Década del 30: El grupo de Guayaquil

Década del 30: El grupo de Guayaquil

Algunas veces me pregunto, ¿Por qué siempre después de una masacre, es que se hace la concientización? ¿Por qué no antes? Siento que es injusto para esas personas que con un gran esfuerzo trataron pelear por ellas y sus familias, tratando de darles un hogar, una esperanza de una nueva vida en una miseria que en ese momento se encontraba Ecuador, por la Masacre de 1922. Es por esa razón que en la década de los 30, surgió un grupo de jóvenes escritores que revolucionarían  la literatura ecuatoriana, marcada por un margen absolutista, en el que introdujeron nuevas formas de relatos mientras denunciaban y protestaban la inequidad y la marginación en su diario hacia los cholos, montubios, indígenas y obreros ecuatorianos. Este grupo estuvo precedido por algunos autores que también reconocieron el problema social, destapando así la realidad de nuestro País, entre ellos estaba  Fernando Chávez quien publicó, en 1927, la primera novela ecuatoriana indigenista titulada “Plata y Bronce”.

Es muy gratificante saber que, hubo un grupo que logró darse cuenta del maltrato y las desgracias que hacían pasar a los obreros e indígenas ecuatorianos, buscando una reivindicación en el Estado, expresando sus ideas de injusticia en sus relatos.

             Los adolescentes y niños que integrarían el Grupo de Guayaquil contemplaron espantados la matanza de trabajadores. Es de suponer que, parcialmente cuando menos, aquel hecho sangriento y bárbaro influyese en el espíritu de la literatura ecuatoriana de los años treinta. El mayor de los cinco del grupo inicial, José de la Cuadra, tenía diecinueve años; Aguilera Malta y Pareja Diezcanseco, catorce; Gallegos Lara, once, y Gil Gilbert, apenas diez. (Pareja, 1987)

Está de más decir que la época era demasiado mala para las sociedades más bajas, de las cuales, los que gozaban de un estatus social más beneficiado, eran los culpables de aprovecharse  de la mano de obra de estas que eran demasiado baratas. También de ser tan egoístas como para no ayudarles, asombrosamente existieron estos grandes chicos que con sus mentes revolucionarias, lograron hacer un cambio en el momento más difícil y triste para nuestro país, La masacre obrera de 1922. “El 15 de noviembre de 1922, una huelga general en Guayaquil, que inocentemente exigía mejor cambio monetario y mayores salarios, fue violentamente reprimida, con un saldo trágico de alrededor de mil quinientos muertos” (Pareja, 1987). Este acontecimiento fue el responsable de que la mayoría de artistas con ideas transformadoras, hicieran una denuncia en contra de las injusticias hacia los obreros.

Una demostración de tales ideas fue su primer libro como grupo “Los que se van”, que es el conjunto de 24 relatos, basados en el vivir diario del montubio que con una escritura sin tapujos, daban a expresar lo que sentían respecto al problema que molestaba al país. Benjamín Carrión (1958) (como se citó en Pareja, 1987) decía que sus cuentos están llenos de las malas palabras, propios del habla popular, también con algún toque de lirismo, que aun así llega a ser viril y aventurada.

Para terminar, es innata la obra que hicieron nuestros artistas, hay que saber reconocer el coraje de haber hecho tal trabajo, un tanto duro para unos adolescentes, que con una inteligencia eminente, sin acobardarse, ni dejase llevar de los márgenes de la época peleando en contra de ellos, dándonos al igual una esperanza para hacer un cambio en nosotros y los que están a nuestro alrededor.  

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