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Egipto Y Los Viajes

natalitia3 de Diciembre de 2013

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Los viajes en Egipto:

Egipto, al contrario que lo que se suele afirmar, era un pueblo viajero. Se suele afirmar

que no viajaban por dos razones diferentes: 1.- Se trataba de una sociedad

extremadamente jerarquizada, lo que llevaba a cada uno a cumplir su papel en la escala

social. Los campesinos no podían viajar, ya que se encontrarían atados a la tierra, y sólo

cuando cumplían trabajos para el faraón o para la administración eran desplazados a

otros lugares. Según muchos autores, el pueblo llano tenía prohibido desplazarse si no

era por causas justificadas. Sólo los comerciantes tendrían este privilegio. Esto no es

verdad. Se ha producido una identificación entre el régimen soviético y el faraónico. Es

verdad que los agricultores estaban muy unidos a la tierra. Pero resultaría imposible

mantener a toda la población quieta cuando un tercio del año era imposible realizar

labores en el campo. Nos encontramos con numerosos ejemplos de viajes de personas

normales. Las fiestas en los diferentes santuarios eran celebradas por miles de

peregrinos, lo que resultaría imposible si no se pudiese llegar.

2.- Pero a esta situación se ha añadido otra, fruto de la gran influencia que tenía

la religión en el día a día. En pocos pueblos el más allá ha influido tanto en el más acá.

Así, cuando uno moría, tenía que ser preparado y momificado según unos ritos muy

meticulosos y que era muy importante llevar a cabo de manera escrupulosa para que el

espíritu pudiese vivir en el otro mundo. Los egipcios habrían tenían mucho miedo a

viajar por temor a morir en el viaje y que no hubiese nadie que pudiese recuperar el

cuerpo y cumplir los ritos de manera correcta, ya que de esto se encargaba la familia.

Esto pudo ser verdad en muchos casos, y pudo ser un elemento a tener en cuenta, pero

no determinante.

1.- VIAJES LITERARIOS Y MÍTICOS:

Los viajes de este tipo en Egipto pueden dividirse en dos tipos, claramente

diferenciados: por un lado, los viajes puramente míticos y legendarios, y por otro lado

los viajes literarios, que son inventados pero podrían haber sido reales.

a) Entre los viajes míticos, tenemos como mejor ejemplo los llamados “Textos de las

pirámides”. Se trata de relatos grabados en los muros interiores de las tumbas reales,

de las dinastías V a la VIII. En ellos se habla de regiones lejanas pero de manera

concreta, aunque siempre con caracteres fabulosos, así como de viajes al más allá.

b) Los viajes literarios, tienen unas características muy peculiares y propias de las

historias de viajes egipcias: Se trata de viajes protagonizados por humanos que

podrían ser reales, en escenarios reales. Existen muchísimos ejemplos de cuentos de

este tipo, verosímiles. Era lo que les gustaba escuchar. Dos de los más conocidos

fueron el de Sinhué el egipcio o el relato del náufrago, pero existen muchísimos

más:

Ejemplo de Viaje Mediterráneo: El relato de Unamunú cuenta cómo este personaje fue a

comprar madera a Siria, destinada a la reparación de la gran barca del dios Amón Ra

que estaba en el río Nilo. Desde Tebas llegó a Tannis, después de lo cual embarcó en

dirección al mar de Siria: Me despacharon con el capitán del navío Mangabuti, y así me

embarqué en el gran mar de Siria el día uno del cuarto mes de la cosecha. Llegué a

Dora, ciudad de los Zakkala, y su príncipe Badilu hizo que me trajesen diez mil panes,

una ánfora de vino y una pata de buey. Un hombre de mi nave desertó, llevándose un

vaso de oro y un saquito de plata.. Después del robo, Unamunú presentó una denuncia

ante las autoridades del puerto y, aunque le atendieron bien, no encontraron al culpable

y perdieron muchos días. Marchó por diversos puertos de Fenicia como Tiro y Biblos,

donde tuvo problemas por su personalidad problemática. Finalmente le permiten salir

del país le pasó lo siguiente: Yo me alejé del puerto de mar y el viento me arrojó al país

de Alasia. Los habitantes de la ciudad salieron contra mi con intención de matarme, y

me arrastraron entre todos al sitio donde vivía Habiti, la princesa de la ciudad. La vi

cuando salía de uno de sus aposentos para entrar en otro y le imploré. La princesa se

enfadó mucho por esa interrupción y el egipcio le dijo: Ahora que el mar se ha

encolerizado y que el viento me ha arrojado a tu país, ¿acaso no permites que me

asesinen delante de ti? Como yo soy un mensajero de Amón, me buscarán hasta el fin

de los tiempos. Y respecto a esta tripulación del príncipe de Biblos que has intentado

matar, si su señor halla después a diez de tus tripulantes, ¿acaso no los matará en

represalias? La princesa convocó a su pueblo, los detuvo y me dijo: ve a descansar.

En resumen, se pueden ver todas las características de estos cuentos: No se trata de un

campesino sino de un personaje importante pero que podría ser real (no es un semidiós,

ni tiene una fuerza sobrehumana, etc.), En segundo lugar en el desarrollo del viaje

suceden hechos, acontecimientos, narrados de forma subjetiva (en primera persona), que

ponen en serios peligros al protagonista. Esos peligros eran los que les gustaba escuchar

a la gente. En tercer lugar, por lo general los peligros no son fantasmagóricos ni irreales,

sino reales y verosímiles (excepciones como la serpiente de “El náufrago”. En cuarto

lugar, siempre terminan bien por definición, les encantan los finales felices.

Esto mismo ocurre en el caso de Sinhué, que contiene elementos como cambios

políticos, intrigas palaciegas, huidas, etc.

Sinuhé el Egipcio

Al morir el faraón AMENEMHET (personaje histórico real), su primogénito,

SESOSTRIS se encontraba combatiendo al mando del ejército y rápidamente fue

avisado para que pudiera llegar cuanto antes a palacio, ya que sus hermanos querían

también suceder a su padre.

SINUHÉ era un noble y estaba en el ejército. Había sido hombre de confianza,

administrador de los dominios en los países asiáticos y verdadero amigo del rey, y al

enterarse de la muerte de este mientras alguien avisaba a unos de los príncipes, decidió

abandonar Egipto para salvar la vida, consciente de las disputas que llevaría consigo la

sucesión. Buscó el mejor momento para abandonar el ejército y huir. Atravesé el canal

Muiti por el lugar llamado del Sicómoro. Llegué a la isla Sanafrui, donde pasé todo el

día en un prado, y luego volví a ponerme en marcha al amanecer y así fui viajando. Un

hombre que estaba al lado del camino me pidió protección pues tenía miedo. A la hora

de cenar me acerqué a la ciudad de /agau, crucé el río en una chalupa sin gobernante,

gracias al viento del oeste, y pasé al oriente por el nomo de las Carreras... por la noche

me puse en ruta y al amanecer al día siguiente llegué a Puteni, descansando en la isla

de Qamueri.

Cuando pasó la frontera, el calor, el cansancio y la falta de agua, le hicieron caer en la

arena desmayado. Al despertar, el jeque de los beduinos le reconoció, le ayudó y le

ofreció unirse a ellos.

Después de más de un año entre ellos, SINUHE, se había convertido en uno más de

ellos y se había ganado el cariño y respeto de todos. Hasta el príncipe asiático

AMUNENSHI que había oído hablar mucho de él, le citó, y tras quedar justificada su

huida de Egipto, fue invitado a quedarse en su corte. Allí SINUHÉ prosperó, se casó

con la hija mayor del príncipe, recibió buenas tierras, y fue puesto al mando de la mejor

tribu al igual que sus hijos al tener edad suficiente. (leer texto p. 38) Tan solo tuvo en

todos aquellos años un enfrentamiento con un beduino celoso de su posición, al que

venció sin dificultades con su astucia ya que el otro le superaba en fuerza.

Al envejecer sentía la necesidad de volver a Egipto y rogaba a los dioses para poder

volver a morir a su tierra y recibir sus honras fúnebres. Los dioses le oyeron sus

suplicas.

En Egipto, tras muchos enfrentamientos, SESOSTRIS I, que había conseguido llegar al

trono, disfrutaba ya de estabilidad en su reinado. Los que se vieron perjudicados en los

tiempos de la sucesión, podían ir a solicitar al rey la reposición de sus perdidas. Un día,

llegó a oídos del rey SESOSTRIS la situación de SINUHÉ y junto con regalos le envió

una carta escrita por él y sus hijos, invitándole a volver a su tierra en la que nunca había

hecho daño a nadie.

SINUHÉ repartió sus bienes entre sus hijos y regreso su tierra, donde le recibieron los

hijos del rey para acompañarle hasta él. Se le instaló en una de las casas de los príncipes

y SESOSTRIS I quiso que fuera su consejero. También le fue construida una tumba

entre las de los príncipes, con todo lujo de detalles, ordenados por el rey. Al morir fue

enterrado en su tierra con honores supremos. El final feliz es de esta manera: me

construyeron una pirámide de piedra en medio de las pirámides funerarias; el jefe de las

canteras de su majestad escogió el terreno, el jefe de la gente del collar dibujó el

...

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