Desarrollo Del Japón Libertado

La evolución económica en Japón se dio gracias a la creación de la industria fabril, la construcción de ferrocarriles y de una potente marina, todo esto en la época del imperialismo.

Se modificó la situación del país y se aceleró el desarrollo del capitalismo debido a una serie de reformas que pusieron fin a la fragmentación política, implantándose el servicio militar obligatorio, creándose así un ejército regular al estilo francés. En 1870 se proclama la unificación de leyes y de la administración de justicia, un año más tarde se establece por decreto la igualdad en todos los súbditos del Mikado ante la ley y se abolió la discriminación estamental y la libertad de oficio o actividades, se fundó un servicio de correos. La reforma agraria fue la más importante de estas reformas, pues representó la abolición del régimen feudal en la agricultura, estableciendo que la tierra era del Mikado, esto dio como resultado que los usufractuarios de las parcelas pasaran a ser dueños de ellas, pero su situación económica no cambió ya que las fincas eran muy pequeñas y había que pagar por ellas un gran rescate, así pues, los usureros y los campesinos ricos legalizaron sus adquisiciones territoriales del periodo precedente.

Pese a esto, la abolición del régimen feudal en la agricultura tuvo una influencia positiva en la agricultura del Japón, pues se refleja en una serie de modificaciones progresivas, como la ampliación del área de cultivo, intensificación del laboreo, incremento de la fertilidad, alza de la producción y desarrollo de la agricultura mercantil. Durante los 25 años previos a la primera guerra mundial la producción agrícola se duplico, ascendiendo también los productos industriales, después de la revolución Meidji el auge de la industria favoreció el aumento en la producción de algodón.

A causa de la revolución Meidji, Japón entro en la senda de la industrialización avanzando primeramente muy lentamente, pero después de la instauración del capitalismo del estado exhortando a los comerciantes y a los prestamistas a las actividades industriales, acelerando aún más el desarrollo del mismo.

El gobierno samurái comenzó a levantar, a expensas del erario nuevos establecimientos, se fundaron fábricas de hilaturas de seda, se crearon bancos, se transmitieron a particulares las fabricas pertenecientes al Estado que fueron malbaratadas a fin de obtener recursos para saldar las deudas del Estado.

La revolución industrial en Japón fue un acontecimiento muy importante, que inició aún bajo la dominación del feudalismo, la revolución Meidji sentó las premisas para acelerar esta revolución, primeramente afectando a la industria textil, como en muchos otros países llegándose a abolir los aranceles para este producto, en otras ramas como la industria de la seda y de la industria pesada no se pudo observar el mismo desarrollo debido a la complejidad del proceso, era muy lento el avance de la construcción de la maquinaria pues muy pocas fabricas producían máquinas y aparatos.

La clase obrera surgió después de este proceso de industrialización, que se componía en su mayoría por campesinos desahuciados, la expropiación de los campesinos solía dar lugar al aumento de la superpoblación agraria y el reforzamiento de la sujeción por deudas. Determinados sectores de la industria se dedicaban a la contratación de personal femenino, y de infantes por determinados periodos de tiempo, al no existir legislaciones laborales, las jornadas laborales no tenían un límite y el salario era demasiado bajo.

La expansión económica en Japón aparece con la oligarquía financiera bajo los dominios de los monopolios, intensificando la competencia con los consorcios americanos e ingleses, entro el capital extranjero al país, la oligarquía financiera utilizaba ampliamente la maquinaria gubernamental para intereses propios. La

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