploración y de búsqueda que llevo al descubrimiento de otros ricos yacimientos de plata.
Zacatecas y potosí fueron las dos fuentes principales del poderío y de la riqueza de España en los años 1500 y 1600.
A mediados de siglo, el alto y creciente costo del combustible y el consecuente deterioro de la calidad del mineral disponible volvieron las operaciones cada vez menos beneficiosas. La solución del problema llego en cortísimo tiempo. Hacia la mitad del siglo, se publicaba en Venecia el tratado de Vannoccio Biringuccio titulado La Pirotechnia, en el que el técnico italiano describía detalles de un nuevo y eficaz proceso para extraer el metal del mineral mediante el uso del mercurio.
Bartolomé de Medina era un intrépido mercader de Sevilla que entre 1554 y 1556 introduce este sistema en las minas de Zacatecas. Este método permite una extraordinaria reducción de los costos y, además, la explotación económica de yacimientos de minerales demasiado pobres para pobres para poder ser tratados con el sistema tradicional de la fusión. España disponía de mercurio en la Península Ibérica misma, precisamente en Almadén, donde existían ricas minas de mercurio que ya se explotaban en tiempos de los romanos, las minas en cuestión estaban administradas por unos poderosísimos mercaderes banqueros: los Fugger.
Pero la fortuna de los Españoles seguía, a pesar de que la producción de Almadén no era suficiente, se podía recurrir fácilmente a las minas de Idria o incluso en momentos difíciles importar mercurio de la China, pero aun así utilizando las minas e importando no siempre alcanzaba, de modo que una importante porción de la producción minera iberoamericana debió continuar con el método tradicional y poco eficaz de la fusión. Pero entonces apareció la fortuna de España cuando un indio tomo contacto con un encomendero español y le propuso indicarle un lugar donde podía interesar a los españoles; el lugar se llamaba Huancavelica, el indio mostro al español la estructura de una mina de donde extraían el cinnabar y que también podían extraer mercurio, pero los incas prohibían tal producción considerando que este resultaba nocivo para quienes lo manipulaban. Pero los españoles no tenían tales escrúpulos, tanto más porque quienes tendrían que trabajar en las minas serian los indios y no ellos mismos. El 1 de enero de 1564 Amador de Cabrera fue declarado oficialmente descubiertos de Huancavelica. El transporte desde esta hasta potosí solo podía efectuarse a lomo de llama. Desde 1570, entonces, España poseía suficientes minas de mercurio para satisfacer las exigencias de su producción de plata, ya sea en Zacatecas o en Potosí. Sin embargo, la adopción en Potosí del moderno sistema debió esperar cerca de seis años
Cap2
España había renunciado a instituir un monopolio comercial de estado como el que tenía Portugal con las especias. Pero, aún así, nunca dejó de realizar estrictos controles sobre el movimiento de personas y bienes que se dirigían o provenían de las indias. Fueron llevados a cabo con el fin principal de garantizarse el monopolio de los beneficios de la posesión de las colonias y del comercio con ellas.
Desde el comienzo , la administración española se opuso al establecimiento de extranjeros (se consideraba extanjeros a quienes vivían en territorio español, pero cuyos padres o abuelos no hubiesen nacido en Castilla, León o Navarra). Esto cedió un poco en 1620, cuando a través de una cédula real se admitió la naturalización de los hijos extranjeros que fuesen católicos y domiciliados en España por un mínimo de 10 años.
El primer documento que prohibió a los extranjeros establecerse en las colonias data de 1501. Durante este primer periodo donde reinó Carlos V, las disposiciones que prohibían el afincamiento de forasteros en las colonias se aplicaron con gran severidad. En 1525-1526, hubo un imprevisto cambio de rumbo y, con cédulas reales de noviembre de aquellos años, les fue permitido a los extranjeros establecerse en las colonias. Pero la liberación duró muy poco, y las disposiciones de 1525 y 1526 fueron abolidas. Ya en 1538 el propio Carlos cominacaba en la Casa de Contratación de Sevilla que desde aquella fecha en adelante no debía concedérsele a ningún extranjero navegar a las Indias. Así la política restrictiva tomó la delantera y la inmigración a las colonias fue monopolio exclusivo del pueblo español. Esta política permaneció, con leves modificaciones, hasta el fin del imperio, y las penas para quienes violaran la prohibición llegaron a ser atroces. En 1604 se instituyó que quien fuese a las colonias sin licencia sería condenado a servir durante cuatro años en las galeras, y en 1607 se llegó a decretar la pena de muerte para los capitanes, pilotos, y demás oficiales Navales que transportarán ilegalmente extranjeros a las colonias.
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