Conquista bárquida

Índice

Introducción

Fuentes

Conquista bárquida

Ubicación geográfica y topográfica

Primeros niveles de ocupación y muralla

Planificación espacial

Abastecimiento del agua

Minería y comercio

Fin del periodo púnico

Conclusiones

Bibliografía

Introducción

Nuestro trabajo de investigación arqueológica, se centra en el estudio de la ciudad de Cartagena en su etapa púnica.

A través de una serie de apartados elaborados de forma sistemática y organizada, nos adentraremos en la ciudad de Qart Hadash, fundada por la familia de los Bárquidas en el 229 a.C y posteriormente conquistada por los romanos en el 209 a.C.

Comprendemos la ubicación estratégica y los recursos naturales de la zona, como factores primordiales a la hora de comprender no solo el desarrollo histórico de la ciudad, sino también su distribución espacial y características urbanas.

En primer lugar es importante diferenciar varios conceptos .No es lo mismo hablar de púnico que bárquida; ya que la primera se referiría a la cultura y sociedad púnica en si, y el segundo concepto se referiría a la familia de los Barca; la cuál llevo a cabo las conquistas de la Península ibérica y la campaña belicosa contra Roma.

Fuentes

La mayoría de las fuentes que podrían acercarnos al conocimiento de la etapa púnica en Carthago Nova no son tan provechosas como nos gustaría. Casi todas presentan incógnitas y errores que dan lugar a las discrepancias entre los historiadores.

En cuanto a las fuentes literarias destaca Polibio, quien fue el único que tuvo el privilegio de haber podido acceder a las fuentes púnicas que no se han conservado hoy en día. Entre otras cosas, en sus escritos nos aporta muchas descripciones de la ciudad, su entorno y partes concretas de esta.

Otras fuentes linguisticas importantes para el estudio de Carthago Nova son Tito Libio, Plinio, Estrabón, Apiano, SIlio Itálico, etc. En concreto, Tito Libio fue una fuente lingüística muy fiable hasta el momento en el que la arqueología demostrase que muchas de sus descripciones eran erróneas.

Todos los mencionados anteriormente fueron posteriores a la etapa púnica, por tanto, se vieron muy influenciados por la historiografía romana. Esta misma, como podemos obviar, tenía un carácter antipúnico. Desgraciadamente, los historiadores citados anteriormente, posteriores a Polibio, dependieron de esta historiografía, lo que determinó sus escritos.

En cuanto a estos historiadores romanos, entre los cuales podemos poner como ejemplo a Fabio Pictor o Celio Antipater, se observa en estos una evolución en su visión acerca del pueblo púnico. Esta evolución se dio desde la admiración hacia Amílcar, acabando por el retrato hostil que Apiano realizó sobre este.

Las fuentes arqueológicas han encontrado serias dificultades a la hora de estudiar la etapa en la que nos hemos centrado. El principal problema que se le presenta es la falta de vestigios arqueológicos que se han encontrado, además, la mayoría de estos y de las instalaciones encontradas han sido encontrados destruidos y en condiciones muy negativas que dificulta mucho el proceso de interpretación.

Por ello, la arqueología simplemente ha podido actuar como complemento de lo que las fuentes lingüísticas nos han descrito sobre esta etapa de Carthago Nova. Por ejemplo, como se explicó anteriormente en el caso de Tito Libio, para verificar las descripciones que nos han llegado de la ciudad y sus estructuras principales.

Conquista Bárquida de la Península Ibérica

El fin de la 1º Guerra Púnica con la victoria romana sobre el imperio cartaginés llevó a este a replantearse su futuro. Hay varias teorías que intentan explicar la elección de conquistar la Península Ibérica, concretamente estas tres son las más conocidas: La primera está basada en la intención de reconquista de los dominios de Carthago en la Península Ibérica, pero esta ha sido muy refutada. La segunda, afirma el objetivo de conquistar la Península Ibérica como recurso para poder pagar la indemnización impuesta por Roma tras la 1ª Guerra Púnica y la perdida de Sicilia y Cerdeña. Por último, la teoría más aceptada, que consiste simplemente en el revanchismo y el odio que los bárquidas tenían hacia Roma, el cual se vio acrecentado con la pérdida de Sicilia y Cerdeña. Por tanto la intención con la que se conquistaron estos territorios fue para relanzar desde la península un nuevo ataque a Roma.

Existió la propuesta de crear un imperio exclusivamente africano, pero esta fue desechada porque supondría la dependencia de los comerciantes itálicos para obtener los recursos necesarios. Es decir, dicho imperio perdería la independencia económica y política de la que habían disfrutado hasta la derrota en la guerra.

Una vez tomada la decisión, en el 237 a. C., Amílcar, general cartaginés, acompañado de Aníbal, su hijo, y de Asdrúbal, su yerno, desembarcó en Gadir. El motivo de la elección de esta ciudad para realizar el desembarco fue su condición de ciudad aliada, además de ser un buen punto de partida para a adentrarse en la península.

Durante una primera etapa, Amílcar situó bajo dominio los pueblos costeros del sur peninsular, los cuales no ofrecieron demasiada resistencia, y los pueblos interiores y de raigambre celta. Estos últimos ofrecieron más resistencia que los costeros, Amílcar tuvo que enfrentarse a Istolacio e Indortes, dos jefes locales a los que ganó de manera exagerada, según las fuentes, en el campo de batalla.

De esta forma, Amílcar rápidamente se hizo con el dominio de importantes zonas mineras del sur peninsular. En una segunda etapa, desarrollo una política de conquista con el objetivo de controlar la alta Andalucía, así mismo las minas de Cástulo, y la zona del levante peninsular, en la que buscaría el dominio de las minas de Cartagena y donde fundaría Akra Leuke, cuya función principal sería la de base de operaciones.

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