¿Cuál Fue La Importancia Del Maíz Para Los Pueblos Mesoamericanos?
hedyth6 de Mayo de 2013
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La presencia de maíz en el continente americano se remota a los tiempos prehispánicos ya que el maíz desempeñó un papel fundamental en el desarrollo de las diferentes culturas indígenas. El maíz era el sustento principal entre las culturas de la región mesoamericanas, como la Olmeca, Maya, entre otras. No sólo servia de alimento sino también era utilizado en ritos y tradiciones religiosas, y se le consideraba casi como un dios.
La relación del hombre prehispánico con el maíz era muy profunda. El Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas, habla de que los hombres fueron formados por los dioses de la masa del maíz. Todavía en muchos pueblos indígenas el maíz sigue siendo sacralizado, por eso se habla de “los hombres de maíz”. Las diferentes variedades del maíz, que se distinguen entre sí por el color del grano, tenían en los tiempos prehispánicos significados distintos, todos vinculados a la relación del hombre con el Universo.
Según explicó el investigador (Reyes Equiguas); El maíz blanco, por ejemplo, representaba el centro de ese universo. Los pueblos prehispánicos tardaron miles de años no solamente en domesticar las variedades de maíz que hoy conocemos, sino también los procesos químicos para su preparación. Las comunidades indígenas de entonces no le daban al maíz el mismo tratamiento que se le da hoy en día.
Por otra parte se sabe más o menos que por el año 1.000 antes de Cristo, hubo un proceso sorprendente en el manejo del maíz, que es la nixtamalización, es decir, dejar remojando los granos de capa gruesa en un caldo con algunos minerales que contienen calcio. El papel del calcio era despojar al grano de su cáscara y dejarlo libre para su consumo posterior. Y además también se sabe que los pueblos indígenas tenían el conocimiento necesario para ir desarrollando variedades de maíz más adecuadas al clima tropical, a la sequía, o lo que requerían para diferentes alimentos. Es decir, que sé estaba hablando de un proceso colectivo enorme, en el que estuvieron comprometidos miles de pueblos indígenas, aprendiendo e intercambiando ese conocimiento sobre el maíz.
Se puede decir, que defender el maíz es defender la vida y la cosmovisión campesina-indígena y viceversa. Si la gente de las grandes ciudades iguala con los campesinos sus reflexiones y su crítica aguda, comenzará a entender la importancia de sembrar sus propios alimentos.
Es sumamente importante mantener nuestra identidad como pueblos. La defensa del maíz pasa por recuperar y fortalecer nuestras ceremonias sagradas, la costumbre, nuestras tradiciones y rituales de cuidado y permiso como siempre. Hoy día existe toda esa riqueza porque cada pueblo supo mantener su tradición, porque hubo respeto a la historia y la voluntad de cada comunidad y familia, un respeto a lo sagrado. Si queremos mantener toda esta riqueza tenemos que respetar lo que ha sido nuestro y sagrado durante toda la historia.
Uno de los rasgos más antiguos de los pueblos originarios es que nuestra vida es la siembra. Ser campesinos no es una actividad más. Toda nuestra visión milenaria y nuestra manera de relacionarnos con el mundo vienen de ahí. Ser sembradores, desde siempre, producir nuestros propios alimentos, cuidando de la familia y la comunidad, nos hace ver el trabajo, las relaciones sociales, el espacio y el tiempo, de un modo particular. Los campesinos valoran lo comunitario y en colectivo lo relacionan con la tierra.
La conversación con que se crió el maíz es también colectiva. En gran medida, quien siembra para comer no necesita trabajar por dinero para aquéllos que explotan su trabajo. Nuestra relación con la siembra, minuciosa y detallada, crea vida a diario y nos hace prestar atención a muchos signos. En cada una de las tareas de cultivo se cumplen ciclos diminutos que dan orden, sentido, al paso largo de otros ciclos
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