El Cambiante Pasado

El cambiante pasado

Por Lynn White, jr.

La historia se hace mas rápido de lo que podemos absorberla. Por primera vez nuestra época contempla una historia que se ha tornado universal, la cantidad de datos es abrumadora.

Las activas excavaciones de los arqueólogos contribuyen a complicar aún más las cosas, pues no solo desentierran cosa, sino culturas completas que pocos años atrás no se conocían. No se sabe qué hacer con tanta historia disponible.

Lo que apasiona a los historiadores no es solo la expansión cuantitativa de la historia en tiempo y el espacio. Sino el reciente descubrimiento de nuevas formas de interrogar a los muertos, nuevos métodos de interpretar y comprender las huellas dejadas por antiguos pensamientos y hechos. La historia cambia en cualidad.

El desarrollo contemporáneo de las ciencias naturales ha permitido enriquecer el equipo del historiador con nuevas y poderos herramientas.

La capacidad para dejar constancia escrita de las experiencias vividas mediante cualquier sistema de escritura, sea o no alfabético, nunca ha sido sinónimo de inteligencia o vitalidad. El iletrado, no por ello necesariamente inculto es tan importante como el habitante ciudadano, se ha sorprendido más de una vez al verse sometido a ese mismo bárbaro y obligado a modificar sus artes y su orden social para adaptarlos al gusto de su nuevo amo.

Desde la invención de la agricultura, la gente ha estado en tan estrecho contacto con las plantas que el desarrollo actual de la botánica torna accesibles tipos completamente nuevos de pruebas históricas. Es posible descubrir cambios climáticos a través de los cambios producidos en las clases de árboles y plantas.

Los botánicos han renovado viejas controversias al hallar pruebas convincentes de un doble contacto entre Asia y América del Sur desde épocas muy remotas.

Desde mucho se conocen ciertos elementos específicos comunes a Asia y al Nuevo Mundo (parcheesi, cerbatanas, el ábaco, jeroglíficos, juguetes de cuatro ruedas, el cero, motivos decorativos), pero la mayoría de los historiadores han considerado la cuestión como una mera coincidencia.

El desarrollo actual de los estudios históricos se debe solo en pequeña a las técnicas y métodos de demostración proporcionados por la ciencia natural.

Los historiadores han permanecido atados a los documentos. Los testimonios escritos de que dependieron en el pasado son, el producto de las clases altas, y reflejan sus interese y aquellos problemas que constituían el tema de su conversación. La conservación de tales testimonios comenzó con minúsculo grupo dominante de sacerdotes y gobernantes. A través de los siglos, muchos miembros de la nobleza, y algunos grandes mercaderes, se introdujeron poco a poco en el círculo encantado de lo “histórico”. Solo en la época de las revoluciones francesas y norteamericana las grandes masas se articulan y surgen claramente en los registros históricos.

Los cambios en las llamadas bellas artes y en la literatura constituyen refinamientos del arte folclórico y la literatura oral de la gente común, así también la música armónica y la poesía rimada, tienen orígenes humildes.

Desde los primeros tiempos, la tierra se distribuía entre los campesinos en porciones suficientes para mantener a una familia, el supuesto básico era el cultivo para la subsistencia. Se produce un gran cambio en los métodos agrícolas en el norte de Europa. Durante la primera parte de la Edad Media se comenzó a usar un nuevo tipo de arado pesado provisto de una orejera para remover la tierra, con el antiguo arado se necesitaban dos bueyes, ahora se necesitaban cuatro. Ningún campesino poseía esa cantidad de bueyes propios. Todos formaban un fondo común con sus animales, con un solo arado. La norma para la distribución de tierras dejó de ser las necesidades de una familia, y se transformo en la capacidad de una nueva

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