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Edad Media


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2014  •  1.545 Palabras (7 Páginas)  •  162 Visitas

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MEDICINA DE LA EDAD MEDIA

La Edad Media es el período histórico comprendido entre el siglo V y el XV. Su comienzo se sitúa en el año 475 d.C con la caída del Imperio romano de Occidente y su fin en 1453 con la caída del Imperio bizantino, fecha que tiene la singularidad de coincidir con la invención de la imprenta y con el fin de la Guerra de los Cien Años.

Antecedentes:

El imperio romano se dividió en dos durante la hegemonía de Constantino (306-337 d.C.). Entre los muchos cambios que realizó Constantino deben destacarse dos: 1) la fundación de la ciudad de Constantinopla, que se convirtió en la capital del Imperio romano en el año 330 d.C., y 2) la adopción del cristianismo como religión oficial del Estado. La separación del Imperio romano en occidental y oriental se acentuó con la invasión de los "bárbaros" (francos, alemanes, visigodos y godos) en Occidente. En cambio, en Oriente las actividades se concentraron cada vez más en Constantinopla, que se transformó en el centro de la cultura que se conoce como Bizancio y que duró 1 000 años, hasta 1453, en que Constantinopla fue conquistada por los turcos.

Al lado del ocaso del Imperio romano occidental, el episodio más importante de esa época fue el surgimiento del cristianismo, primero como una secta religiosa menor y perseguida, pero muy pronto también como un movimiento cultural y político.

La civilización bizantina era una combinación de cultura griega clásica, leyes romanas, cristianismo e influencias artísticas orientales. Mientras el Imperio romano occidental era invadido por los "bárbaros", Roma se transformaba en una pequeña comunidad, Constantinopla floreció como el centro del Imperio romano oriental, conocida como la "Nueva Roma", y los bizantinos se llamaban a sí mismos romanos.

Al disminuir el prestigio del imperio romano por las disolutas costumbres de los poderosos y el descontento de una gran mayoría de súbditos que trabajaban en condiciones de esclavos en bien de sus amos, además una serie de epidemias contribuyeron a generar un ambiente favorable al crecimiento o retorno de las religiones paganas. La plaga de Orosio que se presentó después de la famosa invasión por la langosta que destruyó por completo las cosechas, costó la vida a más de 1 000 000 de personas en Numidia y en la costa de África; la plaga de Antonino (o de Galeno, porque fue la que obligó al famoso médico a abandonar Roma) y de la que morían miles de personas al día en Roma; la plaga de Cipriano, posiblemente de sarampión, por su naturaleza extremadamente contagiosa y la afección frecuente de los ojos.

Medicina Cristiana

Por todos los hechos mencionados anteriormente la medicina cayo fácilmente en manos de los charlatanes, astrólogos y aventureros que se aprovecharon de la penuria e ignorancia de gentes que habían perdido la confianza en los médicos al comprobar su impotencia para contener las epidemias. Se abrieron así las puertas de la superstición y los amplios horizontes del poder sobrenatural.

Frente a la miseria y a las catástrofes, la religión cristiana se presentaba como una oportunidad de salvación para los humildes y los más desesperados, ya que Cristo aparecía como médico de cuerpos y almas; la Biblia contiene numerosos relatos de curaciones milagrosas realizadas por Jesús y algunos santos. El cristianismo incluye los conceptos de caridad y amor al prójimo, por lo que espera de todos los fieles los mayores esfuerzos para aliviar el sufrimiento de otros. Esto se hizo aparente en las epidemias ya que los cristianos atendían y cuidaban a los enfermos a pesar del grave peligro que había de contagio. La medicina se redujo a la caridad, considerando pecaminosos todo intento de investigación acerca de las causas de la enfermedad, porque se aceptaba que eran la voluntad de Dios. De esa manera surgió la medicina religiosa cristiana, en la que el rezo, la unción con aceite sagrado y la curación por el toque de la mano de un santo eran los principales recursos terapéuticos.

En esos tiempos surgieron algunas sectas místico-religiosas, como la de los esenios, que afirmaban la necesidad de curar las enfermedades exclusivamente por la fe y la invocación de poderes superiores; la secta de Simón Mago, que combinaba elementos órficos, pitagóricos y del culto a Esculapio y ofrecía ritos mágicos.

El culto de los santos formó parte importante de la medicina religiosa cristiana. Entre los primeros médicos cristianos que fueron beatificados se encuentran los hermanos gemelos Cosme y Damián, originarios de Siria, que curaban por medio de la fe y que fueron perseguidos y decapitados por Diocleciano, con lo que se transformaron en patrones de los médicos. Otros santos se especializaron en distintas enfermedades: San Roque y San Sebastián protegían contra la peste, san Job contra la lepra, San Antonio contra del ergotismo, Santa Lucía contra las enfermedades de los ojos, San Vito contra el tarantismo, San Blas a los enfermos de la garganta.

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