Días de playa: tarjetas postales 1916-1939. Postales de "Mar del Plata"
LaGuillaMonografía10 de Marzo de 2021
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Días de playa: tarjetas postales 1916-1939.
Con la invención del daguerrotipo en 1839 el mundo se volvió portátil e ilustrado. Las imágenes captadas por las cámaras fotográficas nos revelaron el mundo en detalle y así, la fotografía se convirtió en una fuente inagotable de documentos y en un detonador de emociones reflejo de los pueblos y las personas.
Con motivo del 11º Congreso de Historia de la Fotografía en la Argentina (1839-1939) presentamos una selección de tarjetas y foto postales de la colección de Norberto Gómez, fotógrafo, historiador y coleccionista de más de 300 fotos antiguas relacionadas con la historia de las costa argentina, destacándose el acervo de las oriundas de Villa Gesell.
Norberto Gómez se define como “geselino por adopción” ya que visita la ciudad desde la década de 80, junto a Claudia su esposa transitaron Gesell en todas las etapas de su vida adulta: como novios, esposos, sin hijos y con hijos. La afición por coleccionar postales nació en una temporada en la que deciden comprar postales para enviar a familiares y amigos con motivo de las fiestas; se sorprendieron al no conseguir adquirirlas. A su regreso a Buenos Aires comenzó la afición por acopiar postales.
La colección de referencia está compuesta de fotos antiguas y postales en sus dos vertientes tarjeta y foto postal, en esta oportunidad seleccionamos aquellas que están comprendidas en “los primeros cien años de la fotografía”, siendo la más temprana el retrato en la playa “Estudio Photo –Garro, Retrato en la playa, Postcard, 8,8 x 13,8 cm., Mar del Plata, 1916, Colección Norberto Gómez”, localizadas y fechadas gracias a los elementos presentes en las mismas: sellos de los estudios fotográficos y escrituras de puño y letra al frente o al dorso. El conjunto está compuesto por escenas de veraneo en Mar del Plata, Caruhé, Epecuén, Quemú – Quemú (La Pampa) y otras frente al mar en las que se puede apreciar los primeros automóviles marca Ford T, todas ellas ejecutadas como un ritual, desde el punto de vista del momento en que fueron tomadas: en verano, la pose y con la finalidad de ser enviadas, intercambiadas y difundidas entre amigos y conocidos. Integran además nuestra selección las tarjetas postales románticas, la cuáles eran adquiridas en comercios con una imagen ya impresa y que se intercambiaban entre amantes con la impronta del poema y verso que a veces provenían de libros y manuales de uso.
Adherimos a la premisa de Boris Kossoy: “Las fuentes fotográficas son una posibilidad de investigación y descubrimiento, que promete frutos en la medida en que se intente sistematizar sus informaciones, estableciendo metodologías adecuadas de investigación y análisis para descifrar sus contenidos, y consecuentemente la realidad que los originó”. [1]
En tal sentido, el acercamiento al grupo de imágenes arriba mencionado involucra dos mecanismos mentales relacionados a un mismo asunto: en primer lugar, A) el proceso de construcción de la representación (los orígenes de las tarjetas postales) y en segundo lugar B) el proceso de construcción de la interpretación (las lecturas que podemos hacer en la actualidad).
En su libro Álbum postal. A postcard Album Carlos Masotta realiza un exhaustivo estudio acerca de las tarjetas postales en nuestro país, no solo aportando datos acerca del origen y antecedentes de las mismas sino también un exhaustivo estudio de las postales románticas y las nacionales que estaban relacionadas con distintas temáticas: el indio, el gaucho, el territorio y la ciudad. Géneros que exceden a nuestro análisis pero que no queremos dejar de mencionar ya que ilustran los alcances y la repercusión de esta forma de representación que trajo la fotografía de fines del siglo XIX en medio de la constitución del Estado Nación argentino, dato no menor.
A) La construcción de la representación
El uso de las tarjetas postales se remonta a fines del siglo XIX. La primera tarjeta postal nace en Austria en 1864 para abaratar los costos del correo postal y rápidamente se generalizó y popularizó en todo el mundo. La proliferación de los estudios fotográficos y los avances de los procesos de impresión fotomecánicos contribuyeron notablemente a su difusión.
Paralelo a la difusión de las tarjetas postales nace una forma de fotografía personal, nos referimos a los retratos realizados en estudio y que era tan común tomarse un retrato como ir a la peluquería.
“La tradición y el oficio del retrato de estudio no producía simplemente la imagen de un sujeto, sino que se trataba de una imagen que tenía el poder de ubicarlo socialmente. El retrato creaba visualmente la masculinidad del varón y la femeneidad de la mujer, la honradez, la compostura y la corrección a través de la pose, el peinado y la vestimenta adecuada. … Con frecuencia se recurrió al retrato grupal que, en su mayoría fue dominado por la representación cuidadosa del lazo familiar, insistiendo en diferenciar por medio de la ubicación, la pose y el atuendo, las diversas generaciones y sus respectivos roles”. [2]
Hablar de tarjetas postales es hablar de un nuevo medio de comunicación económico que combina imagen y escritura, que se remitía al descubierto, sin sobre:
“La fórmula era simple: una fotografía impresa en un cartón sobre el cual se escribía un mensaje. Como otros medios impresos, ingresó al espacio de la vida cotidiana pero, a través de la marca personal de la escritura y el autógrafo, lo hizo de una forma más íntima y personal. Además de involucrarse en la identidad individual y privada ..., si bien la diversidad de motivos de la imagen postal fue abrumadora y difícil de clasificar con precisión, se diferencian con claridad dos grupos generales: románticas y nacionales”. [3]
En la colección de Norberto Gómez nos encontramos con varias tarjetas postales que ilustran lo arriba descripto. Recordemos que en el caso de las tarjetas postales románticas eran adquiridas en comercios y estaban impresas por métodos fotomecánicos, eran coloreadas e ilustraban distintas situaciones afectivas. En ellas lo escrito tenía casi más relevancia que la imagen. Es por ello que se editaron libros de poemas para acompañarlas.
Los atributos de esta práctica social de intercambio epistolar pueden apreciarse en la tarjeta postal romántica con la que ilustramos este texto.
B) Proceso de construcción de la interpretación
Siguiendo la clasificación propuesta por Carlos Masotta proponemos un análisis iconográfico de las foto postales seleccionadas teniendo en cuenta los elementos que intervienen en el proceso de construcción de la interpretación y aportar algunas lecturas que podemos hacer en la actualidad a partir de: 1) Los comienzos de la fotografía en la Argentina, 2) El fotógrafo de playa, el tema y la tecnología utilizada, y 3) el contexto, coordenadas de tiempo y espacio en que se realizaron las foto postales de referencia.
1) Comienzos de la fotografía en la Argentina.
La fotografía llega a la Argentina un año después de la invención del daguerrotipo. Dicen que una de las primera en ver un placa daguerriana fue Mariquita Sánchez de Thompson en 1840 en la costa uruguaya. El primer proceso fotográfico no pudo llegar entonces a Buenos Aires por el bloqueo impuesto por la armada de Francia, aliada con Gran Bretaña. Desde entonces se establecieron fotógrafos viajeros que llegaban de todo el mundo. Sara Facio en su libro La Fotografìa en la Argentina menciona algunos de ellos: Gregorio Ibarra (1814-1883), John Elliot (1815-1975), John Bennet (1818-1880) y Thomas Columbus Helsby.
El daguerrotipo tuvo poca vida. Se trataba de una copia única y la sociedad industrializada pedía más fotos. Es por ello que se fue perfeccionando el sistema negativo positivo inventado por Fox Talbot en Inglaterra y los vidrios emulsionados al colodión húmedo primero y la placa seca de vidrio al gelatino bromuro lo desplazaron a fines de 1878.
Pasamos así a la mención de los fotógrafos precursores. Por un lado Benito Panunzi, fotógrafo iltaliano nacido presuntamente en el año 1819, con experiencia en conflictos bélicos: Crimea 1855, India 1857 y China 1860. Hacia 1862 recorre la provincia de Buenos Aires retratando a indios y gauchos. Al igual que en el resto del mundo publica álbumes con fotografías originales con vistas de la ciudad y escenas de campo. Hoy convertidos en objeto de colección. Este pionero de la fotografía en nuestro país instaló su estudio en Buenos Aires.
Continuando el recorrido que nos propone Sara Facio nos encontramos con Walter J. Bradley (1831-1891), nacido en Estados Unidos se radicó en nuestro país en el año 1861, se dedicó a la documentación de la ciudad de La Plata. Y por último, cabe destacar la figura de Samuel Boote, dedicado a la foto de paisajes y a la edición masiva de lugares turísticos como la piedra movediza de Tandil, el dique San Roque en Córdoba, lo riachos del Delta y las calles de Buenos Aires. Este fotógrafo de quién se desconoce el origen, se presume que era inglés, comercializó estas imágenes en forma de tarjetas postales que vendió en gran cantidad. De la mano de Boote y estas primeras tarjetas postales vamos referirnos a los fotógrafos de playa que dieron origen a las imágenes de la colección de Norberto Gómez que nos ocupa.
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