El Pueblo De Capula

A 17 kilómetros del municipio de Morelia se ubica la tenencia de Capula, una de las poblaciones michoacanas donde la actividad artesanal sigue vigente y representa una de las más importantes fuentes de ingresos para cientos de familias que ahí habitan.

En el año de 1550 los residentes de Capula aprendieron el arte de la alfarería con don Vasco de Quiroga, durante siglos se caracterizaron por la elaboración de ollas y cazuelas de barro blanco y colorado, luego se perfeccionaron en técnicas decorativas como el punteado fino, y desde hace aproximadamente tres décadas cautivan a propios y extraños con sus coloridas y bien delineadas Catrinas.

El descrédito de la cerámica cristalizada por supuesto contenido de plomo, hace más de una década generó un severo impacto en la actividad artesanal de Capula, ya que aproximadamente el 50 por ciento de los artesanos de aquel entonces abandonaron las labores para emigrar al vecino país del norte o buscaron emplearse en la capital del estado.

Así lo comentó el jefe de tenencia, José Luis de la Cruz Neri, quien informó que según el recién efectuado Censo de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en Capula habitan actualmente seis mil 500 personas, y de ellas el 40 por ciento se dedica a la actividad artesanal.

El dirigente de la Unión de Artesanos de Capula, que aglutina a 120 orfebres, Raúl Fuentes Cortés, difirió de lo señalado por la autoridad auxiliar. En entrevista con Cambio de Michoacán, manifestó que desde su percepción el 80 por ciento de la comunidad se dedica a la actividad artesanal.

Agregó que para que ésta sea verdaderamente redituable requiere de más apoyos en material, créditos para el artífice, mayor publicidad, así como la edificación de mejores accesos y labores de rehabilitación en el pueblo, a fin de que repunte la afluencia de turismo.

Con el paso del tiempo, narró, las técnicas de moldeado y decoración han cambiado, y la característica florecita “capulineada” o con simples pétalos, se sustituyó con otras imágenes rellenas a base de puntos finos hechos a mano. Principalmente se usan figuras representativas de Michoacán como el pescado blanco del Lago de Pátzcuaro y la mariposa monarca.

De la Cruz Neri, quien desde la etapa infantil se inició en el mundo de la artesanía, relató que a principios de los años 80, el escultor y pintor Juan Torres arribó a la comunidad e introdujo la elaboración de Catrinas de barro, arte que aprendieron los nativos y comenzaron a desarrollar para su venta exitosa en las ferias y tianguis artesanales.

“La Catrina vino a desbancar a las ollas y las cazuelas” dijo, antes de exponer que la escultura de la Muerte con elegante vestidura hecha en Capula le ha dado la vuelta al mundo, pues con vínculos comerciales generados de manera particular por cada familia, se ha exportado a Argentina, Alemania, Holanda,

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