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EDAD CONTEMPORANEA, VILLANI

Susi Coria SoloaResumen17 de Abril de 2017

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LA EDAD CONTEMPORANEA. Pasquale Villani.

Introducción.

MUNDO CONTEMPORANEO.

Revolución industrial y francesa, ambos procesos arraigados en la Edad Moderna tiene seguramente origen en el siglo 18, pero sería excesivo querer incluir ese siglo en la edad contemporánea. El impulso de ambas revoluciones cierran el siglo 18 y se vinculan a precedentes más lejanos, marcan en mayor medida un corte con el pasado, e inician nuevos procesos que se desarrollan y articulan como objeto de la historia contemporánea. Tienen dos caras: una que mira al pasado y otra al porvenir.

Cuando hablamos de sistema productivo, es una realidad más compleja que lo puramente económico, también implica la organización del trabajo y las relaciones sociales, de manera que abarca todos los aspectos, materiales y culturales de la vida humana.

PRIMERA PARTE (1800-1871).

VISION PANORAMICA.

Gran Bretaña, potencia naval y comercial, sale victoriosa del conflicto que la enfrenta a Francia y que durante algunos años se concentra en el Bloqueo continental. Consigue una primacia mundial que será evidente a partir de los años 30 y 40 del siglo 19, coincidiendo con el final del primero ciclo de la industrialización y con la política del Imperialismo del libre cambio.

La Revolución y la aventura napoleónica reducen a Francia a una dimensión esencialmente continental, pero de gran importancia en el plano de las ideologías y las instituciones políticas.

El orden dado a Europa en Viena, fundado en principios de legitimidad y equilibrio, respondía a una necesidad generalizada de  tranquilidad y de paz tras las conmociones y las guerras de la revolución y del periodo napoleónico. Las 4 grandes potencias vencedoras (Gran Bretaña, Rusia, Austria, Prusia), a las que pronto se sumaría la Francia de Luis18, el Borbón restaurado, asumían la misión de impedir revoluciones y apoyar a los gobiernos legítimos.

La objeción a esto es que se entorpecieron proyectos liberales y constitucionales deseados por las nuevas clases burguesas y se ignoraron las aspiraciones y la voluntad de las capas populares que en tiempos de la revolución habían demostrado ser una fuerza casi irresistible, sobre todo cuando interpretaba y expresaban la voluntad de la Nación. También se reconoce que el sistema construido por el congreso aseguro a Europa un largo periodo de paz y consiguió el triunfo de los métodos y las negociaciones diplomáticas sobre la prepotencia y la violencia de las guerras. Ambas interpretaciones son solo parcialmente verdaderas. La época de la Restauración no significo un retorno al pasado sino que fue un periodo de estabilización y consolidación, aunque no siempre de un progreso económico apreciable. Ni las relaciones entre las grandes potencias, ni el orden político y territorial permanecieron inmóviles.

El sistema logro resistir hasta 1830 las presiones de las fuerzas renovadoras y sobrevivir al las agitaciones de 1848. Pero aparecieron indicios de que los cambios que ocurrían en la base de la sociedad civil y política debían ser contenidos con la represión. A mediados de los 30 y 40 parecen desvanecerse los impulsos de cambio originados en la revolución parisiense, ejemplo de esto es el acuerdo franco-británico y las coaliciones anglo-rusa y franco-prusiana.

Se abría a toda Europa la edad de hierro y del ferrocarril y se intensificaban las relaciones comerciales internas e internacionales. El nivel de vida de las masas populares, era aun el de la simple subsistencia, y la carestía que castigaba sobre todo a Irlanda hizo llamar a los 40 los años del hambre.

Las condiciones y las situaciones diferían mucho de una región a otra de Europa, pero, hasta 1914 el antiguo régimen domino Europa, y la primera guerra mundial fue fruto de una renovada movilización de los antiguos regímenes europeos.

En el plano especifico de las relaciones entre las potencias europeas después de 1849 y sobre todo, después de la llegada de Napoleón 3 que favorece la cristalización de la unidad nacional italiana y alemana en función anti austriaca, el sistema político, territorial y diplomático construido en Viena sufre la ultima conmoción, y comienzan 20 años  de gran inestabilidad que culminan en las guerras de 1866 y 1870.

CAPITULO 1. LA INGLATERRA DE LA REVOLUCION INDUSTRIAL Y LA EUROPA DE NAPOLEON.

  1. La Inglaterra de la Revolución Industrial.

A comienzos del siglo 19, Inglaterra era una monarquía con el poder del monarca limitado por el Parlamento, dividido en una Cámara de los comunes, electiva, y una Cámara de los Lores, ocupada por familias aristocráticas. Las elecciones para la Cámara de los comunes estaban dominadas por la aristocracia terrateniente y los propietarios inmobiliarios, que también controlaban las administraciones locales, era así, un sistema aristocrático, con excepción de Londres. La aristocracia inglesa, era abierta, asimilaba a las fuerzas y fortunas emergentes y tenía un profundo sentido de responsabilidad como clase dirigente. Jorge 3 (Hannover), trato de imponer su propia influencia en el Parlamento al predominio de la aristocracia whig. El rey vio en Pitt (jefe del partido conservador, tory), un fiel hombre que supo interpretar la voluntad y los intereses nacionales en la política hacia Francia. Promovió la pacificación tras la guerra con las colonias americanas (1837), intentando abrir (tratado comercial de Edén 1876) el mercado francés a los productos y al comercio británicos. Logro extender el dominio británico en la India (posesión colonial más valiosa al perder las colonias americanas). Se opuso más tarde con firmeza a la Francia revolucionaria y napoleónica.

La opinión pública favorable a la revolución francesa fue siempre una minoría. Pero por temor se impusieron medidas represivas. El whig debió renunciar a la batalla por una reforma electoral que eliminara o limitara los corruptos procedimientos electorales y por la plena emancipación de los católicos.

El proceso de Transformación económica (Revolución Industrial) caracterizara a Inglaterra entre el final del siglo 18 y las primeras décadas del siguiente. Se discute el uso de la palabra revolución porque no es un acontecimiento que se pueda datar en un año determinado, sino que es un proceso. Se puede emplear la denominación Revolución Industrial, con la conciencia de los problemas que implica, pero con la convicción de su influencia sustancial en la primera fase de una enorme transformación.

Solo en el siglo 18 maduraron en Europa las condiciones para un crecimiento continuado hasta nuestros días. Esas condiciones se dieron primero en Inglaterra, donde la agricultura había logrado importantes mejoras en el rendimiento y la productividad, donde la actividad, la actividad comercial interna y los intercambios coloniales e internacionales, habían conquistado importantes mercados de salida y permitía una gran circulación de mercancías y capitales, donde ya existía experiencia y tradición manufacturera, principalmente en la producción de lana, sostenida por grandes extensiones de tierras dedicadas a la cría de ovejas.

Solo la mayor productividad permitía sostener a los trabajadores que se desplazaban al sector industrial y a la creciente población urbana.

Las invenciones fueron el primer paso hacia la construcción de maquinas cada vez más complejas y costosas. Hacía tiempo que había prototipos, pero no muy buenos, desde el siglo 17 se le puede atribuir a Italia cierto primado en la materia gracias al tejido mecánico de seda. Pero la difusión del maquinismo debía ser estimulada por una demanda  y un mercado en importante expansión.

  1. El desarrollo comercial, la mecanización, la cuestión social.

El área más importante  para el total de las exportaciones inglesas hacia el final del siglo 18 fueron las islas y los territorios americanos. Es importante para el empuje de la R.I la posición dominante que hubiera alcanzado Gran Bretaña en el dominio de los mares y en el comercio nacional e internacional, y el Estado favorecía el desarrollo mercantil y manufacturero con algunas medidas. En Manchester, la manufactura del algodón origino una expansión que se transmitió e impulso también a otros sectores: la fabricación de maquinas, de calderas de vapor, la explotación minera del carbón, la modernización y mejora de las vías de comunicación y el sistema crediticio.

La hiladora mecaniza podía realizar por sí sola el trabajo de más de 200 obreros y producía un hilo más resistente y fino que el elaborado a mano. El perfeccionamiento de la máquina de vapor, usada al principio en la minería, puso a disposición de la industria una nueva fuente de energía, que también influiría luego en los transportes, contribuyendo a abrir, junto con el progreso de la fundición y elaboración del hierro, lo que se considera la segunda fase de la industrialización: la era del ferrocarril.

Tanto en Inglaterra como en otros países el aumento de la productividad del trabajo y el progreso de los sistemas de fabricación fueron factores fundamentales de la transformación industrial. El empresario industrial, que reunía maquinas y obreros en un fabrica, dirigía, controlaba y comercializaba la producción, se imponía a los comerciantes que entregaban la materia prima a los trabajadores a domicilio, dispersos en el campo y recogía el producto final para ponerlo en el mercado. A medida que el sistema se extendía, crecían los obreros de fábrica, aumentaba el éxodo del campesinado y  nacía el proletariado industrial, a la vez que se diferenciaban las tareas (especialización). Aunque durante mucho tiempo coexistieron las formas nuevas y las antiguas. A partir de los años 30 la cuestión social se torna un tema central y el proletariado industrial adquirió fuerza e importancia ideológica.

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