EL SECRETO DE LA INDUSTRIA

EL SECRETO DE LA INDUSTRIA

¿Recuerdas cuando eras niño? ¿Esos momentos de inocencia donde pensabas que la luna te seguía a todas partes?, ¿dónde una caja y unas cuantas crayolas hacían de tu día, la mejor aventura?, vivíamos felices, solo que todavía no nos dábamos cuenta.

Pensar en esas ocasiones donde mamá se molestaba contigo y te buscaba por toda la casa y tú te paralizabas y cerrabas tus ojos… porque en tu inocente mente creías que al cerrar tus ojos te volverías invisible ó que decir de esas terroríficas noches donde tu única arma era la poderosa sabana que te arropaba y te protegía de la maligna oscuridad… lo teníamos todo, pero no nos dábamos cuenta.  

Esa noche Víctor estaba totalmente indefenso, no podía cerrar sus ojos, ya era muy tarde para ser invisible y su sabana estaba muy lejos de El, La cara pálida y todo su cuerpo congelado, eran su única compañía, sin decir ninguna palabra, sin dar la vuelta, simplemente listo para enfrentarse a su inminente final, pasaron tantas cosas en la pequeña mente de Víctor, pero nuevamente la voz grito… ¿Oye niño que haces ahí? La caída no será nada agradable.

Víctor encontró en aquella voz, un tono amigable, talvez tendrán misericordia de un pobre niño pensó, mientras giraba para dar la vuelta, su pie resbalo y fue imposible sostenerse ante tan rapidez que cayó… “Tranquilo yo te tengo” grito aquella voz de aquel misterioso sujeto que corría hacia donde estaba Víctor, tomándolo en sus brazos y poniéndolo en tierra.

Apestoso, es como Víctor describe aquel sujeto, pero si me permites poner mi mente adulta, podría decir que aquel sujeto despedía de su cuerpo olor al agua ardiente más fuerte que exista, su aliento podía quemar todas tus pestañas y su barba blanca estaba manchada de restos de comida y amarillenta por el cigarro, sus cejas eran tan gruesas que parecían cubrir sus ojos y su cabello parecía un trapeador viejo, era toda una obra de arte al espécimen más sucio.

¿Qué haces aquí hijo?, ¡corres gran peligro! Dijo aquel sujeto, mientras lo tomaba de la mano,

-Mi Amigo, mi amigo, no mi amigo, mi amigo- decía el sujeto corriendo hacia el portón del plantel, la locura se apoderaba de el, Víctor se acerco y en ese momento entre el hedor y su ropa sucia, Víctor pudo ver mas que eso, no vio una persona mala como se lo habían dicho, miro un hombre que había perdido un ser querido, lloraba como un bebe, Víctor se sentó a su lado, ya estando fuera de plantel, puso su cabeza en su hombro y le dijo esa frase que su madre Helen le decía en momentos tristes… “todo estará bien”

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