EDIFICIO CAROLINO: LEGADO ARQUITECTONICO DE PUEBLA

EDIFICIO CAROLINO: LEGADO ARQUITECTONICO DE PUEBLA

Por: Juan Carlos Arroyo Mena

El Edificio Carolino es una de las más importantes construcciones de la ciudad de Puebla, ubicada en la 4 sur 104, en la zona del centro histórico de la capital, su arquitectura es reconocida por su belleza e historia escrita en sus muros y pasillos.

Su belleza se contempla en sus pilares, arcos de medio punto, cornisas, marcos de ventanas, remates con jarrones y gárgolas en forma de cañón y por el trabajo de cantera gris de influencia manierista, esto se refiere a que el artista encontraba una forma personal de interpretar la arquitectura. Sus ambulatorios o corredores se cubren con cupulitas de media naranja.

El portón principal es de finos tablones enmarcados en piedra de cantera. El edificio es de dos niveles. Al centro de la fachada hay una placa dedicada al Jesuita Juan Gómez. Un arco impresionante de cantera separa los dos niveles, donde se encuentran siete balcones con ventanas resguardadas por bellas forjas de hierro. En el remate central se localiza el Escudo Nacional, a la derecha el escudo de la Universidad de Puebla y a la izquierda el escudo del Colegio del Estado.

La entrada principal conduce por un vestíbulo dando paso a una serie de hermosos patios con distintivos detalles cada uno. El primer patio se encuentra cruzando la escalera principal, la escalera es de grandes dimensiones y está decorada por una serie de pinturas que recuerdan el patronato del rey Carlos III.

En esta interconexión de patios edificados, se llega al segundo patio, que es un jardín. Se cree que éste era una especie de huerto, donde los jesuitas plantaban los frutos necesarios para su consumo. En el segundo patio se encentra la estatua del fundador del Colegio de Espíritu Santo, Don Melchor de Covarrubias.

Don Melchor de Covarrubias llegó de España a América en 1530, siendo uno de los primeros pobladores de la nueva Ciudad de la Puebla de los Ángeles. Y siendo benefactor de la orden jesuita para difundir la fe católica a través de las misiones, el apostolado, la enseñanza y la ciencia que se impartían en las plazas públicas, en los colegios de clase, entre la gente indígena y en cada rincón de la colonia. A pocos años después de la llegada de los españoles, los jesuitas tenián un lugar importante en la sociedad poblana.

Uno de los cinco lugares que instalaron en la ciudad, fue el Colegio del Espíritu Santo, en 1587; las materias que ahí se impartían fueron: latín, gramática, filosofía y teología aunque fue fundado siete años antes gracias a Don Melchor de Covarrubias, según se cita en la Guía de Patrimonio Religioso de la Ciudad de Puebla.

Continuando el recorrido de sus pasillos, pasando este tramo por el costado izquierdo, se accede al vestíbulo de la Biblioteca Lafragua que es incluso, más grande que la Biblioteca Palafoxiana, la cual posee 4300 libros desde manuscritos y papiros, hasta literatura contemporánea que data del año 1570, apenas pasada la primera mitad del siglo XVI.

El tercer patio se caracteriza por el conjunto de arcos que lo enmarcan, semejante a las del primer patio. En el centro se observa una antigua fuente de abasto de agua para el Colegio. Además de los tres hermosos patios con los que cuenta el Colegio, existen en la planta alta dos lugares dignos de conocer: el Paraninfo y el Salón Barroco.

Subiendo por la escalera principal, al lado izquierdo, se encuentra el Salón Paraninfo, donde es notable la sillería de madera que lo enmarca por sus cuatro costados. Al frente una hermosa puerta de madera, al fondo el gran estrado decorado con las pinturas de Melchor de Covarrubias, el patrono fundador, y del obispo Alonso de la Mota y Escobar, quien dotó las cátedras de Estudios Mayores. Por mucho tiempo sirvió de aula donde se realizaban los exámenes profesionales y actualmente se ocupa como sala de

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