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Dia De Muertos

teque14 de Junio de 2014

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INTRODUCCIÓN

El Día de los Muertos se celebra en México el 2 de noviembre. En este día, las familias mexicanas van a los panteones, visitan las tumbas de sus familiares, las limpian y tal vez pintan las lápidas, ponen flores, especialmente flores de muerto (zempasuchil o maravillas) y encienden velas.

También en sus casas, las familias mexicanas hacen altares especiales, dedicados a sus familiares muertos. Los altares pueden ser desde muy sencillos hasta muy elaborados, usualmente llenos de objetos que daban placer en vida a la persona muerta, incluyendo la comida y bebida favorita. Los altares dedicados a las animas de los niños muertos incluyen juguetes, dulces y otras golosinas.

El Día de los Muertos se celebra en México el 2 de noviembre. En este día, las familias mexicanas van a los panteones, visitan las tumbas de sus familiares, las limpian y tal vez pintan las lápidas, ponen flores, especialmente flores de muerto (zempasuchil o maravillas) y encienden velas. También en sus casas, las familias mexicanas hacen altares especiales, dedicados a sus familiares muertos. Los altares pueden ser de muy sencillos a muy elaborados, usualmente llenos de objetos que daban placer en vida a la persona muerta, incluyendo la comida y bebida favorita. Los altares dedicados a las ánimas de los niños muertos incluyen juguetes, dulces y otras golosinas.

Los altares u "ofrendas" también contienen objetos de figuras de azúcar o "alfeñique." Estos objetos pueden ser animalitos como borregos, platos de comida en miniatura (enchiladas de mole), ataúdes, a veces con calacas, y por supuesto, calaveras. Estas calaveras se hacen con una mezcla de agua hervida, azúcar glasé y limón, vaciado en unos moldes de barro, remojados en agua. Se decoran las calaveras con papel metálico para los ojos y un tipo de betún colorado para el cabello. Se pueden escribir nombres en las calaveras, y los niños mexicanos, muchas veces, intercambian estas calaveras con sus amigos. También hay papel picado en las ofrendas. Esta arte de papel picado en México es una tradición muy antigua. El pueblito de San Salvador Huixcolotla, estado de Puebla, tiene fama por su arte fino de papel picado. Aunque el papel picado se usa como decoración en muchas fiestas mexicanas como bodas y bautizos, también este tipo de decoración, con temas del Día de los Muertos, es muy popular.

CAPITULO I

ANTECEDENTES DEL DÍA DE MUERTOS

1.1. ANTECEDENTES

Dentro de la cosmovisión que tenían los antiguos nahuas de los diversos fenómenos naturales, vida y muerte eran temas de gran importancia. en este sentido, la muerte era concebida como una transición entre la vida en la tierra y una nueva vida en el más allá, en compañía de los dioses.

Para los antiguos mexicanos la oposición entre la muerte y la vida no era tan absoluta como para los contemporáneos. Y a la inversa. la muerte no era el fin natural de la vida, sino la fase de un ciclo infinito. Vida, muerte y resurrección eran recintos de un proceso cósmico que se repetía insaciable.

Son muy pocas las referencia de las festividades dedicadas a los muertos en la época prehispánica, según las diferentes fuentes, se realizaban en diversos meses. Estas festividades eran muy solemnes ya que al mismo tiempo se rendía culto a un dios, se entonaban cantos, se danzaba, se ofrecía todo tipo de ofrendas a las imágenes de los dioses y a las sepulturas de los muertos: flores, frutas, legumbres, gallinas, maíz, vestidos, mantas e incienso. Sacrificaban jóvenes doncellas o esclavos de acuerdo al carácter de la festividad y al dios al cual se le ofrecía culto.

Fray Diego Durán refiere que en el ritual indígena nahua habían dos fiestas en las que se le rendía culto a los muertos, en primer término, estaba el "Miccailhuitontli o fiesta de los muertecitos", que se conmemoraba en noveno mes, donde se recordaba a los niños muertos con ofrendas y sacrificios en su memoria.

La segunda celebración se conocía como "La gran fiesta de los muertos Hueymihcailhuetl" que suignifica "cuando cae", y se llevaba a cabo en el décimo mes del año, Xocotl Huetzi. estas celebraciones además de dedicarse a los muertos eran propicias a la agricultura.

En la actualidad, aunque se encuentra fusionada con el catolicismo, esta celebración conserva mucho de la influencia prehispánica del culto a los muertos, lo cual se puede observar en Tláhuac, Xochimilco y Mixquic, poblaciones cercanas a la Ciudad de México. En el estado de Michoacán las ceremonias más importantes son las de los indios purépechas del famoso lago de Pátzcuaro, especialmente en la isla de Janitzio. Igualmente importantes son las ceremonias que se hacen en poblados del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca y en Cuetzalán, Puebla, así como en las diferentes regiones de la Huasteca. Sobre los altares, singularmente adornadios con flores de cempasúchil se encienden velas de cera, queman incienso en bracerillos de barro cocido, colocan imágenes cristianas: un crucifijo y la Virgen de Guadalupe, así como retratos de sus seres fallecidos. Los demás elementos consisten en alimentos sólidos preparados con productos de la región, botellas de bebidas embriagantes, vasos conteniendo agua o jugo de frutas, los llamados panes de muerto adornados con azúcar roja que simulan la sangre, galletas y dulces hechos con calabaza. Sin duda alguna, la celebración de "Dìa de muertos" en México es una de las fiestas más importántes en muchas comunidades indígenas y mestizas, no obstante que no es una tradición con rasgos netamente prehispánicos, sino la fusión de dos tradiciones de mundos diferentes: el indígena y el español, representado por la religión católica. Es en sí, una mezcla de elementos culturales que da por resultado una de las fiestas mexicanas con mas trascendencia, con un toque característico de diferencia de cada región.

Haciendo una confrontación de los cultos prehispánicos y la religión cristiana, ésta sostiene que la muerte no es el fin natural de la vida, sino el paso a la vida eterna en una estadía con Dios, El concepto prehispánico, refiere que el sacrificio de la muierte-el acto de morir-, es el acceder al proceso creador que da la vida. El cuerpo muere y el espíritu es entregado a los dioses como la deuda contraída por habernos permitido vivir. La única diferencia es que el cristianismo modifica el sacrificio de la muerte. La muerte y la salvación se tornan personales, para los cristianos el individuo es el que cuenta. Sin embargo, las creencias vuelven a fusionarse en el sentido que la vida sólo se justifica y trasciende cuando se realiza en la muerte.

1.2 LA ÉPOCA PREHISPÁNICA

Los orígenes de la tradición del Día de Muertos son anteriores a la llegada de los españoles, quienes tenían una concepción unitaria del alma, concepción que les impidió entender el que los indígenas atribuyeran a cada individuo varias entidades anímicas y que cada una de ellas tuviera al morir un destino diferente.

Dentro de la visión prehispánica, el acto de morir era el comienzo de un viaje hacia el Mictlán, el reino de los muertos descarnados o inframundo, también llamado Xiomoayan, término que los españoles tradujeron como infierno. Este viaje duraba cuatro días. Al llegar a su destino, el viajero ofrecía obsequios a los señores del Mictlán: Mictlantecuhtli (señor de los muertos) y su compañera Mictecacíhuatl (señora de los moradores del recinto de los muertos). Estos lo enviaban a una de nueve regiones, donde el muerto permanecía un periodo de prueba de cuatro años antes de continuar su vida en el Mictlán y llegar así al último piso, que era el lugar de su eterno reposo, denominado “obsidiana de los muertos”.

Gráficamente, la idea de la muerte como un ser descarnado siempre estuvo presente en la cosmovisión prehispánica, de lo que hay registros en las etnias totonaca, nahua, mexica y maya, entre otras. En esta época era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento. El festival que se convirtió en el Día de Muertos se conmemoraba en el noveno mes del calendario solar mexicano, iniciando en agosto y celebrándose durante todo el mes.

Para los indígenas la muerte no tenía la connotación moral de la religión católica, en la cual la idea de infierno o paraíso significa castigo o premio; los antiguos mexicanos creían que el destino del alma del muerto estaba determinado por el tipo de muerte que había tenido y su comportamiento en vida. Por citar algunos ejemplos, las almas de los que morían en circunstancias relacionadas con el agua se dirigían al Tlalocan, o paraíso de Tláloc; los muertos en combate, los cautivos sacrificados y las mujeres muertas durante al parto llegaban al Omeyocan, paraíso del Sol, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra. El Mictlán estaba destinado a los que morían de muerte natural. Los niños muertos tenían un lugar especial llamado Chichihuacuauhco, donde se encontraba un árbol de cuyas ramas goteaba leche para que se alimentaran.

Los entierros prehispánicos eran acompañados por dos tipos de objetos: los que en vida habían sido utilizados por el muerto, y los que podía necesitar en su tránsito al inframundo.

1.3 LA ÉPOCA COLONIAL

En el siglo XVI, tras la Conquista, se introduce a México el terror a la muerte y al infierno

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