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Codigo De Procecimientos Civiles


Enviado por   •  16 de Septiembre de 2014  •  1.397 Palabras (6 Páginas)  •  175 Visitas

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Charles Darwin es sin duda alguna una de las personalidades que más han representado para el avance de la ciencia en la historia de la Humanidad, sus estudios sobre la Evolución y sobre todo, el descubrimiento de la Selección Natural, marcó el nuevo rumbo de la Biología.

Nació en Shrewsbury, Shropshire el 12 de febrero de 1809 en el seno de una familia acomodada de la Inglaterra Victoriana, era hijo de un médico prestigioso, nieto por parte de padre del también médico y Naturalista Erasmus Darwin, y por parte de madre del famoso fabricante de porcelanas Josiah Wedgwood.

Tras un mediocre paso por los estudios elementales, en 1825 comenzó a estudiar medicina en Edimburgo para continuar la saga familiar, que abandonó en 1827 para ingresar en Cambridge y cursar estudios de sacerdocio, aunque tampoco esta era su vocación. Pero allí tuvo la oportunidad de acudir a interesantes disertaciones científicas que realmente le motivaron, y que aprovechó para conocer a importantes personalidades en el mundo de la ciencia, como el geólogo Adam Sedgwick que le enseñó a aplicar una metodología científica en el análisis de los hechos y al naturalista John Stevens Henslow, profesor de botánica del que aprendió a tomar datos de sus observaciones y recolectar muestras de forma detallada.

Tras acabar sus estudios en 1831 a los 22 años, obtuvo por mediación de Henslow el puesto de naturalista sin sueldo en el barco de reconocimiento HMS Beagle, que iniciaba una expedición científica alrededor del mundo. Aunque a su familia no le gusto mucho la idea, el joven Darwin se encontraba entusiasmado. Se hizo con el mayor número de instrumentos científicos y libros que pudo recopilar y subió a bordo, entre sus libros de cabecera se encontraba Principios de Geología de Charles Lyell, texto que le había impresionado.

Durante el viaje, que duró cinco años pasó muchas penalidades, continuos mareos y enfermedades que le afectaron a su salud para toda la vida, pero esto no fue obstáculo para que a su regreso hubiera recopilado una cantidad inmensa de datos y anotaciones sobre geografía, geología, botánica y zoología, así como un gran número de muestras.

Ilustración del Origen de las Especies - Pulsar para ampliar

A su vuelta a Inglaterra se casó con su prima Emma Wedgwood, y tras unos años en Londres se trasladó a Down, un lugar tranquilo próximo al mar, donde se dedicó de lleno a la labor de analizar la desbordante cantidad de notas que trajo consigo, de las que obtendría información suficiente para escribir varios libros. Había encontrado el rumbo de su vida.

Publicó parte de la información recogida en forma de varios libros, y aunque estaba muy bien explicar como se comportaban los animales y que aspecto tenían las plantas de remotos lugares del globo, a él le interesaba mucho más el significado de todo aquello que había visto, el cómo y el por qué.

Fue anotando sus observaciones sobre las variaciones hereditarias en sus "Cuadernos sobre la transmutación de las especies", pero cuando leyó el libro "Ensayo sobre el principio de población" del clérigo y economista político Thomas Robert Malthus, fue el momento en el que encontró la respuesta que buscaba.

Las ideas de Malthus sobre el equilibrio de las poblaciones humanas le dieron la pista sobre el mecanismo que rige el fenómeno evolutivo: la Selección Natural, que se basa en la supervivencia de los más aptos.

En 1838 Darwin ya había perfilado su teoría de la evolución, pero consciente de las repercusiones que iba a causar y del rechazo que ocasionaría su publicación en la conservadora sociedad victoriana, decidió demorarla y continuar su perfeccionamiento añadiendo ocasionalmente nuevos datos.

No fue hasta que en 1858 recibió una carta del también naturalista Alfred Russel Wallace, que le hizo cambiar de opinión.

A.R. Wallace tras sus viajes por América del sur, Océano Índico y Pacífico Sur había llegado de forma independiente al mecanismo de la Selección natural como motor de la evolución. Había conocido a Darwin en una ocasión en 1848 antes de partir en su viaje, era consciente de su prestigio como naturalista experto y en alguna ocasión había cruzado correspondencia con él sobre cuestiones de la permanencia y mutación de las especies. Por este motivo, junto a la carta le envió su corto ensayo "Sobre la tendencia de las variedades a apartarse indefinidamente

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