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El Renacimiento (Peter Burger)


Enviado por   •  21 de Mayo de 2014  •  3.399 Palabras (14 Páginas)  •  1.173 Visitas

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El renacimiento europeo, y su origen en Italia

Resumen

A través de este ensayo Peter Burke pretende analizar lo que fue el Renacimiento, a partir de tres puntos lo bastante importante, en primera media está el aclarar lo que realmente fue el Renacimiento, segundo el papel que jugo Italia dentro de un juego de variables complejas y tercero la desintegración del Renacimiento, lo que para otros autores correspondería el fin del mismo. Tales parámetros llevan sobre si la idea de demostrar que el Renacimiento no es más que un movimiento, que al ya no tener cabezas visibles se desintegro, y adicionalmente que este no es un proceso simple, si no lo suficiente complejo al igual que extenso.

Palabras Clave

Mito, modernidad, Renacimiento, Italia, Europa, desintegración.

El gran historiador británico Peter Burke inicia su trabajo ubicando al Renacimiento como un movimiento histórico, antes que un episodio o acontecimiento. Aclara la limitación espacial de los hombres y sociedades renacentista entre 1330 y 1630, resaltando que no toda Europa occidental conoció particularidades de ese movimiento. Es meticuloso en ese sentido, al mencionar que, es una historia de una corriente que inició con Petrarca y concluyó con Descartes; y que sus bases estuvieron guiadas, tanto a la innovación, como a la renovación de tradiciones antiguas grecorromanas.

Ahora bien, uno de los tantos interrogantes que aborda Burke en su trabajo es la relación del movimiento renacentista con el mundo islámico; llegando inicialmente a la conjunción entre ambos espacios geográficos, socioeconómicos y de mentalidades (p. 13). El autor hace una serie de cuestionamientos acerca de cómo se constituyó el Renacimiento a partir de la recepción de particularidades culturales fuera de la Europa occidental. Asimismo, a las redes y grupos que sirvieron como canales de interacción social en un conjunto amplio de la población, muy por encima de los héroes (p. 18).

En esa relación de grupos y sociedades también se halla la geográfica. Burke señaló que la mayoría de estudios sobre el Renacimiento toman como punto de partida a Italia, lo que considera acertado en la medida que incluya otras regiones de Europa, como Croacia y Hungría, y se analice cómo se considera, en los estudios sobre sociedades renacentistas, la relación entre los centro y periferias del mismo movimiento. Precisamente, es en ese punto donde el estudio e Burke se distancia de otros trabajos sobre el Renacimiento, debido a que destaca a las periferias europeas como partes esenciales del movimiento renacentista, teniendo como principal objetivo analizar la europeización del Renacimiento, o más bien, la contribución del Renacimiento a la europeización de Europa (p. 21).

En el primer capítulo, La época del redescubrimiento: Los inicios del Renacimiento, Burke aborda la primera fase del Renacimiento italiano, el cual surge en 1300 hasta aproximadamente 1490; posteriormente conocido en la historia como el paradigma clásico de redescubrimiento de lo antiguo romano, y en menor medida de lo griego. En ese apartado, hace hincapié en el periodo medieval tardío donde surge el Renacimiento, ampliamente rodeado de cargas artísticas, arquitectónicas y culturales, góticas, caballerescas y filosóficas escolásticas. Asigna a Francesco Petrarca el papel de pionero en los estudios del Renacimiento europeo, y la gran influencia en las generaciones que lo siguiente no solamente en Italia, sino también en gran parte de Europa (p. 29).

A partir de Petrarca, un selecto numero de estudiosos napolitanos, milaneses, romanos, florentinos, y de otras ciudades-estados italianas se interesaron por describir el nuevo momento que se estaba viviendo en los estudios humanísticos, o lo que Cicerón llamó en alguna ocasión studia humanitatis (p. 34), que comprendían generalmente las materias de ética, poesía, historia, retorica y gramática. Al mismo tiempo el problema de la compatibilidad o incompatibilidad entre el saber clásico y el cristiano se mantendría como una preocupación importante para el grupo de estudiosos durante el Renacimiento italiano.

Burke enfatiza en que el movimiento renacentista en las ciudades-estados italianas tuvo mayor visibilidad en Florencia a lo largo de 1300 y en los primeros años del siglo siguiente. En ese punto, otro selecto grupo de arquitectos como Filippo Brunelleschi, humanistas como Leon Battista, escultores como Donatello y Ghiberti, o pintores como Masaccio, crearon un contraste visible en sus prácticas, en contrapuesto a los estilos góticos, y por supuesto, debido a la exclusividad de las obras, en el caso de las pinturas, su visibilidad estaba restringida solo a un selecto grupo de personajes de la aristocracia florentina.

Al momento en que Florencia se refuerza como epicentro de una cultura renacentista, las cortes de Ferrara, Nápoles, Mantua, y Roma, reciben oleadas de artistas, estudiosos y obras, financiadas por familias ricas italianas como los Médicis. En ese punto, ya avanzado el siglo de 1400, la cancillería papal en Roma tuvo mayor poder que la de Florencia, remplazando a esta ultima rápidamente como centro de reunión de artistas renacentistas.

No obstante, la difusión del movimiento renacentista entre las cortes italianas no tuvo el mismo impacto que en Roma; al igual que la participación de las mujeres en actividades humanísticas (p. 48). En Venecia por ejemplo, la influencia del movimiento fue lenta, tanto en las ciencias humanas como en las artes visuales. Ese Estado encontró en la arquitectura de Bizancio, y de varias ciudades árabes, arquetipos más interesantes para su aristocracia que las ofrecidas por los góticos o la alternativa renacentista florentina.

La difusión por el mundo: relaciones centro-periferia.

En ese instante de Recepción y resistencia, tal y como Burke subtitula un segundo apartando, la diferencia entre las ciudades-estados italianas, y en mayor escala la cultura europea, muestran un brecha de gran envergadura. Sin duda, la sociedad en general estaba inmersa en prácticas medievales, al tiempo que, el arte caballeresco y gótico junto a la filosofía escolástica, se encontraban floreciendo en distintos puntos de Europa. Incluso, dentro del circulo de humanistas y estudiosos se llegó a considerar la existencia de un segundo renacimiento en Países Bajos, donde los contactos culturales y comerciales con italianos eran considerablemente amplios (pp. 50-52).

La

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