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EjemploEl político y el científico

MichelAGJResumen12 de Noviembre de 2017

970 Palabras (4 Páginas)270 Visitas

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Gómez Jiménez Michelle Alejandro
Grupo: 1301

El político y el científico

El libro está dividido en dos partes en la primera nos habla sobre política como vocación, el autor define la política y las cualidades que deben tener aquellos que se dedican a ella. Partiendo de la definición del Estado. Este se define y se fundamenta por el uso de la violencia, pues nos comenta el autor en el libro que sin la violencia en el Estado imperaría la anarquía, esto se convierte es un monopolio, ya que el este (el Estado) es el único que legítimamente puede utilizarla.

Weber nos dice también de la justificación de legitimidad de la dominación, la cual está basada en el liderazgo, los cuales -según el autor- hay tres tipos de fundamentos para este: El carisma, la legalidad y la tradición. Se puede decir que la política es una lucha constante por conseguir lo imposible, con pasión, sentido de la responsabilidad y mesura, a fuerza de tenacidad y constancia. Cualidades a las que se suman en un político con tal vocación, la humildad.

Nos comenta Weber que los líderes carismáticos son los que mueven a las masas sólo por su gracia personal, logran que las personas hagan lo que ellos dicen basados en la confianza que ellos inspiran. También nos dice que un político debe vencer la vanidad, y es en ello donde encontramos la primera gran diferencia con el científico. En los círculos académicos la vanidad es una “enfermedad profesional.” La especialización de la ciencia ya había entrado en un estadio de especialización antes desconocido y en el que se va a mantener para siempre, permite la vivencia de la ciencia, esa sensación que tiene el científico anónimo, un político tiene que tener pasión por lo que hace con esfuerzo y entrega.

Max Weber nos afirma que toda persona que hace política aspira al poder, pero el divide al poder, ya sea para obtener prestigio o como un medio para conseguir un objetivo o un fin. Nos dice que existen tres tipos de políticos:

  1. Políticos ocasionales: somos todos, pues en algún momento de nuestra vida participamos en las decisiones políticas, y el ejemplo que nos da es cuando emitimos nuestro voto en las elecciones
  2. Políticos semiprofesionales: son aquellas personas que se dedican a la política por necesidad, el ejemplo más claro es el de los funcionarios públicos.
  3. Políticos profesionales: son los que viven para la política, según el autor este tipo de políticos son una nueva era, están capacitados, preparados y son intelectuales.

Weber nos dice que un buen funcionario/político no debe de hacer política, sino que debe dedicarse a cumplir con sus labores, ya que para eso son están en sus puestos. Algo que me llamo mucho la atención que se habla en el libro y que tiene que ver con nuestra carrera es que dice que los periodistas, para él son políticos de tiempo completo, ya que se dedican a la política no solo en tiempos electorales (campañas/elecciones) sino todo el tiempo.

En la segunda parte, el autor dedica un buen espacio a la ciencia aplicada, al sentido de la ciencia, criticando la dirección que en aquellos momentos había adquirido entre los jóvenes científicos de principios del siglo XX. Hace una comparación entre los estudiantes alemanes y americanos en el sentido de que las posibilidades y oportunidades son muy distintas, nos habla de que en los alemanes no tienen un apoyo y tienen que remar contra corriente, mientras que los americanos les dan todas las herramientas para que se dediquen a esto.

También nos dice que, a pesar de todos los logros, avances, conocimientos y problemas nuevos, se cuestiona, si la medicina puede plantearse preguntas sobre si la vida es digna de ser vivida o cuándo deja de serlo, cuando mantiene vivo al enfermo incurable, para acabar afirmando que, en definitiva, todas las ciencias de la naturaleza responden a la pregunta de qué debemos hacer si queremos dominar técnicamente la vida.

Por todo ello, es imposible ser al mismo tiempo hombre de acción y hombre de ciencia sin entrar en profundas contradicciones entre ambas vocaciones. Esa contradicción se manifiesta tanto más cuando los totalitarismos se valen de las ciencias, especialmente de las ciencias humanas y sociales, para someter a los fines de su acción política la investigación científica. Así, a los físicos de la ex URSS se les podía hacer “comulgar” con el materialismo dialéctico, pero no podían dictárseles sus fórmulas ni ecuaciones. Max Weber no se cansaba de mostrar que, en política, ninguna medida concreta puede revestir la dignidad de una verdad científica. Es imposible favorecer a un grupo sin perjudicar a otro, demostrar que un progreso de la producción global no se paga demasiado caro con la ruina de los pequeños comerciantes, o el empobrecimiento de una región desfavorecida. Sólo se puede decir con certeza que una medida determinada es conforme al interés común cuando incrementa las satisfacciones de algunos sin disminuir las de nadie.

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