Dependencia Colonial Latinoamericana Y Caribeña
rosmelisc23 de Marzo de 2012
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República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria
Misión Sucre
Tucupita Estado Delta Amacuro
Aldea: José Henríquez Rodo
Básico curricular: Historia y Geografía de Venezuela
La Pobreza como Expresión de Exclusión Social
Profesora: Docentes en formación:
Maryelis Rojas
Armando Gibory
Ofelimar Laréz Nancy Joseph
Marzo, 2012
Introducción
El concepto de exclusión social ha sido ampliamente utilizado en los países industrializados, y en particular en la Unión Europea, sobre todo a partir de la década de los 80.
Muchas de las desigualdades e injusticias que aparecen en el proceso de desarrollo económico pueden ser interpretados como exclusiones: de los derechos básicos, de las instituciones sociales, de los mercados y de las oportunidades de ingreso, de representación y de participación. Por lo tanto, la exclusión social puede ser vista como la raíz de los procesos de empobrecimiento y de la misma pobreza. Se trata de un proceso dinámico, que afecta continuamente a nuevos grupos sociales, o agrava la situación de los ya marginalizados, profundizando las desigualdades.
Se ha sostenido que, para avanzar en la solución de este problema, es necesario impulsar la integración y la cohesión social.
La Pobreza como expresión de exclusión social:
El concepto de exclusión social, en este sentido, se revela como extraordinariamente útil para hablar de todas aquellas situaciones en que, más allá de la privación económica, se sufre una privación de la propia idea de ciudadanía, o dicho de otra manera, de los derechos y libertades básicas de las personas sea cual sea su origen o nacionalidad. Desde esta óptica, la pobreza, a pesar de ser una constante en muchas situaciones de exclusión, puede tomarse como un factor importante de vulnerabilidad social que, unido a otras dificultades como por ejemplo la mala salud, la sobrecarga doméstica y familiar o el desempleo de larga duración, puede conducir a las personas hacia una situación de exclusión social de difícil solución. Así pues, con el concepto de exclusión social queremos abarcar y recoger aspectos de desigualdad propios de la esfera económica, pero también muchos otros como la precariedad laboral, los déficits de formación, la falta de vivienda digna o de acceso a la misma, las precarias condiciones de salud, la falta de relaciones sociales estables y solidarias, la ruptura de lazos y vínculos familiares, etc.
El concepto «exclusión social» se comenzó a utilizar inicialmente durante los años setenta en Francia, aunque no se generalizó en el lenguaje de las políticas públicas y de las ciencias sociales hasta las décadas de los ochenta y los noventa. En aquel momento, la exclusión social quedó asociada sobre todo al concepto de desempleo y a la inestabilidad de los vínculos sociales..
Las situaciones de exclusión social son el resultado de una cadena de acontecimientos reforzados o impulsados por las desigualdades y determinaciones estructurales del sistema económico y social. El concepto trata de recomponer el permanente dilema de la «cuestión social», de manera distinta, y al mismo tiempo quiere ser capaz de recoger la multiplicación de situaciones en las que detectamos, no sólo desigualdad, sino también pérdida de vínculos, desafiliación, desconexión o marginación social. Por tanto, el concepto se refiere a un proceso de creciente vulnerabilidad que afecta a sectores cada vez más amplios del cuerpo social, y que se materializa en una precariedad creciente a nivel laboral, residencial, económico
Podríamos pues decir que la exclusión social, en la medida en que se inscribe en la trayectoria histórica de las desigualdades, es un fenómeno de carácter estructural, de alguna manera inherente a la lógica misma de un sistema económico y social que la genera y alimenta casi irremediablemente.
Ahora bien, en un contexto de creciente heterogeneidad, la exclusión social no implica únicamente la reproducción de las desigualdades «clásicas», sino que va mucho más allá, contemplando situaciones generadas por la existencia de nuevas fracturas sociales y la ruptura de las coordenadas más básicas de la integración: la participación en el mercado productivo, el reconocimiento público y la participación política, y la adscripción social y comunitaria que proporcionan la familia y/o las redes sociales.
Por otra parte, la exclusión social no es tanto una situación estable e inamovible como un proceso dinámico que cada vez afecta a más personas,
y más diversas. En este sentido, podemos hablar de exclusión social no sólo como un fenómeno estructural o arraigado en la estructura económica y social, sino también como un fenómeno dinámico y en constante expansión.
Además, así como la pobreza se ha asociado a la falta de recursos económicos, la exclusión social no se puede explicar con arreglo a una única causa o factor, sino que precisamente se define por una acumulación de factores o déficits que se interrelacionan y retroalimentan entre sí. Finalmente, y puesto que la exclusión social, además de un fenómeno, es un problema social, las mediaciones políticas y la acción institucional y social pueden convertirse también en elementos constituyentes del propio fenómeno
La exclusión social se define entonces como una situación concreta fruto de un proceso dinámico de acumulación, superposición y/o combinación de diversos factores de desventaja o vulnerabilidad social que pueden afectar a personas o grupos, generando una situación de imposibilidad o dificultad intensa de acceder a los mecanismos de desarrollo personal, de inserción sociocomunitaria y a los sistemas preestablecidos de protección social. Dicho de otra manera: hay personas que viven en unas condiciones de vidas materiales y psíquicas que les impiden sentirse y desarrollarse plenamente como seres humanos. La exclusión hace difícil sentirse ciudadano en su proyección concreta en cada contexto social, sentirse formando parte de la sociedad de referencia. la exclusión social implica la acumulación de factores que, a su vez, pueden presentarse con intensidades variables. Es decir, la precariedad laboral, por ejemplo, puede ir desde el trabajo no cualificado a tiempo parcial hasta el trabajo sin derechos ni garantías sociales en el espacio de la economía sumergida. A su vez, existen combinaciones de factores que pueden acelerar procesos o sostener situaciones de las cuales resulta muy difícil salir. Así, la escasez o debilidad de redes familiares y sociales unido a una situación de desempleo de larga duración en una persona adulta, puede llevar a una situación de aislamiento social grave, cuando no de deterioro en el ámbito sociosanitario o residencial.
La exclusión social es pues, en su manifestación compleja y actual, un concepto integral, que puede tomar forma en cualquiera de los ámbitos vitales básicos de las personas. Además, las situaciones que desencadena o sostiene pueden ser de una gran variedad y gravedad. Es por todo ello que la perspectiva más adecuada para su estudio debe ser flexible, dinámica y que tenga en cuenta todas las dimensiones o ámbitos.
Dentro del ámbito económico podemos distinguir tres factores esenciales de exclusión: la pobreza, las dificultades financieras del hogar y la dependencia económica de la protección social. Son factores, los tres, complementarios entre sí y que nos muestran distintos grados, momentos o aspectos de la exclusión económica.
Como ya hemos dicho, los orígenes del estudio de la exclusión los encontramos en los análisis de pobreza. Sin embargo, es importante considerar que la pobreza puede tener distintos niveles, y que no siempre es determinante en términos de inclusión o exclusión social, aunque a menudo los acompañe. Así, en una situación de exclusión social, la disponibilidad o la falta de recursos económicos no tiene por qué convertirse en un factor determinante de esa propia condición.
En el análisis de la pobreza hay que considerar diversos aspectos clave.
El primero es si tomamos la pobreza como un fenómeno objetivamente cuantificable, o consideramos que ésta es más bien un estado perceptible desde lo subjetivo. Un análisis exhaustivo debería tener en cuenta cuántas personas viven en condiciones de carencia económica-material, pero también cuántas personas sienten que viven en este estado de carencia, y con qué fundamento se consideran pobres. En esta cuestión se inscribe el debate sobre cuáles son las necesidades básicas que una persona debería poder cubrir para no ser considerada pobre.
También existe una disyuntiva importante entre considerar la pobreza de forma relativa, es decir, establecida a partir de la situación general de la comunidad, o de forma absoluta sin tomar en cuenta el contexto social concreto. En un punto intermedio, aunque no exento de problemas, podrían situarse los intentos de medir la pobreza de forma absoluta pero sobre la base de criterios
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