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Desarrollo Socioeconomico

erika000014 de Septiembre de 2014

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Integración Económica

Antecedentes Históricos:

Después de la independencia de los cinco países centroamericanos en 1821, naciones que habían sido parte de la Capitanía General de Guatemala durante la época colonial, se reordenan con un afán unitario y se crea en 1824 la República Federal de Centroamérica.

Esta república además de tener bases unitarias institucionales que se remontaban a más de dos siglos, fue visualizada por sus forjadores y defensores entre ellos, hombres de letras como José Cecilio de Valle y guerreros como el general Morazán como un área geopolíticamente posicionada entre las dos Américas, la América del norte y la del sur y por tanto, en esa época de tecnología poco sofisticada y en la que Bolívar pretendía un concierto entre las naciones americanas, Centroamérica resultaba ser imprescindible para el beneficio o la convivencia del norte y del sur de las Américas.

Evolución y Estado actual de la Integración Centroamericana

La historia de la integración Centroamericana puede analizarse en tres fases: 1) de 1958 a 1980: surgimiento y expansión; 2) de 1980 a 1990: parálisis y retroceso, y 3) de 1990 a la fecha: resurgimiento y adaptación al proceso de globalización.

1. De 1958 a 1980: surgimiento y expansión

A partir de la firma del Tratado Multilateral de Libre Comercio e Integración Económica de Centroamérica en junio de 1958, se fomenta un fuerte avance económico al impulsar las exportaciones y la producción intrarregional. En 1960 se suscribió el Tratado General de Integración Económica Centroamericana por los cinco países que actualmente conforman el Mercado Común Centroamericano (MCCA).

Los resultados de aplicar políticas de integración en el MCCA se pueden observar en el aumento del comercio interregional en los primeros 10 años de funcionamiento del proceso. De 1960 a 1970, éste pasó de 31 millones de dólares a 270 millones, una tasa de crecimiento acumulativa anual superior a 20%. Pasados estos primeros años, el valor del comercio intracentroamericano se siguió expandiendo hasta alcanzar un máximo de 1.135 millones de dólares en 1981.

El comercio intracentroamericano se incrementó de 7,5% a 25% respecto del comercio total, lo que probablemente tuvo un efecto positivo sobre el PIB subregional, que creció a un ritmo de 5% anual en el mismo período (CEPAL, 2001). Los productos industriales y agroindustriales representaron 90% de dicho comercio.

2. De 1980 a 1990: parálisis y retroceso

La segunda etapa, caracterizada por una parálisis y un retroceso del proceso de integración, fue consecuencia de las guerras internas y del contexto internacional adverso. Para 1980, la integración centroamericana llegaba con una fuerte crisis en sus órganos institucionales, a la que se sumó la crisis política que afectó a América Latina. El programa de integración se debilitó debido a diversos aspectos, entre los que se destaca la concentración de los beneficios del intercambio comercial en algunos países, el agotamiento de la primera etapa del proceso de sustitución de importaciones, la renuncia a aceptar fórmulas que racionalizaran el uso de los recursos, sobre todo mediante auténticas industrias de integración, la ausencia de iniciativas para promover nuevas áreas de cooperación y los problemas de liquidez del sistema centroamericano de pagos. Estos problemas, aunados a la crisis económica mundial del período, acabaron por erosionar los logros alcanzados.

En este período se prefirió acudir al comercio extra regional que al de los países signatarios del Tratado General. Las exportaciones intragrupo, después de haber alcanzado el monto récord de 1.135 millones de dólares en 1981 (18% de las exportaciones totales), en 1985 registraron 544 millones de dólares (15% de las exportaciones totales), un retroceso en el intercambio comercial del esquema de integración. No fue sino hasta 1986 que el comercio intrarregional detuvo su caída e inició su recuperación.

3. De 1990 a la fecha: resurgimiento y adaptación al proceso de globalización

La tercera etapa comenzó al finalizar los conflictos internos, y el nuevo contexto económico internacional propició la apertura y la búsqueda de nuevos mercados extra regionales. Una vez concluidos los conflictos bélicos, en junio de 1990 se celebró la VIII Cumbre Presidencial en Antigua, Guatemala, con la idea de reestructurar y fortalecer el proceso de integración, así como los organismos subregionales. Como resultado de esta cumbre, se aprobó el Plan de Acción Económico en Centroamérica (PAECA), con el fin de crear un nuevo marco jurídico, una nueva estructura arancelaria y analizar la política exterior conjunta, entre otras acciones.

En 1991 los cinco países de Centroamérica y Panamá suscribieron el Protocolo de Tegucigalpa, que estableció el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) consolidado como el marco institucional de la subregión, cuyo objetivo fundamental era llevar a cabo la integración centroamericana, no sólo comercial, sino también la social y política al abarcar temas de salud, erradicación de la pobreza y consolidación de la democracia, entre otros. Mediante este Protocolo también se modificó la estructura institucional de Centroamérica, y se conformó la Reunión de Presidentes, el Consejo de Ministros, el Comité Ejecutivo, la Secretaría General, el Parlamento Centroamericano y la Corte Centroamericana de Justicia, entre otros.

En 1993 se firmó el Protocolo de Guatemala o Protocolo al Tratado General. En él se concibe a la integración económica como un subsistema del SICA y se propone cubrir cada etapa de la integración, desde crear la Zona de Libre Comercio, hasta la Unión Económica. Sin embargo, como es un instrumento sin poder vinculante, no compromete a los Estados a alcanzar las etapas consideradas.

La puesta en marcha del SICA el 1° de febrero de 1993, como sistema articulador de la integración centroamericana, marca el inicio de una nueva etapa, en la que se busca estrechar las relaciones intrarregionales más allá de lo comercial y abrirse a nuevos miembros, basado esto en principios del regionalismo abierto. Sus miembros no están comprometidos a firmar todos los acuerdos negociados, sino sólo aquellos en los que han decidido participar, como lo ha hecho Panamá al excluirse de los acuerdos comerciales y participar en otros, o como Costa Rica, que no forma parte del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) ni de la Corte Centroamericana de Justicia. Este nuevo esquema brinda la flexibilidad de profundizar compromisos en áreas identificadas como prioritarias en las políticas de desarrollo nacional.

Como parte de la libertad de los gobiernos para adherirse a los instrumentos e iniciativas que no interfieran con sus políticas nacionales, la velocidad y profundidad de la integración ha sido diferente entre los países miembros, y se ha creado así un proceso de integración a varias velocidades.

La diferencia en las velocidades de integración se ha observado en la tendencia a la subagrupación al interior del MCCA. El Salvador, Guatemala y Honduras han celebrado acuerdos con el fin de acelerar la integración, y han conformado, a partir de 1992, el llamado “Triángulo Norte”, al que un año después se unió Nicaragua, para formar el “Grupo de los Cuatro” o G-44. Más recientemente, en enero de 2009 El Salvador y Guatemala aceleraron su proceso de integración al firmar el convenio marco de la Unión Aduanera, para así abrir sus fronteras a la circulación de personas y mercancías. Honduras se unió a esta iniciativa el 28 de mayo de 2009 y se espera que Nicaragua lo haga próximamente.

El Congreso de Costa Rica ha iniciado procesos para aprobar el Marco Jurídico Aduanero y el Tratado de Inversiones, como parte de los requisitos que ha impuesto la Unión Europea para firmar el Acuerdo de Asociación entre ésta y Centroamérica. Panamá, Belice y República Dominicana no se han sumado a la Unión Aduanera, pero desde 2000 el Gobierno de Belice se adhirió al SICA como estado miembro, y en 2003 lo hizo la República Dominicana como estado asociado. Por su parte, Panamá suscribió en 1991 el Protocolo de Tegucigalpa, y se incorporó así al SICA, aunque se mantuvo al margen del MCCA, ya que se abstuvo de firmar el Tratado General de Integración.

La Crisis de la Deuda Externa y el Proteccionismo Regional

A finales de los años setenta se rompe esa estabilidad macro económica que había caracterizado la región. La inflación y la violencia comienzan a hacerse sentir. Así, pues podemos decir que la crisis de la década de los ochenta fue compartida por Centroamérica y el resto de los países latinoamericanos.

Costa Rica, en 1981, fue el primer país de la región afectado por la crisis de la deuda externa y, posteriormente se resintieron los demás países de la región. La crisis de la deuda acentuó la ineficacia del modelo de sustitución de importaciones (industrialización en escala para salir del atolladero del subdesarrollo).

En este sentido, cabe exponer que los factores determinantes de la crisis podrían haber sido:

1) el deterioro del Mercado Común Centroamericano, debilitado por los conflictos político-militares, si bien en esta década de los ochenta se registraron grandes flujos de ayuda exterior, especialmente de los EEUU, a cuatro de los países pero esta ayuda fue sobre todo, de carácter militar ,con repercusiones nulas en el desarrollo.

2) La caída de los precios de los productos agropecuarios tradicionales, de los que se había dependido tradicionalmente. Los organismos internacionales financieros en vista de que el modelo de sustitución de importaciones

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