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Desarrollo De La Tabla Periodica


Enviado por   •  3 de Octubre de 2013  •  6.491 Palabras (26 Páginas)  •  483 Visitas

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Antigüedad

En la antigüedad el surgimiento y desarrollo de las primeras culturas fue posible, en parte, gracias a nuevos métodos ideados para la conservación de alimentos, lo que permitió la acumulación de excedentes que podían ser utilizados como mercancías o bien permitían a ciertos grupos de la población dedicarse a otras tareas no relacionadas con la obtención de alimentos. De esta manera, algunas personas pudieron dedicar más tiempo a responder preguntas que se habían planteado desde siempre, como: “¿De qué está hecho el universo?”. En el siglo IV a.C., el filósofo griego Demócrito de Abdera (460-370 a.C.) fue uno de los primeros en proponer la existencia de unidades fundamentales de la materia a las que llamó “átomos” (que significa: aquello que no se puede dividir). Éste y otros filósofos griegos propusieron un modelo de la naturaleza donde no se consideraba la intervención de una divinidad, establecieron que la estructura del universo y los acontecimientos que en él ocurren obedecen a leyes posibles de conocer por medio del estudio y análisis de los fenómenos naturales. En este periodo se propone por primera vez la existencia de componentes básicos (elementos) que forman todo lo que existe y que confieren a las cosas las propiedades que las caracterizan.

Tales de Mileto (624-546 a.C.) propuso la idea de que el agua era el elemento básico para la construcción de todo el universo, ya que la Tierra se encontraba cubierta en una gran proporción por océanos, que el agua que contenían se evaporaba y se convertía en aire, que posteriormente se condensaba y caía nuevamente en forma líquida y al llegar a la tierra podía solidificarse y de esta manera generar todas las formas de la materia. Tales de Mileto pensaba que todos los seres vivos contenían agua y la necesitaban para vivir. El mar, que es fundamentalmente agua, era la fuente de muchos materiales, incluidos los seres vivos; por lo tanto, el agua se encontraba en todas las cosas. Con tal razonamiento, Tales llegó a la conclusión de que el agua era el componente básico de toda la materia.

Anaximandro de Mileto (610-545 a.C.) no compartía completamente la idea de Tales, puesto que el agua no podía engendrar el fuego, sino por el contrario, lo apagaba. Él decía que, efectivamente, debía de haber una sustancia elemental a partir de la cual se pudiera construir el universo, pero que debería ser algo muy diferente a la materia que se conocía comúnmente, y llamó a esta sustancia con el nombre de “ápeiron”. Del ápeiron podían surgir todas las sustancias conocidas, aunque fueran cosas tan diferentes como el agua y el fuego. Sin embargo, su idea no fue aceptada por la mayoría de los filósofos.

Posteriormente, otro filósofo griego, Anaxímenes de Mileto (590-526 a.C.) propuso que la sustancia fundamental del universo era el aire: “¿No está toda la Tierra rodeada de aire? ¿No es cierto que del aire cae el agua que llena los ríos y los océanos? ¿No es necesario el aire para que el fuego pueda existir? Entonces el aire es la fuente de toda sustancia presente en el universo.”

Heráclito de Éfeso (500-460 a.C.) razonó de forma diferente, él propuso que todos estos cambios de las sustancias eran la prueba clara de que la materia fundamental de todas las cosas debería ser cambiante, o de otra forma no podría haber transformaciones de las sustancias, por lo tanto la sustancia elemental que formaba el universo era el fuego.

La discusión acerca de cuál era la sustancia fundamental del universo siguió durante mucho tiempo, hasta que apareció una idea que cambió la forma de pensar de los filósofos: ¿por qué pensar que el mundo estaba hecho de un solo elemento? Es más lógico pensar que las diversas sustancias del mundo están constituidas por varios elementos y que de su combinación se puede obtener la gran diversidad de materiales que conocemos. Fue Empédocles (495-435 a.C.) quien propuso esta idea y dijo que los elementos formadores del universo eran cuatro: la tierra, el agua, el aire y el fuego.

Esta idea fue aceptada inmediatamente y gozó de mucha popularidad. Fue discutida y ampliada por Aristóteles (384-322 a.C.), quien además agregó un elemento extra al que denominó “éter”. De acuerdo con Aristóteles el cielo no podría estar formado por los mismos elementos de los cuales están hechas las sustancias terrenales, los cielos son perfectos y deberían estar hechos de un elemento diferente, este elemento perfecto formaba las estrellas. Además propuso una idea novedosa, de acuerdo con Aristóteles las propiedades de las sustancias podrían ser cambiadas y de esta manera se podría transformar un elemento en otro. (fig. 1) Esta idea sería la motivación principal para el desarrollo de la química, pero provocó que esta ciencia comenzara con el pie izquierdo.

Hasta ese momento los elementos para construir una tabla con ellos eran cinco: agua, aire, fuego, tierra y éter. Pero aún faltaba mucho por descubrir.

Los Cuatro Elementos y sus Propiedades según Aristóteles.

La Era de los Alquimistas

Los egipcios eran muy prácticos, era un pueblo que sabía mucho acerca de las transformaciones de las sustancias para producir metales, vidrio, tintes, medicinas y muchas otras sustancias. Cuando los griegos conquistaron Egipto entraron en contacto con este arte y lo llamaron “chemia”. Posteriormente, Egipto fue conquistado por los árabes, quienes recogieron la herencia intelectual de la transformación de las sustancias. La cultura árabe compendió los conocimientos prácticos para la elaboración de alimentos, medicinas, pigmentos y objetos metálicos, acumulados durante siglos por ellos y por los egipcios, griegos y caldeos y les dio el nombre de “al-chemia”, que significa “el arte de la transformación”.

El primer Alquimista árabe de gran importancia fue Jabir ibn-Hayya (760-815), conocido en Europa siglos después como “Geber”. Jabir, quien desarrolló nuevas ideas y escribió las fórmulas para la síntesis de nuevos materiales, no estaba satisfecho con la idea de los cuatro elementos de Aristóteles.

El primer alquimista griego que se conoce fue un trabajador de metales llamado “Bolos de Mendes “ (200 a.C.), quien en 34 de sus escritos utilizó el nombre de Demócrito, por lo que se le conoce como "Bolos Demócrito", o a veces como "seudo-Demócrito".

Bolos se dedicó a lo que se había convertido en uno de los grandes problemas de la chemia: el cambio de un metal en otro y particularmente, de plomo o hierro en oro (transmutación). Él observó que al fundir el cobre (un metal

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